La cacería a Yangyang le cuesta la expulsión a Miriam
No podía imaginar por nada del mundo que sería expulsada ayer. Cuando fue preguntada expresó su duda sobre si sería Hugo, por su comentario a Cristian el jueves anterior, o Yangyang, por los suyos respecto a las diferencias entre chinos y españoles. “Depende de si se ha visto lo de Yangyang porque es muy reciente”, dijo. No era esa la variable a tener en cuenta, más importante parece saber si el comentario de la china era real o no. Pero si no hubiera existido el comentario en cuestión, la cacería a Yangyang se hubiera dado igualmente.
Miriam ayer no solo perdió la posibilidad de ganar el programa al ser expulsada contra todos sus pronósticos. También perdió la razón. Fue injusta y exagerada con Rubén, como antes lo había sido con Hugo. Diría que también con Maico. Le faltó mesura y demostró estar aquejada del síndrome del aceite, que siempre queda por encima. Siendo más sincera de lo que fue en su entrevista no hubiera echado todas las culpas a Maico y su interpretación de lo que dijo Yangyang. Y con más coherencia y menos hipocresía no habría tratado a Rubén de “fantasma” porque ella fue igual de chulita refiriéndose a este con cierto desprecio y sugiriendo que en realidad estaba interesada por alguien de esa casa que no era él.
Lamento tener que añadir a la lista la poca generosidad de negarle una disculpa directa a Yangyang. En su lugar, prefirió la enrevesada fórmula de decir que lo sentía, previa aclaración de que no acostumbra a pedir perdón. No es lo mismo sentirlo que pedir disculpas. Yangyang debió contentarse anoche con el lamento, y se quedó sin voz ni voto. La principal diferencia entre que Miriam diga que siente haber tenido la actitud que tuvo y pedir el perdón de Yangyang es que esto último pone la pelota en el tejado de la china. El perdón depende de la aceptación del otro, que puede concederlo o no. Yangyang no tuvo ni siquiera la posibilidad de decidir si aceptaba el perdón de Miriam. Esta solo expresó un lamento.
Hay actitudes que la audiencia no perdona. Ni haciendo una excepción y solicitando árnica habría podido anoche evitar su expulsión Miriam, que el domingo era la menos votada. Su porcentaje primero superó al de Hugo y finalmente quedó varios puntos por encima del de Yangyang, a quien no salvó de la expulsión haber limpiado demasiado sino el error de cálculo de su compañera. Miriam jugó demasiado fuerte a derribar al contrario. Como dije ayer, intentó tirar a los otros dos nominados al foso de los cocodrilos con tanta fuerza que al final fue ella quien se precipitó de forma estrepitosa.
Aunque Maico no hubiera malinterpretado de forma interesada lo dicho por Yangyang, Miriam habría jugado igual. Habría limitado el reproche a aquello tan ofensivo para las mujeres españolas, según lo ve ahora, aunque en su momento le restó toda importancia. Su agresiva estrategia se convirtió en un búmeran que terminó golpeándola a ella misma. No solo fue a por Yangyang, sino también contra Hugo, teniendo en este caso el agravante de la apariencia de traición. Cambiar de grupo de repente también suele ser castigado por la audiencia votante.
Fue saber que subía a la terna de nominados y Miriam empezó a renegar de Hugo, recuperando el reproche de que está ahí gracias a ella. Un argumento que rebosa prepotencia y está hecho desde una superioridad moral no justificada. Su cambio de bando fue más discreto que el de Laura, y no tan torpe, pero igualmente peligroso. No obstante, esto solo podría tener como consecuencia quedar en votos por encima de Hugo. La expulsión fue exclusivamente por participar en la inexplicable cacería a Yangyang y por cargar tanto las tintas en contra de esta para asegurarse su expulsión anoche. ¡Error!
La expulsión de Miriam nos brindó varios momentazos inolvidables en una gala de lujo, una de las mejores en mucho tiempo. Me gusta ver a Jorge Javier implicado y vibrante como anoche. Gran Hermano es eso y así me ha gustado siempre. La cara de Miriam cuando le comunicó su expulsión era todo un poema, pero el poema de una tragedia griega. Como decía anoche @VengadorT, parecía Nicole Kidman cuando descubre que la muerta es ella. Enormes los momentos de la vuelta a la casa de Hugo primero, y Yangyang después. Laura no podía abrir más la boca, Carlota apretaba el mentón y Mina se tapaba la cara con las manos. Gran Hermano en estado puro.
En la entrevista tuvo que variar sus argumentos según lo que fue viendo. Su amiga y defensora en plató la puso en vereda cargando las culpas contra Maico. No es mala salida, aunque había estado más acertada antes diciendo que los alegatos de su amiga el martes fueron un error. El instinto de autoprotección y ese síndrome del aceite que antes mencioné pueden servir de explicación a que Miriam no fuera demasiado sincera. Luego su despedida fue explosiva, más en su línea. Ahí fue cuando se puso el machete entre los dientes y repartió granadas de mano a diestro y siniestro. Genial para el espectáculo, pero feo e injusto para sus compañeros.
Con Hugo ya estaba todo roto y Maico nunca fue persona de confianza de Miriam, aunque lo usase para su conveniencia cuando quiso poner a Yangyang contra las cuerdas acusándola de lo que no es. Por tanto, igual da que fuera injusta o desagradable con estos dos concursantes. No se puede decir lo mismo respecto a su actitud con Rubén. Lo que vio en su entrevista no justifica las cosas que le dijo. Tengamos en cuenta que solamente dormían juntos, sin ninguna otra implicación. Rubén va de sobradito y llegó a estar agobiado por lo que podía estar empezando a tener con Miriam. Algunos de sus comentarios son feos y poco considerados, pero insisto en que me parece desproporcionada la reacción de Miriam. La misma Miriam que la noche anterior en la radio respondía las preguntas de Cristian sobre Rubén de este modo: “Al salir de aquí cada uno seguirá por su lado. Los dos tenemos las cosas muy claras, aunque en la casa tengamos un tonteo, una caricia, un dormir juntos o lo que sea, sin ir más allá. Sé que va a quedar ahí porque no es una persona con la que pueda compartir mi vida”.
Lo dejó bastante claro Miriam, e incluso abrió la duda sobre otras posibilidades cuando Cristian preguntaba si podía llamarle la atención algún otro chico en la casa. Esto respondió la gallega: “Sí, podría pasar. Aquí hay chicos que me gustan. No son muchos, ¿vale? Pero es que, al final, mentir tampoco voy a mentir, no tengo necesidad de hacerlo. Desde luego, Rubén no es”. Cristian emplazó a un próximo programa en la radio de Gran Hermano para que Miriam fuera más concreta, pero va a tener que ser en otro foro. Hay una hipocresía importante en esto, y también la aplicación de la ley del embudo. Ella está en su derecho de jugar a lo que quiera con Rubén, y yo la aplaudo. Pero también a él. De la misma forma que me parece demencial que si una chica tontea con varios chicos se la considere una cualquiera, no veo bien que si lo hace un chico tenga que ser automáticamente un fantasma.
Rubén se quedó planchado con las palabras de Miriam y demostró mucho, una vez más, diciendo que no podía decir nada malo de ella. No lo hará. Anoche la echaba mucho de menos. Y la justificaba diciendo que él sabe cómo es, que le puede el carácter y se habría molestado por algo un momento antes. Más o menos fue así. No creo que merezca Rubén las palabras de Miriam en su despedida. Fue con él tan injusta y poco comprensiva como lo había sido en la casa con Yangyang. Aunque él no lo espera ni lo desea, tampoco le pedirá perdón. No es costumbre.
Sobre la débil trama de la otra Laura, novia de Cristian, no hay mucho que añadir. Me decepcionó Laura, además de parecerme bastante torpe, sobre todo su intervención primera. “No me ha gustado”, decía tras ver las palabras de su novio que merecieron la nominación de Hugo. Nada que decir, por tanto. Es justo eso lo que dijo Hugo, que no le habían gustado esas palabras y por eso le nominaba. No he terminado de entender tanto revuelo. Tienen que nominar y justificar sus puntos. Igual da decir “no me ha gustado una respuesta que me ha dado en el almuerzo” que esto. Hugo puede justificar sus nominaciones como le parezca bien, igual que hacen todos los demás. La gravedad viene derivada del hecho de que no podamos escuchar esas palabras en su integridad. Aunque mucha más gravedad le otorgaba primero Jorge Javier hablando de palabras “escabrosas”, duro calificativo; y luego Laura cuando dijo: “No se le puede llamar maltratador”. No lo habíamos pensado, pero si ella lo dice debe ser por algo. Seguro que se trata de una equivocación.
Nadie pretende decidir lo que otros pueden o no decir. Hugo solo dice que no le gustó escucharlo. Personalmente, no soy ningún guardián de la moral, pero no le cuento a nadie lo que hago en la cama. Tampoco quiero que nadie me cuente lo suyo. No hay más. En la parte de Petra tampoco estuvo fina Laura. “No te voy a decir puta”, le dijo así de sopetón. Es una de esas negaciones que tanto afirman. No seré yo quien diga que Laura sí ha pensado tal cosa de Petra. O sea, que ya lo he dicho, aunque sea negándolo. Son negaciones más asertivas que muchas afirmaciones. Y Cristian me pareció poco delicado con Petra. Ni siquiera se interesó en saber por qué estaba ahí delante, viendo como achuchaba a su novia sin saber ni donde mirar.
Observatorio de nominaciones
La noche dio para mucho, por lo que voy a evitar extenderme demasiado en la interesante ronda de nominaciones. Estaba claro que Laura se iba a convertir en opción nominatoria de muchos, a pesar de haber cambiado de grupo a media semana. Puestos a nominar a alguien del propio grupo siempre se van a decantar por el nuevo. También estaba claro que Javier iba a estar entre los más nominados, a pesar de haber reculado tras su queja por las bromas “de tipología racista”.
Así se sucedieron los votos anoche:
Hugo > Carlota (3), Petra (2) y Cristian (1)
Rubén > Juan (3), Petra (2) y Carlota (1)
Gabaldón > Javier (3), Maico (2) y Yangyang (1)
Laura > Maico (3), Hugo (2) y Yangyang (1)
Yangyang > Maico (3), Javier (2) y Gabaldón (1)
Maico > Javier (3), Yangyang (2) y Carlota (1)
Juan > Rubén (3), Laura (2) y José María (1)
Pilar > Laura (3), Hugo (2) y Rubén (1)
Daniel > Maico (3), Hugo (2) y Laura (1)
Petra > Hugo (3), Rubén (2) y Laura (1)
Javier > Maico (3), Yangyang (2) y Gabaldón (1)
Mina > Javier (3), Hugo (2) y Maico (1)
Carlos > Javier (3), Maico (2) y Hugo (1)
Cristian > Hugo (3), Javier (2) y Maico (1)
Carlota > Maico (3), Hugo (2) y Yangyang (1)
José María > Yangyang (3), Maico (2) y Javier (1)
Miguel > Javier (3), Yangyang (2) y Daniel (1)
Nominados provisionales eran: Maico, Javier y Hugo. La espectadora salvó a Hugo, en consonancia con las opiniones que se pueden recoger estos días en redes sociales. Esto hizo que subiera Yangyang, de nuevo en la terna de nominados. El efecto rebote y la lástima que ha dado la china estos días durará durante los próximos, por lo que la podemos considerar blindada frente a la expulsión. Aunque no perdamos la cabeza, entre todos han dado lustre a este mueble. Maico y Javier se disputarán la expulsión. Aunque Javier es mucho más mueble, posiblemente salga Maico castigado por liante y veleta. Ciertamente lo es, ma non troppo, que dicen por Milán.
Por cierto, Juan y Pilar fueron los únicos que se posicionaron el domingo en contra de Miriam, por lo que anoche pensaban que la habían expulsado ellos. Véase la celebración de Pilar cuando volvió Yangyang, aunque ella participó en la lamentable cacería. Pilar no ha recibido ni un solo punto en las tres nominaciones de los concursantes. Es la única que tiene su marcador a cero. Pensemos en ello y en que tal vez sea oportuno repetir lo de nominar nosotros.
Moleskine del gato
Cierta ceremonia de confusión provocó que en su despedida Miriam le aconsejase a Laura que estuviera con las personas a las que ellas dos se habían acercado al principio. Unos pensaron que se refería a Hugo y Rubén, pero no podía ser porque con el uruguayo había recurrido a decir “next”, versión cosmopolita y culta de aquel “pásame a otro” de Mirentxu en Gran Hermano 10. Otros directamente no sabían a qué se refería. Por su parte, parece que Carlota y José María pueden estar en lo cierto pensando que la cosa iba por ellos. “Somos los buenos”, decía José María. No da para más, hay que asumirlo ya.