Adara y Cristina se dan la espalda en la sala de la verdad
Admiro a aquellos que tienen meridianamente claro en quien recae la responsabilidad mayor de la separación entre Adara y Cristina. “He visto los vídeos y tengo claro que quien se aparta es Cristina”, dicen unos. Pues mire, yo lo he estado viendo en directo y no sabría decir. Es evidente que no se han comunicado apenas en estos últimos días, pero habría que estar en sus cabezas para saber las razones de cada una de ellas. “Cristina no habla con Adara porque se encuentra mal, pero sí con Cynthia. No se entiende porque Cynthia se lo hizo pasar mal al grupo de Cristina”, dice un lado de la conciencia. Pero el otro lado piensa que Adara no hace por entablar conversación con Cristina y, sin embargo, se pasa el día hablando con los Gemeliers o con Sandra. Y eran igual de enemigos estos concursantes con los que se relaciona ahora Adara como Cynthia para Cristina. En su caso, más enemigos eran esos gemelos que la llamaban “sucia” y “poco higiénica”.
Hace un par de días dije que Adara había hablado de la situación en el cubo y Cristina solo lo había comentado con Luca, lo cual me parecía muestra de la intención de hacer visible el conflicto. Pero vimos anoche que Cristina también ha hablado de ello en el cubo, entre otras cosas porque le preguntaron. No hay diferencia en esto tampoco. Cada una lo ha comentado con otros concursantes y ha compartido su visión de la situación con el espectador analizándolo desde su perspectiva en el cubo. Ver diferencias claras me resulta tarea imposible.
Se preguntará el lector a dónde quiero ir a parar. Pues muy sencillo, creo que ver culpa en una parte u otra determina las simpatías que despiertan ambas. El espectador que simpatiza con Adara ve claro que es Cristina quien se aparta, cargando las tintas contra esta, en la que verá mal hasta el más nimio detalle, y lo mismo pasa en el caso contrario. Pero la realidad es que si llevan días sin comunicarse es porque ninguna de las dos ha hecho esfuerzos suficientes por acabar con esa situación. “Ha llegado el momento de separarse de Cristina porque no soporta que sea más protagonista que ella”, dicen defensores de la periodista. Cambien su nombre por el de Adara y verán que es un argumento igualmente repetido.
Tan igual me parece la actitud de una y otra que ambas convirtieron el cara a cara en la sala de la verdad en un espalda contra espalda. Apenas se miraron a la cara mientras daban su punto de vista y respondían a las preguntas de Carlos Sobera. Si voy al detalle, puedo analizar que cuando el presentador pregunta quién quiere comenzar es Cristina la que toma la palabra. Tener la iniciativa en ese momento tan tenso parece querer decir que tenía mucha necesidad de explicarse, tanto como escasa mala conciencia ante lo sucedido. Si se sintiera culpable de la situación hubiera rehuido ser la primera en hablar.
Repito, es tendencioso decir que Cristina ha dejado de hablar a Adara, justo lo que esta le reprocha. Porque de igual manera se podría decir que Adara ha dejado de hablar a Cristina. Esta es otra de las diferencias apreciables en ese careo en el que evitaron mirarse casi todo el tiempo. Es Adara la que acusa, como si la falta de comunicación entre ambas fuera culpa exclusivamente de una parte. Ninguna de las dos fue precisamente amable con la otra. Cristina le reprochó a Adara su poca gratitud ante la acogida que le dio después de entrar acusándola de tratar mal a Frigenti. Y Adara sentenció: “Lo que estás buscando es el enfrentamiento silencioso”.
Con una frase aprendida desarmaba a la que hasta hace poco era su nueva amiga y ahora parece tan solo una rival más. No sé si estaba esperando poder utilizar lo del “enfrentamiento silencioso”, pero dudo mucho que se le ocurriera en el momento. Del otro lado, el reproche de Cristina no tiene sentido porque igual podría presumir Adara de haber sido generosa abriéndose a poder cambiar de opinión. Personalmente el de Adara al entrar me pareció un enfrentamiento forzado porque al día siguiente parecía haber olvidado ya la mala opinión que dijo tener de Luca y de Cristina. Pero también tuvo buena relación con Lucía, a la que dijo a bocajarro la primera noche que estaba podrida por dentro, pero luego le ha contado intimidades respecto a la relación con su padre que esta ha utilizado en su contra.
Anoche Miguel Frigenti parecía estar del lado de Adara cuando decía ver cosas en Cristina que no le están gustando. A mí me pasa con las dos, pero yo no las conozco personalmente. Digo esto porque se podría pensar que Miguel defiende a Adara porque es su amiga, pero él mismo lo negó la noche que esta entró en la casa de los secretos. En cuanto vio que atacaba a Luca y Cristina, sus dos amigos en la casa, quiso aclarar a estos que apenas tenía relación con Adara, solamente le había gustado como concursante y le hizo una entrevista como profesional, pero no era su amiga y hablaban solo ocasionalmente. No me invento nada, lo dijo Miguel esa noche. Por eso me extraña que se dé por buena su defensa de Adara en contra de Cristina, cuando estuvo pegado a esta última desde la primera noche hasta su expulsión.
En resumen, los argumentos con los que se defiende a una u otra en este conflicto me están pareciendo generalmente tendenciosos. Es cierto que Cristina exagera el relato de lo sucedido en la sala de la verdad hablando con Luca. “¡Cómo se pone ella!”, decía Cristina, cuando el intercambio de opiniones fue más bien calmado y destacó más que otra cosa por su frialdad y el lenguaje postural que lleva a que ambas se dieran la espalda en algunos momentos. Pero es que Adara también exageró y lo hizo durante ese enfrentamiento. “No me grites, ¿por qué gritas?”, decía Adara, cuando ambas estaban hablando en parecido tono. Además, si a estas alturas no sabe que Cristina acostumbra a hablar más bien alto demuestra poca capacidad de observación.
Solo hay una cosa que juega en contra de cada una. Contra Cristina que cuando Adara se queja de que no hayan hablado durante todo un día, en lugar de disculparse e intentar corregir la situación responde a la defensiva y no parece importarle que todo siga igual. Y contra Adara cuenta que ya la conocemos de sus anteriores realities y sabemos que se alimenta del conflicto. En eso cimenta su imagen de concursante, y aunque en algún momento albergué la esperanza de que esta vez fuera diferente, pudiendo ver una Adara conciliadora y alejada del conflicto, ahora compruebo que no ha sido posible. También me llama la atención que haya perdonado tan rápido a los Gemeliers y por algo mucho menos grave sentencie tan duramente a Cristina.
En definitiva, no estoy hablando de otra cosa que de las diferentes varas de medir a una concursante y otra. También me pareció ver diferencia a la hora de analizar en plató los mensajes de Lucía conocidos por los concursantes el pasado domingo. Terelu Campos veía buenas intenciones en el dirigido a Adara, sin embargo, sobre el que dedicó a Isabel Rábago decía: “Si tenía intención de hacerle daño se lo hizo, y si no tenía intención también se lo hizo”. ¿No se debería decir lo mismo en todos los casos? Las imágenes de la conversación en la que Adara hablaba de su padre con Lucía no pueden blanquear la imagen de esta porque es menos importante el texto de su mensaje o la intención del mismo que sus consecuencias. Lucía demuestra cómo es cuando viendo a Adara rota, hiperventilando y en plena crisis, no es capaz de disculparse ni mostrar arrepentimiento ninguno.
Ya que menciono a una Campos, resulta que tanta atención prestada a si Bigote (que aunque no sea fácil recordarlo fue concursante de este programa) había dejado a la matriarca del clan Campos (Teresita, para el exconcursante) con un mensaje de WhatsApp, y ahora sabemos que a Luca su exnovia también le dejó por ese singular procedimiento. Lo de menos es que se fuera a otro país por la muerte de su padre, algo entendible. Porque lo importante es que no volviera y terminara dejándolo en la estacada con un simple mensaje corto en el móvil.
Luca hizo su curva de la vida, de la que solo nos interesa en realidad lo más reciente. O sea, poco más que lo sucedido en estos últimos 50 días (más o menos, porque mi Excel me dice que llevan 48 días y unas horas de encierro). Que afectase a estos días dijo Luca su frase cumbre de anoche: “Nadie quiere un regalo roto”. Ya confesé ayer mi súbita admiración por este concursante y su capacidad para tener siempre preparada la palabra perfecta, pero debo decir que me pasa con esto lo mismo que con el “enfrentamiento silencioso” de Adara: parecen frases aprendidas. La reflexión completa del italiano fue esta: “He sentido que antes hay que arreglar el corazón para poder regalárselo a otra persona, porque nadie quiere un regalo roto”. También es cierto que tengo cochina envidia, ya está dicho.
Secretos
Julen apostó que el secreto de Luca era que tuvo sexo en un funeral. Luca sumó así una nueva esfera, la séptima de su cuenta personal. Se convierte así en poseedor del secreto más ambicionado porque el botín para quien lo adivine es muy importante. Julen estaba convencido de su apuesta hasta el punto de accionar el pulsador por un engaño de Luca. Cuando este descubría una pista de los Gemeliers al volver junto a sus compañeros dijo que había visto un pequeño féretro en lugar de la peluca victoriana. Ante esa pista falsa del féretro no mencionó nunca que pudiera corresponder con el secreto del sexo en el funeral, lo cual hizo pensar a los demás que ese era el suyo. Bien jugado por parte de Luca.
A esa séptima esfera lograda anoche por Luca hay que sumar una octava que encontró en la piscina de bolas (que no se moleste Jordi González, pero piscina de esferas me suena raro). Aparte de Luca, también Luis y Jesús lograban esfera herencia de Lucía.
Moleskine del gato
Tras un llamativo baile de porcentajes se salvaba anoche Sandra Pica. Los porcentajes ciegos oficiales estaban así a última hora de la noche: 62,3 %, 30,9 % y 6,8 %. Digo que es llamativo porque el concursante que antes de la salvación tenía más del 60 % el domingo no llegaba al 40, el del 30 tenía un escueto 4 y el que ahora no llega al 7 obtenía un 60, siendo el más votado. Estas variaciones tan grandes se explican por dos motivos: porque el domingo se habían abierto poco antes las votaciones y porque los tres nominados despiertan escaso interés y eso hace que previsiblemente se esté votando más bien poco.
No menos llamativo me resultó que ni Canales ni Julen apostasen ayer por la tarde por la posibilidad de que Sandra fuera la salvada. Ambos concursantes coincidían en creer que sería salvado Julen. El que este duerma junto a Sandra (muchas horas, además) no parece que sirviera para que se alegrase de su salvación. Le vi muy agobiado, aunque igual el término correcto es preocupado. No debería estar contenta Sandra con su extraña reacción.
Cogió el teléfono Jesús y serán los Gemeliers quienes esta noche hagan una pregunta a la audiencia que solo se podrá responder con un sí o un no. Le proponía Isabel que preguntasen si los ven en la final. O si quieren que estén entre los finalistas. Lo malo de esta pregunta tan directa es que el resultado sea negativo, mucho más si es por una mayoría amplia. La depresión posterior puede no ser chiquita.
Luis decía ayer que “los martes son los nuevos jueves”. Él y Cristina estaban de acuerdo que era la gala más cañera, pero no fue ese el caso de anoche, donde todos recibieron objetos personales enviados por sus familias o amigos. Faltó la sala de la verdad anunciada con Luca contra Gemeliers y Canales sobre las acusaciones de tener un comportamiento agresivo y desafiante, entre otras cosas. Dado que mañana hay gala de Halloween no creo que pueda entrar ese contenido, a mi juicio el más interesante de la escaleta de anoche. Por tanto, espero y deseo que lo podamos ver en el Última Hora de hoy con Lara Álvarez.
Contaba Luis que en su boda le regalaron un desayuno en globo. “¿Cómo en Glovo?”, preguntaba Luca. Luis representaba entonces con mímica un globo volando, y acababa con la confusión de Luca, para quien se estaba refiriendo a que le habían llevado comida a domicilio.