La alfombra ha regresado
Igor fue ayer el quinto pasajero. Al menos habremos de reconocer la ventaja sobre el octavo pasajero de la suboficial Ripley. Este tiene mejor aspecto. Más que un alien lo que regresó ayer a la casa más famosa de Guadalix fue la alfombra. Así lo dijo Igor, hablando de Sonia en su encuentro con Álvaro: “Mi sensación es que ha metido la caca debajo de la alfombra, pero la alfombra ha regresado”. Se refería a que tras su salida de la casa, Sonia le había cargado de comentarios negativos, atribuyéndole incluso cosas que ella misma había dicho, al no estar ya presente.
No deja de ser una inveterada costumbre española: hablar mal del ausente. En este caso, además se le echan las culpas. Es como aquella vez que en la sala de espera del médico de cabecera (entonces lo llamábamos así) un adulto se tiró un pedo, afeando el gesto a su hijo como si hubiera sido cosa suya, y entonces otro padre presente le dijo: “Qué bueno que haya niños para echarles la culpa”. El peligro de cargar las culpas al ausente es que cabe la posibilidad de que regrese. Eso es lo que pasó ayer con Igor.
Se trataba de un regreso anunciado, esperado y deseado. Lo decía de buena mañana Álvaro: “Hoy va a venir Igor, el deseado”. Volvía la alfombra, aunque en este caso la mierda que supuestamente había depositado Sonia debajo había llegado unos días antes. Incluso llegaron otras mierdas que trajo Miriam y tal vez venían de otro sitio distinto. Otras alfombras, con sus flecos aún sin arreglar. La metodología empleada por Igor fue la misma para todos sus compañeros, algo pensado claramente con anterioridad.
A todos les dejó hablar primero, ofreciéndoles que le hicieran preguntas sobre aquello que les ofreciera duda. Luego hablaría él. Solo Sonia declinó el ofrecimiento, lo cual no dejaba de ser contradictorio con una de sus principales quejas tras el anterior encuentro, del que se cumple hoy una semana. Tal vez la semana más brillante de esta edición y una de las que habremos de recordar dentro de la pequeña historia del programa. Se quejaba Sonia de que Igor no le había dejado hablar. Ya demostramos aquí mismo que no se trataba de una queja fundada ni demasiado justa, ya que trascrita la conversación en su integridad y tras realizar el conteo de palabras (cualquier procesador de textos ofrece esta posibilidad) la proporción había sido de 6 a 4 palabras de cada 10. No es cierto que no la dejase hablar, tan solo había hablado un poco más Igor.
Si entonces se quedó con ganas de hablar habría sido lógico que ayer comenzara ella diciendo todo aquello que ha estado comentando en la casa a sus otros compañeros sobre aquel primer encuentro. Pero Sonia no quiso aprovechar la ocasión, igual que desaprovechó el momento para dar muestra de una mínima educación negando un mínimo saludo a Igor, que le preguntó nada más encontrarse en el gimnasio: “¿No me das un beso?”, a lo que respondió con una adusta negación.
Igor no solamente repitió con todos el aspecto de la presentación formal del encuentro sino también el esquema de su argumentación. Tras lo sucedido los últimos días tenía la posibilidad de intentar recuperar la confianza de sus compañeros, que había perdido de forma general y estrepitosa por la versión dada por Sonia del anterior encuentro de ambos y por lo comentado por Miriam, primera visitante el viernes pasado. Hasta el orden de las visitas había sido escrupulosamente calculado por el programa. Hay que hacer un monumento a la mente pensante de la trama que ha acompañado esta repesca porque no tiene desperdicio alguno. El suspense provocado entre el viernes pasado y ayer mismo (espacio habido entre los encuentros con Miriam y con Igor) es digno de la película más taquillera, habiendo tenido todos esos días a la casa en vilo. Y lo mismo nosotros al otro lado del espejo.
Para recuperar esa confianza, Igor utilizó argumentos comunes para todos sus compañeros, aunque también algunos personalizados para los cuales me dio la impresión de que iba midiendo la oportunidad de utilizarlos y en qué momento lo hacía. A todos les contó que al salir de la casa había recuperado su vida anterior. Es decir, está feliz con su mujer y su hijo. “No todo el mundo puede decir lo mismo”, decía Igor, refiriéndose de forma inequívoca a Miriam. No hacía falta explicar nada en este caso puesto que ella misma contó que está soltera, por lo que todos saben de su ruptura con Mai.
La conclusión de Igor era la siguiente: “No se habrá visto muy mal fuera lo que yo he hecho aquí dentro”. No se explicaría si no que hubiera recuperado su relación truncada con anterioridad a entrar en la casa. Sin embargo, Miriam se encontró con la suya rota al salir. También se apoyaba Igor en otro argumento incuestionable, de esos que tanto le gustan a este gato: ha sido el segundo más votado por la audiencia para volver a la casa. Bien argumentado y sin necesidad de dar muchas explicaciones, sugiriendo de forma no muy detallada, Igor daba a entender que fue expulsado por el morbo de su relación con Miriam. “El único problema que he tenido en esta casa ha sido Miriam”, decía. Tras las explicaciones deseadas por la audiencia, era esa misma audiencia la que lo quería dentro de nuevo.
Llegó a presentar a la náufraga titánica como una mujer despechada, lo cual apoyaba su defensa. La pregunta de por qué el viernes había vertido toda esa mierda sobre él quedaba así explicada. Lo siguiente era hacer entender por qué había elegido a Sonia en la última gala para un encuentro que entonces desconocía si iba a ser o no el único. Solo explicitando esto último despejaba ciertas dudas y justificaba en parte su decisión. Si hubiera sabido que habría estos otros encuentros posteriores tal vez habría elegido a alguien con quien tener un encuentro amable. Ya le diría a Sonia lo que pensaba después, pero es que entonces nadie sabía que habría un después. Tanto Igor como la audiencia ignorábamos que la alfombra volvería.
Una vez explicado esto el resto era coser y cantar. ¿Por qué quería hablar con Sonia? Muy sencillo, quería decirle que estaba decepcionado con ella por los vídeos vistos en sus días fuera de la casa. Lo que Sonia se había encargado de dramatizar y Miriam había magnificado anunciando poco menos que la llegada del anticristo, no era más que un amigo diciendo a otro que está decepcionado, lo cual podría tener consecuencias bien distintas. Entre ellas se me ocurre que Sonia hubiera reconocido haberse equivocado en algo, o cuando menos contemplase la posibilidad de que así hubiera sido. En tal caso podría haber existido una posibilidad de volver a aproximar posturas.
Pero Sonia prefirió no seguir ese camino sino que lo planteó como una ruptura. Como le decía ayer Igor: “La decisión de no querer tener nada conmigo ha sido tuya. Yo he venido y te he dicho: 'Esto es así'”. Sonia era contradictoria en eso porque de un lado le decía que no quería verle ahí ni saber nada de él, pero por otro decía: “Como no quieres tener conmigo nada más que una relación cordial, déjame tranquila”. También Igor era incoherente en esto al responder así sobre la decisión de tener tan solo una relación cordial: “Esa decisión la he tomado yo, no tú”.
Creo que ambos pecan de cabezonería en esto. Parece como si quisieran pelearse por quién de los dos rompía con el otro. Pasa cuando se rompe una relación de pareja: muchas veces no se sabe quién se encargó de cortar. En cualquier caso, personalmente tengo bien claro que fue elección de Sonia haber rechazado cualquier posibilidad de entendimiento. Por eso le había dejado en bandeja a Igor la explicación de por qué la eligió para el primer encuentro. “A un amigo, antes de cortar, le doy explicaciones”, decía Igor.
Con su planteamiento inicial lograba casi todos sus objetivos. Explicar por qué prefirió encontrarse con Sonia, remarcar que la audiencia le quiere en el concurso otra vez, dejar claro que su problema en la casa y causa de su expulsión había sido Miriam e invitar a la reflexión sobre el hecho de que él haya recuperado su vida familiar y de pareja mientras Miriam se encontraba con su boda anulada y rota su pareja. Todo ello dicho con el carisma de Igor, lo cual era otra de sus bazas. Lo comentaban por la noche Álvaro y Yessica. Preguntaba esta última: “¿Te sedujo Igor?”, dando los dos por supuesta su facilidad para ello.
Con todos estuvo cariñoso, excepto con los gemelos y Sonia. Estos fueron los únicos que se lo pusieron algo más complicado. A Susana se la ganó con solo decirle que está todo bien fuera, en su caso muy bien. Creo que en seguida supo interpretar que es bastante favorita. Igor utilizaba sus bazas con inteligencia, todo lo contrario a lo mostrado el viernes por Miriam. Al final, se puede trasmitir la misma información del exterior diciendo sin decir, lo cual significa hacer de la necesidad virtud. Muchos que se dedicaban a la creación en tiempos de la censura saben bien lo que es decir sin que se note.
El encuentro con Raki fue de los más amables. Ella definió muy bien la situación que vive: “Esto es como cuando se separan unos padres”. Papá Igor y mamá Sonia han estado siempre en el mismo plano de cariño para Raki, y así desea que siga. Al terminar su encuentro me pareció ver un rastro de confetis de colores a su paso. También tuvo un encuentro agradable con Álvaro, con quien habló más de Desi que de otra cosa. Con ambos se disculpó por sus palabras producto de la ignorancia sobre la condición sexual de esta concursante. Dijo que no era transexual sino un hombre vestido de mujer porque aún no había comenzado a hormonarse, y ahora se encarga de rectificar y disculparse. Álvaro se comprometió a no dejarle decir burradas de ese tipo si volvía a entrar a vivir con ellos.
De los encuentros con Yessica, Saray y Nacho no hay mucho que destacar. Si acaso que este último aprovechó para destaparse ante Igor criticando a Desi por lamerle el culo a Sonia. Hombre, justo lo que muchos pensamos que hace él. Los dos, vamos. Esto lo analizaba muy bien por la noche Álvaro en conversación con Yessica. Decía así: “Hay gente en la casa que es del club de fans de otros. Coño, valórate un poco como concursante”. Solo puso dos nombres: Nacho y Saray. Creo que a Desi la deja fuera por cariño. Las conversaciones de Álvaro con Yessica suelen dar cositas y me gusta verlos riendo por tonterías. En realidad, Álvaro es un lujo de concursante.
Los encuentros estrella serían con Kristian, los gemelos y Sonia, por tanto. Con los gemelos la cosa empieza a torcerse. Iba todo bien hasta ese momento, pero los Montoya son peleones por naturaleza y no se dejan embaucar. En realidad ahí Igor pinchó en hueso, aunque mirado desde fuera se podría jugar al juego de las siete diferencias analizando su modo de argumentar y la colección de gestos o bravuconerías de los gemelos. “Cuando tú vas nosotros hemos ido, vuelto, nos hemos vuelto a ir, hemos hecho la compra y...”, decía Gonzalo, siendo interrumpido por un Igor tranquilo y con cierta retranca: “No vayas tan deprisa, hombre”.
Kristian estuvo entregado desde el primer abrazo. De forma atropellada, como él suele hablar, le resumió un poco la catarata de sensaciones que había tenido estos últimos días, dejándole claro su amor por Sonia, lo cual está por encima de cualquier cosa sin ser incompatible con llevarse bien con quien parece ser su nuevo enemigo. Igor está inteligente también con su amigo, como con todos. Se muestra comprensivo y le pide que no pierda la relación de amor tan bonita que tiene con Sonia, sin dejar de explicarle sus razones.
Lo más importante de este encuentro llegó al final. No solo porque Igor aprovechó la ocasión para sugerirle que igual no se está equivocando al dudar de los gemelos, sino porque ahí pone en juego Igor su estrategia más dudosa. No discuto el método sino su efectividad. El último cartucho para Igor era hacer ver a algunos compañeros que tiene una relación especialmente buena con sus familiares. Supongo que para él esto cerraba un argumentario certero, aunque este último cartucho podía dañar su hombro al salir del cañón de la escopeta. Eso se llama “retroceso”, y el símil me vale para plantear la posibilidad de que al utilizar este argumento in extremis igual se estaba arriesgando Igor a perder parte del terreno ganado. O todo lo contrario.
No entra en plano, pero creo que le señala a Kristian una de sus pulseras o dibuja unas letras en su mano para hacerle saber que conoce el apodo privado de su hermano Joaquín. Por lo que entendí, poca gente le llama así y estar en el conocimiento de tal dato puede dar a entender que tiene una relación especialmente buena con su hermano. Según contó Kristian, también Juan Carlos le había contado que se llevaba bien con su hermano. “Pues ya somos tres”, decía Igor. No sé quién es, en este caso, el tercero. Con esto aún se reservaba Igor ese último cartucho del que hablo. Era el cartucho de los familiares.
Ahora vuelvo con el tema de los familiares. Antes diré que, pese a los esfuerzos de Igor, Sonia se mostró altiva y poco interesada en todo lo que habría de contarle. Esa misión estaba perdida de antemano por el escaso interés que ha mostrado ella en arreglar la situación, aunque sea mínimamente. Sonia se ha equivocado dando tanta importancia a lo que es tan solo la decepción de un amigo. Una decepción que en la casa ya suponían tras su poco amable despedida. Si Sonia no llega a dramatizar el encuentro de hace una semana todo hubiera pasado como una consecuencia más de lo mismo, incluso un modo de cerrar ese episodio. Ni Igor ni ella misma hubieran salido dañados de este episodio.
Sin embargo, Sonia decide dramatizar y dejar al descubierto su miedo. Suficiente como para que algunos en la casa saquen una conclusión lógica: si tiene tanto miedo y le ha dañado tanto la decepción de su amigo debe ser porque hay más de lo que nos ha contado. Es decir, hay más vídeos que dejan a Sonia en mal lugar. No hubieran llegado a esa conclusión de no ser por su reacción. El apoyo de Miriam al día siguiente les hace dudar y pone la casa contra Igor al dar por bueno que quiere llevar mal rollo (mal karma, dicen algunos con evidente ignorancia). También se encargó Igor ayer de dejar claro que no son esas sus intenciones en absoluto.
Es Sonia, por tanto, la que pone la situación en un callejón sin salida, responsable de que algunos compañeros, los no afiliados a su club de fans, aquellos que han decidido ser medianamente libres y no rendirle pleitesía, tengan una duda razonable. Tras la visita de Giuls el domingo y, por supuesto, después de lo de ayer, la duda se empieza a desvanecer y más de uno cree a Igor antes que a Sonia. Susana comentaba por la tarde esto a Gonzalo referido a ese Igor pintado durante la semana como un ogro: “Prefiero equivocarme por ser tonta y pensar bien, y llevarme un chasco fuera, a pensar mal de alguien y equivocarme”. Aun así, para todos esta visita de Igor ha supuesto un bálsamo para la casa. Les dejó tranquilos a todos menos a Sonia, que no comía con el grupo y prefería pasar ese rato en el 'confe', llorando de nuevo.
Es curioso que Sonia dijera esto despidiéndose de Igor: “No me pongas a parir fuera. Las cosas que yo haga en esta casa, deja que la gente vea cómo yo las hago. No des opiniones que me enfrenten con nadie”. Y digo que es curioso porque pide que no haga justo lo que ella se encargó de hacer nada más terminar su encuentro y con Igor aún dentro de la casa. Salió del gimnasio llamando cabrón a Igor, y a continuación le contó a Kristian que había estado “todo el rato gritándome”. Lo malo de mentir y tener corta memoria es que es fácil que alguien te pille en una incoherencia, porque dos minutos después decía Sonia que Igor había estado muy relajado. “A ver, aclárate, o te ha gritado o estaba tranquilo”, le contestaba Kristian. Con Igor había estado faltona y maleducada, y fuera mentía de nuevo al dar su versión.
Recupero ahora para terminar lo del último cartucho de Igor, tal vez su único error junto a esa manía absurda de decir de sí mismo que es muy inteligente. Pues demuestra lo contrario al decirlo, creo yo. Después de dejar a Kristian meridianamente claro que se lleva bien con su hermano, durante la despedida aprovecha Igor para insistir en el tema de las familias. A este le dice que su hermano lo está pasando mal por el conflicto que tiene él con Sonia. Por otro lado, a Gonzalo le habla de Nando, el otro hermano, agradeciendo su ayuda durante los últimos tres días antes de su entrada en el loft. Esto trufado con el comentario sobre el apoyo que estos tienen fuera, hace que el gemelo cambie radicalmente su actitud gestual. Vi a Gonzalo relajando todos sus músculos en ese momento. La consecuencia fue una despedida mucho más cariñosa de lo que había anunciado el tono de su encuentro, y el siguiente comentario posterior de Gonzalo a Susana: “Joer, tía, me ha sorprendido”.
Pues bien, lo que en el momento parecía una jugada maestra, la puntilla final de esa lidia complicada de narices (siempre que hablo de Igor me sale esta expresión, no sé bien por qué), se puede terminar volviendo contra Igor. El bálsamo se diluyó un poco cuando tanto Kristian como los hermanos Montoya empezaron a darle vueltas a esas últimas palabras, y sospecho que llegaron a una primera conclusión común: no era necesario. ¿Qué ha conseguido Igor con ello? Creo que el efecto de esas palabras es múltiple. Aparte de volver a poner nerviosos a estos compañeros, y por eso mismo, pueden desear que vuelva para que pueda aclararles el tema.
Los gemelos no entienden qué demonios ha podido hacer su otro hermano por Igor. Lo cierto es que yo también lo desconozco. La diferencia es que a mí me da lo mismo lo que a ellos intriga. Peor es lo de Kristian, a quien la supuesta preocupación de su hermano genera otra preocupación propia e intransferible. Tanto como innecesaria. Si al final Igor vuelve a la casa, como debe suceder sí o sí, veremos si este último cartucho le deja o no alguna herida. En todo caso, su faena de ayer mereció las dos orejas. Por lo menos.
Moleskine del gato
No me extiendo más (aún). Solo recordar que los porcentajes ciegos oficiales para la expulsión de hoy que conocimos en el debate fueron estos: 54.8%, 37.6% y 7.6%. La distancia entre los gemelos y Yessica se ha ido recortando toda la semana y, atendiendo a nuestra encuesta pensaría que salen los Montoya, pero he de recordar que los dos únicos fallos de la temporada fueron ocasiones en que la encuesta decía que salían ellos y al final ahí andan.
No hace falta decir que la fiesta de esta noche es de gala absoluta. Mercedes Milá se encarga de todo lo demás.
Dejo caricatura de Adrián, penúltimo expulsado. Y aprovecho para mandarle un cariñoso abrazo a su magnífico autor, Javier B.V.
No hay más.