Un comentario de Alejandro pasó anoche inadvertido para todos menos para Irene. Quedó sepultada por el resto de contenido del programa una conversación entre Sofía, Antonio y Alejandro, en la que este último hablaba de una teórica conjunción planetaria que haría ganar este concurso a Kiko. “Cuidado, que Kiko se posiciona en la pole”, dice Antonio. Responde Alejandro: “La historia de Kiko con Irene, que Irene le ha ayudado… ahora a Irene le ha pasado lo que le ha pasado… Se le están alineando una de astros…” Es obvio que se estaba refiriendo a la lucha de Kiko contra las adicciones y, con peor gusto todavía, al aborto natural sufrido en la casa por Irene.
Los comentarios venían porque habían escuchado voces de fuera de la casa en contra de Sofía, pidiendo que dejase tranquilo a Alejandro y gritando “Kiko ganador”. En la casa vieron anoche esas imágenes e Irene pedía explicaciones a Alejandro una vez acabada la gala. No tuvo la valentía de defender lo dicho y disculparse por sus desafortunados comentarios. En lugar de eso quiso darle la vuelta y explicó que se refería a la suerte que han tenido siendo inmunes dos veces y el apoyo que tiene Kiko de Irene. Ni rastro de las evidentes menciones a la enfermedad de Kiko y lo que ha tenido que pasar Irene más recientemente.
Kiko tendrá los astros alineados, como dice Alejandro, pero este se estrella con estrépito por este tipo de reflexiones poco respetuosas. Hacer alusión a temas tan delicados como condicionantes del juego es un error. Lo puede pensar, pero si lo dice debe ser consciente de que puede hacer demasiado daño a unas personas que tan solo son contrincantes en el juego. Alejandro parece participar de la strong way en contra de algunos de sus compañeros, esa vía dura que han elegido su novia Sofía e Ylenia en contra de María Jesús. Lo iniciaron ayer por la tarde, intensificándolo en la gala una vez que quedaron como nominadas solamente Sofía y María Jesús. El duelo ha comenzado y en cada lado han elegido armas diferentes.
El arma de María Jesús, por así decirlo, es su tonteo con Antonio. Discutible estrategia, sin duda alguna, pero tan legítima como cualquier otra. Sin embargo, Sofía parece compartir la idea de que la mejor defensa es un buen ataque, que ejecuta con la ayuda de Ylenia. En lugar de comportarse de un modo u otro prefiere destacar los supuestos errores del otro. Lo explicaba perfectamente María Jesús cuando decía anoche que ella no está dispuesta a pisar cuellos para salvarse. Muy gráfica la definición de lo que está pasando.
La postura de Sofía e Ylenia es una torpeza porque pone de relieve ante la audiencia algo innecesario. De alguna manera están considerando que somos incapaces de darnos cuenta de las cosas, como si necesitáramos que ellas nos las señalen. Es una postura inteligente intentar forzar el error del contrario, dejando que la audiencia tome nota sin el dedo acusica de otro concursante. Poner al otro en evidencia deja en mal lugar a quien lo hace y hasta puede lograr que terminemos tragando con actitudes que en otro caso nos costaría asumir. Es decir, fácilmente se puede conseguir el efecto contrario al deseado. Es una actitud igual de infantil que otras vistas en estas dos concursantes. Es el “mira, mamá, lo que está haciendo fulanito” que exclama enrabietado un hermano contra otro. Algo lógico entre niños de primaria, pero no tanto en seres adultos.
Pondré un ejemplo para explicar mejor lo que quiero decir. Sofía podría forzar que Kiko se manifestase partidario de las corridas de toros, lo cual posiblemente sea mal visto por una parte importante de la audiencia. Pienso que puede haber más animalistas que defensores de esa mal llamada fiesta. Si así fuera, esto podría funcionar. La relación familiar de Kiko con los toros seguramente le haría posicionarse a favor, y eso puede restarle puntos o erosionar su imagen en mayor o menor medida. El concursante inteligente sacaría el tema de conversación delante de Kiko para dejar que sea él solo quien entre en ese jardín. No es necesario contarle después lo que ha pasado a una audiencia adulta e inteligente.
Ylenia nos contaba ayer tarde que María Jesús está dando pie a Antonio y aceptando su juego para intentar salvar la nominación de esta semana. Es algo que ya habíamos pensado algunos y quienes no compartan esa idea no van a convencerse por lo que diga concursante alguno. Es innecesario, por tanto, que nos lo diga Ylenia, quien de esta forma solo puede estar provocando adhesiones a María Jesús. Especialmente entre quienes no simpaticen con la concursante acusadora. Tras el ataque de Ylenia puede que más de un espectador se esfuerce por ver con mejores ojos a María Jesús.
En definitiva, María Jesús es libre de tontear y hacer el juego a quien desee. Por el momento, no está pasando a mayores. Pienso sobre esto lo mismo que cuando algunos criticaban a Sofía en su edición por acostarse con Suso la primera noche y acercarse después a otro concursante. ¿Lo hizo por destacar en el concurso? Puede ser, pero no veo problema en ello. En todo caso, por encima está su libertad de enrollarse con quien quiera, sea un concursante o varios durante su encierro. María Jesús es una mujer libre, no comprometida con nadie. Puede entrar en los juegos que le rote. La feminista (de palo) Ylenia debería ser de esta idea.
En todo caso, como audiencia quiero ser yo quien se haga un juicio de lo que pasa en esa casa. No necesito la ayuda de jueces ahí dentro. El concursante no puede ni debe ser juez y parte. Pienso que Ylenia se equivoca contando a la audiencia algo que ya sabemos y de lo que ya tendremos cada uno nuestra propia opinión. El error queda amplificado cuando se recurre al juego sucio, como hacía anoche hablando de la necesidad que tiene María Jesús de salir para arreglar “todas esas movidas suyas fuera” porque “se te ha visto un poco de maldad”. También lo hacía Sofía diciendo que ella se irá con la conciencia tranquila, no como su contrincante, que se acuesta cada noche “con la conciencia muy sucia”.
La reacción de Sofía, incluyendo la llantina de después, se entiende como un recurso desesperado tras haber comprobado que se salvaban de la expulsión Alejandro, Carolina, Yoli y Fortu. Debe ser duro para ella estar en la palestra tras haberse salvado estos concursantes. Alejandro o Yoli deberían evitar el espejismo de considerarse apoyados por la audiencia. Ni nos mueven, ni nos conmueven. Es solamente eso. Nadie se acuerda de ellos a la hora de votar. El duelo planteado es interesante porque enfrenta a dos enemigas, también dos formas de entender el juego. Sofía lleva escondida un mes, dejando todo en manos de una lánguida relación con Alejandro. María Jesús va campeando el temporal según viene y ha sido una de las grandes protagonistas en lo que llevamos de concurso.
El problema principal que tiene la “teletransportada” Sofía ante este duelo no es que equivoque su vía dura de enfrentamiento, ni que su madre la perjudique más que ayudarla. Tampoco que vuelva a recurrir a su conocido recurso del victimismo, ni que nos creamos más o menos su forzada historia de encuentros y desencuentros con Alejandro. Lo peor es que esté siendo tan aburrida. Definiría su concurso como soso, tedioso, soporífero, anodino y mediocre. Sin embargo, María Jesús todavía genera interés por cómo afrontará lo que le quede de concurso. Tengo curiosidad por ver cómo sigue su trama, todo lo contrario de lo que me pasa con Sofía.
Las visitas de las madres de Sofía y Alejandro solo sirvieron para volver a comprobar que Mayte es un animal televisivo, un potro desbocado e imprevisible que puede valer para muchas cosas, pero no para defender a su hija. También le sirvió a Paz, madre de Alejandro, para mostrar primero el desprecio de su indiferencia a Sofía e intentar después encauzar el concurso de su hijo. En su primer encuentro pensé que para eso mejor se podía haber quedado en su casa, pero lo arregló luego cuando recomendó a Alejandro que no estuviera tanto por los “tejados” (guiño, guiño). Poco le faltó para añadir que no tuviera relaciones “fortuitas” (guiño, guiño). “Tengo una hija bandera”, decía Mayte, y respondía Paz: “Bandera, sí, a colores”. Al final no estuvo nada mal la cosa.
Se esperaba que Julio pidiese perdón anoche, entre otras cosas porque ya lo había avisado previamente. Unas disculpas que se me antojan no del todo sinceras. Jorge Javier le hizo una entrevista inteligente en la que tuvo ocasión de demostrar que está efectivamente arrepentido. Cierto que parecía incapaz de verse en las imágenes. Normal porque me pasa a mí mismo que cuanto más las veo peor me parecen. Pero la prueba del nueve de un arrepentimiento sincero está en el reconocimiento de los errores propios. Y de eso hubo bien poco.
Ni siquiera logró Jorge que Julio reconociese estar obsesionado con María Jesús. Llegó a negar que haya participado en el concurso para estar con ella. También que albergase en muchos momentos la esperanza de volver con esa mujer a la que todavía ama. No basta con decir que se equivocó, bonita manera de suavizar su intolerable actitud. Tampoco advertir que no pretendía en ningún momento justificar nada. Intento inútil cuando todo lo que vino después fueron reproches a María Jesús y ni una sola confesión de parte.
Contrasta el Julio de mirada baja durante muchos minutos al principio de su intervención con otro bien distinto hablando con el defensor de María Jesús. Ahí volvió a destilar prepotencia y cierta chulería. Julio parecía muy interesado en demostrar que María Jesús ahora anda de buen rollo con Antonio, pero hace poco le ponía verde. Lo mismo de Antonio hacia ella. No hace falta que le dé más vueltas: María Jesús y Antonio coinciden en querer hacer rabiar a Julio. Creo que esto lo explica todo. Ahora dice que su ganadora es Irene, no la madre de su hija. Pues no me digas más.
Siempre que hay una expulsión disciplinaria aparecen los ofendiditos preguntando si es normal que el expulsado vaya a explicarse a plató. Aparenta ser muy mala la memoria colectiva, porque de la docena larga de expulsiones habidas en la historia del programa (en ediciones de anónimos y famosos) solo hubo un caso reciente de concursante que no pisó el plató por mediar una denuncia policial. Del resto, todos estuvieron en plató y solamente Argi (GH 14) no quiso tener entrevista (aunque fue a plató semanas después de ser expulsada). No se puede forzar a nadie que haga nada no deseado. Pero es normal que si el concursante quiere explicarse lo pueda hacer. Y yo, como espectador, quería escuchar en este programa (no en otro) las explicaciones de Julio.
Moleskine del gato
Ylenia se arruga y recula en las galas. Primero dice verdades como puños y luego se dedica a hacer la pelota al compañero previamente ofendido. Es una experta en el arte de recular, lo cual también es una actitud algo infantil y le resta mucho valor como concursante. Es casi tan veleta como Carolina, y bastante más bienqueda. Carolina al menos le dejó anoche las cosas claras a Sofía, cosa que esta quiso forzar sin tener necesidad alguna.
Fortu y Yoli se lanzaron como pumas hacia el tándem de la nueva prueba semanal. Las recompensas individuales son siempre una buena idea en las pruebas. Esta pareja sabe que cualquier ventaja puede ser fundamental en el concurso y a la chita callando se van a hacer medio concurso por la gorra. Aunque también mostrando menos desidia que otros mucho más jóvenes y fornidos.