La broma tenía más intención aleccionadora que otra cosa. Por lo ocurrido después parece bastante claro que pretendían dejar en evidencia a Yanyang ante la audiencia, exponiéndola de nuevo a las críticas de casi todos. Bien avanzada la madrugada todos estaban en pie opinando sobre el tema y sometiendo a un interrogatorio grupal del que Yangyang salió como acostumbra. “¿Sabe? ¿Me entiende? No impolta. Tlanquilo, mi niño”, y así todo el rato. No sé si tuvo más paciencia ella o los otros. Posiblemente los que estábamos asistiendo a este aquelarre donde alguna de las brujas parecía más demonio que el mismo demonio.
Serían las cuatro de la madrugada cuando los que dormían desde hacía horas ya se habían levantado sumándose a la movida. Entre ellos Carlota, que volvía a la casa por la tarde. “Aterrizando”, respondía a Mina cuando esta se interesaba por su estado. Independientemente de que sepamos más o menos de lo sucedido, me alegro de su regreso y volveré a opinar de ella como concursante según lo que haga a partir de ahora y sin olvidar su trayectoria en el programa hasta el momento. Considero justo, tanto para ella como para el resto, no tener en cuenta ninguna otra consideración.
En la broma de Laura y Miriam participó Hugo como tercer elemento necesario, más bien diría que imprescindible. A Hugo le venía bien para volver a remarcar que no tiene ni tendrá nada con Yangyang. Dada la agobiante insistencia de esta y lo inútil que ha estado resultando la repetida aclaración de Hugo (llegando incluso a la amenaza de distanciarse de ella) entiendo que considerase utilizar esta broma para quitarle esa idea obsesiva de la cabeza. Me da igual si Yangyang está intentando forzar carpeta o, en su defecto, el papel de pobre chica rechazada por el chico que le gusta. Puede que de verdad le guste Hugo (no sería la única, aquí fuera hay legión) o incluso que esté enamorada perdidamente de él. Su actitud me parece excesivamente impostada en cualquiera de los casos.
Lo importante no es lo que realmente sienta o pretenda Yangyang sino que reclame unos derechos que no le corresponden. Cuando anoche se metían Laura y Miriam en la cama de Hugo, se tapaban con el edredón y simulaban movimiento debajo protestaba porque no le gustó la broma. Fue más allá, cogió de los brazos a los tres intentando separarlos, y a Laura llegó a sacarla de la cama y llevarla por la fuerza hacia el salón muy enojada. Si no le gusta la broma está en su derecho a decirlo. Otra cosa es esa reacción airada tan histriónica. No sería honesto si oculto que me parece una actuación, auténtico paripé, vergonzante teatrillo de baja estofa.
Aquí cada cual está en su papel, solo que el de Yangyang es imposible de creer. Bien avanzada la madrugada le aconsejaba Carlota que si otra vez le molesta una broma vaya al ‘confe’ a decirlo. Creo que más bien debiera intentar no engañarnos. Estoy de acuerdo con Rubén, Miguel, Carlos o Gabaldón cuando se quejan de sus mentiras. Ni siquiera le pido que deje de mentir, basta con que intentase hacer creíbles sus mentiras. No pido a los concursantes que no me engañen, solamente que por lo menos me dejen un lugar a la duda. En este caso tengo por cierto que Yangyang fuerza una reacción más propia en una niña de ocho años porque esa es su baza en el concurso.
Una vez comprobado lo exitoso que resultó para ella tener a casi toda la casa en contra porque pensaban que limpiaba para quedar bien ante la audiencia, lo cual remató Miriam intentando forzar la salida de Yangyang para salvar su pellejo, ahora el plan es volver a provocar lástima. Yangyang está en el papel de víctima, aunque es Hugo quien tiene que soportar los daños colaterales del plan urdido por ella. Por eso le venía muy bien la broma de anoche, simulando jadeos bajo el edredón mientras era flanqueado por Laura y Miriam. Estas también tenían su papel en la historia, aunque mucho menos transparente. No tengo duda de que hicieron todo eso para desenmascarar a Yangyang.
Creo que a Yangyang ya se le había caído la careta hace tiempo. Si alguien no lo había entendido así basta con que viera la charla de la cocina entre Yangyang (en plena regresión a la pubertad) y Miguel (hablándole como si tuviera ocho años). Suerte que superé la vergüenza ajena hace tiempo. Lo hubiera sentido anoche en varios momentos, entre ellos este de la cocina. En el caso de que la cosa hubiera quedado ahí, si acaso con la conversación posterior entre Laura y Yangyang, el objetivo de terminar de desenmascarar a esta concursante podría haberse dado por logrado. Lo que vino después solo ayudaría a volver a dejar a la chinita de ‘Lanzalote’ como una pobre chica con la que todos se meten.
Ya no cuela eso, aunque sigo pensando que si fuera otra persona no la tratarían con tanta crudeza. Entiendo el enfado de Carlos o Miguel, aunque no fueron ellos los únicos que se pasaron de la raya. La misma Yangyang se puso impertinente en algún momento, y casi lo prefiero a que siga con su “no pasa nada, mi niño”. Es capaz de sacar de quicio a todos y seguir diciendo que no entiende, pero ya lo creo que entiende. Como digo, si todo hubiera quedado ahí habría agradecido a Laura y Miriam el servicio prestado. Ahora pueden abandonar la casa sin sensación de no haber hecho nada bueno. Adiós, muy buenas, y muchas gracias por todo.
Lo malo es que fuera de contexto se puede ver a Yangyang otra vez de víctima acorralada por malvados compañeros con poca empatía. La empatía con esta persona se pierde después de comprobar lo teatrera y mentirosa que puede llegar a ser. Lo bueno es que después de este servicio al colectivo, Laura dejara ver la mala intención de ella y su amiga. Han tenido a Yangyang pegada a sus culos desde que volvieron. La verdad es que nunca la han soportado. He visto el rostro de la desesperación en Miriam cuando les han encerrado en los dormitorios y Yangyang ha estado un rato hablando con ella. Me estoy refiriendo a cuando las tres formaban un pequeño grupo entre los dos más grandes que se estaban conformando en la casa. Desde entonces he tenido claro que no la tragan.
La inventada amistad con Yangyang era insostenible a todas luces. Eso explicaría el poco reparo que tuvieron anoche Laura y Miriam en provocar esa situación por la que su falsa amiga haría el ridículo más espantoso. En realidad, las cosas salieron todavía mejor porque pudieron poner a Yangyang de violenta. Si Laura no repitió una docena de veces que le había hecho daño apretándole el pecho o clavándole las uñas en su brazo no lo dijo ni una. Lo mismo Miriam, que rechazaba las disculpas aduciendo que en otra ocasión debe evitar dañar brazos ajenos. Teatrera, niñata, ridícula y hasta violenta. El retrato estaba hecho. Doy por cierta la mala intención, aunque sea un retrato nada desviado de la realidad.
Laura y Miriam han pasado de poner a Hugo poco menos que de rijoso aprovechado, quejándose de tocamientos varios, a magrearse con él bajo el edredón para poner en evidencia a Yangyang. Ni calvo ni con dos pelucas. Aplaudo que pusieran en su sitio a Yangyang, pero manda narices que sean ellas las que se atrevan a dar lecciones a los demás. Me sobró completamente el tono aleccionador de Laura diciendo a Yangyang que debía enfadarse cuando la llaman mentirosa igual que ante una broma como esa.
Aquí el más tonto hace relojes. Miguel abronca a la china por mentir, pero él cambia el discurso sobre la marcha adaptándose a la respuesta recibida. ¿A que tú crees que es verdad?, le preguntaba a Miriam. Se refería al disgusto de Yangyang ante la broma y su reacción casi infantil. Cuando Miriam le respondía que no sabe muy bien lo que pensar Miguel reciclaba su opinión en un plis-plas con una rápida finta. “A mí me pasa igual, que dudo”, contestaba entonces. Eso es tener una opinión flexible.
En el colmo del cinismo, Laura acudía al rescate de Yangyang cuando varios de sus compañeros comentaban con ella lo sucedido. “¿Tú te sientes cómoda hablando con ellos de esto? Porque este es un tema tuyo y mío”, le preguntaba. Si era un tema entre ellas dos no se entiende que en pocos minutos se lo contase a todo quisque. En ese momento apareció Gabaldón con gran acierto. Gabaldón es su nombre. Le llaman ‘el justicias’. Su palabra es la ley. A veces. Este concursante tiene apariciones estelares que le ponen en primera línea, la pole position de este concurso. Si por alguien tendría que preocuparse Hugo es por Gabaldón, único concursante capaz de arrebatarle el maletín hoy por hoy. Aunque ahora está ahí Carlota, que podría provocar oleadas de adhesiones. Comenzaba así Gabaldón su intervención estelar: “Me vas a disculpar, pero yo creo que donde no se sentía cómoda es en la broma”. Solo con eso ya podría merecer un “de repente” de los míos. “Para venir a preguntar si se siente aquí cómoda tendrías que haberte pensado si sentía cómoda allí en la habitación cuando tú estabas haciendo eso”, seguía diciendo el justiciero Gabaldón. Punto, set y partido para él.
También Daniel se anotó otro buen punto, y van varios en días sucesivos. “Yo creo que deberías de entender otras cosas. Mira bien a tu alrededor”, empezaba diciendo Dani. A este comienzo enigmático le siguió algo bastante más definido, más bien diría que definitivo: “A lo mejor tú quieres mucho a unas personas y esas personas no te quieren tanto. ¿Me entiendes?”. Se te entiende todo, Daniel. Y Maico ejerció ayer de psicólogo hippy poniéndose del lado de Yangyang. Después de hacer dos o tres preguntas tenía ya un diagnóstico. Ella estaba molesta por la broma y sus protagonistas. No le hubiera importado si Laura se enamora de Hugo y viceversa, pero le dolió que esa broma se la hicieran sus amigas.
Entre las rotundas sentencias de Gabaldón y los diagnósticos clínicos de Maico lograron que Yangyang no sacase la catana de su maleta. No sé si con la intención de acabar con todos o de hacerse el harakiri. Igual estoy usando términos más japoneses que chinos, pero la cultura del lejano oriente me queda eso mismo… más bien lejos. A todo esto, Hugo y Miriam dormían desde hacía mucho rato. Cada uno en su cama, claro está. Hugo es divino. Todos en la refriega dejándose la piel a tiras y él durmiendo plácidamente después de marcar un poquito más de distancia con la pesada de la china. Olé tú, uruguayo.
Parecidos razonables
Parecido tan razonable como inesperado entre Miriam y Emma García, de los García y viceversa de toda la vida. La presentadora que se sienta en la escalera con el micrófono en la mano y la gallega de Gran Hermano están hermanadas por su sonrisa.
Este parecido es sugerencia de @RitaSnow73. Gracias por todas las sugerencias que me estáis haciendo.
Moleskine del gato
Prefiero que un miércoles noche estén todos con las espadas en alto a verles de peloteo desde el lunes, como en semanas precedentes. En eso las cosas han cambiado mucho, y no puedo más que agradecerlo. La broma que tanto enojo produjo a Yangyang nos arregló el día proporcionándonos una madrugada que fue Gran Hermano en estado puro. Si pudiera detener el tiempo lo haría. Quiero seguir viendo a este grupo por más tiempo. Son casi todos muy taimados, analizan bastante bien el juego y saben lo que hacen. Esta noche se marchará Daniel o lo hará Carlos, y no podré evitar la sensación de que es una expulsión injusta. Son dos grandes concursantes. Ayer Carlos dio una auténtica lección de Gran Hermano. Posiblemente es el que más sabe y conoce este concurso de los que están ahí dentro. Daniel no le va mucho a la zaga. Es una pena, amigos.
Hoy tenemos una fiesta, con Jorge Javier Vázquez al frente. No será tal para el expulsado, como de costumbre. Si al final hay uno o dos intercambios tampoco lo será para quienes deban salir de la casa. Lo compensa que estará cantando en la casa Antonio José, que es el buen rollo personalizado. Me gustan las noches de fiesta e intuyo que la de hoy va a ser de las buenas.