Solo una semana
Una semana nada más para asistir al nacimiento de una nueva edición de Gran Hermano. Siete días, una cuenta atrás que algunos llevamos días… semanas… tal vez meses haciendo, pero ahora ya tiene fijada una fecha, confirmada oficialmente además. En una semana conoceremos las sorpresas de la gala de presentación y, sobre todo, los personajes protagonistas de esta edición. Unos concursantes que habremos de ir conociendo poco a poco, acostumbrándonos a ser testigos de su vida diaria, hasta ver a uno de ellos quedarse el último en la casa.de Guadalix de la Sierra. Esa soledad con significado de victoria en este bendito programa.
Es extraño que no hayan aparecido quinielas de concursantes, lo cual debería haber pasado a estas alturas, cuando tan solo resta una semana para el comienzo de todo. Qué tiempos aquellos cuando hacíamos conjeturas sobre posibles gemelos o embarazadas. El año pasado volvimos a tener dos iguales, lo cual explicaría este silencio incómodo al respecto. En cuanto a lo de la concursante embarazada, supongo que fue desactivado el año pasado cuando Mercedes explicó de forma muy sensata las dificultades que esto comporta, a pesar de que en varias ediciones de otros países (Sudáfrica, Bulgaria, Bélgica u Holanda) han pasado por ello.
¿Qué mejor ocasión habrá para ver a una concursante en estado de gestación? Dado que Gran Hermano 15 se vivirá en compañía, como nos han repetido con insistencia, es el momento perfecto. Incluso para vivir un parto en la casa, como pasó con Tanja en Holanda. Que aquello llegase a ser discutido en el parlamento de ese país da una pista de lo que podría suceder en el nuestro. Porque claro, lo de quedarse embarazada dentro de la casa no vale, puesto que eso es más bien procurarse la compañía desde dentro.
Hemos sabido que algunos acudieron a los castings acompañados de animales domésticos, incluso de algún reptil, roedor o similar. Claro, en los hoteles debieron de fliparlo. A la fauna habitual se le unía en este caso otra algo más inesperada, por así decirlo. Lo de los animales en Gran Hermano ha pasado una verdadera crisis. Últimamente hemos echado de menos representación animal, sin contar los que andan erguidos apoyándose en dos patas, que digo piernas.
Esto ha sucedido después de haber tenido en la casa hasta una granja con cerdos, burros y la vaca Antonia. O aquella edición en que tenían los perros de un refugio. Y el gran Coto, el loro de GH 9, entre otros de su especie que han pasado por allí desde la primera edición. Hasta un cachorro de leona pasó unos días por allí. Diría que desde Torso, en GH 12+1, no hemos vuelto a ver representantes del reino animal en la casa.
De forma que, descartando embarazadas y animales varios, las posibilidades de compañía se reducen dramáticamente. Aporta la parte de drama visualizar dándose compañía a madres e hijas (imposible igualar lo de Pilarita y su princesa -GH 11-, a quien ahora vemos mostrando sus encantos en la revista de siempre), parejas medio separadas y medio no (emulando a Chari y Rubén en GH 12), hermanas casi desconocidas (menos graciosas que Rebeca pidiendo fuego a Mayte nada más conocerla en GH 9), suegras y nueras, u otros casos por el estilo.
No hace falta decir que en las catorce ediciones anteriores hemos visto varias veces a concursantes que entraban con compañía. Aparte de los casos mencionados, Gema y Carlos (GH 10) eran pareja y debían simular no serlo, algo parecido a lo que pasó con Laura y Ángela (GH 11). También pasó con las gemelas Conchi y Pamela (GH 9) y los Montoya (GH 14). En otros casos, la compañía se incorporó más tarde, como cuando Sergio se encontró con Sindi dentro de la casa. Incluso hubo algunos concursantes que se conocían casualmente sin que el programa lo supiera, como Iván y Carlos H. (GH 10), o más indirectamente Iván y Raki (GH 14).
Aún no siendo del todo una novedad, esta vez parece que el claim utilizado, avisando de que esta vez Gran Hermano se vive en compañía, será más fiel a la realidad que en otras ocasiones. La cosa empezó con aquel “Bienvenidos a la vida en directo”, del cual nos acordábamos cuando las cámaras enfocaban durante un buen rato a una pecera, una puerta o la pocilga de los cerdos (la opción más incómoda, especialmente si se escuchaba el directo con auriculares). Digamos que era una verdad con excepciones.
En GH 8 se volvió a insistir en lo mismo con “Lo verás todo”, y entremedias todos fueron eslóganes poco reveladores. Pero cuando quisieron serlo se quedaron en poco más que eso, como cuando en GH 9 nos dijeron “Gran Hermano tiene un plan”, y muchos sospechamos que el plan se iba urdiendo sobre la marcha. O aquello de “La nueva era”, en GH 11, el “Dale la vuelta” de GH 12+1 o ese reciente “Asómate y siente el vértigo”, de GH 14. Mi preferido fue este eslogan: “Gran Hermano 10 es otra historia”. ¡Ya lo creo que lo fue! De hecho, siempre lo es.
¿Qué esperamos de esta edición? Imagino que lo de siempre. Que nos hagan sentir, con mayúsculas, fue lo más repetido cuando hace seis años pregunté algo así a nuestros queridos lectores, poco antes de comenzar la décima edición. Me atrevo a afirmar que poco ha cambiado en ese aspecto. Seguimos pidiendo y esperando que los concursantes sientan y nos hagan sentir, que se emocionen y consigan emocionarnos, que se rían y nos contagian con sus risas. Que vivan secretos y emociones. Que sean espontáneos y naturales, más personas que personajes. Aunque comparto con muchos la preferencia de vivir poco condicionado por una expectativa. El mejor Gran Hermano será el que deba ser, aquel que el destino y la situación quieran traernos.
Ya dejé aquí escrito la semana pasada que no sé prácticamente nada de lo que ha de suceder, y lo poco que sé debo hacer como si no lo supiera. La casualidad a veces quiere que uno se entere sin apenas preguntar, y te termina haciendo sentir como aquellos tres monos guardianes del mausoleo de Toshogu (Japón), encargados de que nadie interrumpiera el sueño del Shogun (el gobernante), incitando a tener prudencia. Mizaru se tapa los ojos para no ver lo indebido y es quien le habla a Iwazaru, que cubre su boca para no hablar pero escucha los mensajes y decide la pena que los dioses aplican al desafortunado, y Kikazaru que ve pero no escucha, ya que tapa sus oídos negándose a escuchar maldades. No ver malas acciones y no escuchar maldades son castigos suficientes, pero ninguno como no poder contarlo. Por suerte, en unos días este gato prudente abrirá sus ojos y agudizará su oído para que nada se pueda escapar. Y, naturalmente, aquí estaré para contarlo.
De momento, este es el día ideal para cumplir una modesta tradición establecida en este rincón que se abre siempre unos días antes del comienzo de una edición de Gran Hermano y cierra poco más tarde de su finalización. No me resisto a invitar a mi querida Agnes un año más a acompañarme en este viaje. Agnes es, en realidad, una criatura de Milan Kundera que aparece en ‘La inmortalidad’ (1988) y siempre me ha evocado el espíritu de este programa.
«Agnes recordó que una vez, cuando era niña, se había quedado deslumbrada con la idea de que Dios la veía y la veía ininterrumpidamente. Fue entonces cuando sintió por primera vez el placer, la extraña satisfacción que el hombre siente cuando es visto, visto contra su voluntad, visto en los momentos de intimidad, cuando es violado por una mirada. La madre, que era creyente, le decía “Dios te ve” y pretendía así enseñarle a no mentir, a no comerse las uñas y a no meterse el dedo en la nariz, pero ocurrió algo diferente: precisamente cuando se dedicaba a hacer algo malo o vergonzoso, Agnes se imaginaba a Dios y le enseñaba lo que estaba haciendo… y llegó a la conclusión de que hoy el ojo de Dios ha sido remplazado por la cámara. El ojo de uno ha sido remplazado por el ojo de todos. La vida se ha convertido en una gran orgía en la que todos participan».
Moleskine del gato
Abro mi Moleskine por primera vez en esta temporada para hacer un par de apuntes de mayor o menor interés. El primero es que ya hay App de GH 15 para dispositivos portátiles. En la imagen de la izquierda puede verse captura en la pantalla de mi móvil, con cuenta atrás activa e incluso sección dedicada a este humilde blog, lo cual he de agradecer a quien corresponda.
También tengo interés en contaros que ayer mismo comencé mi colaboración en el programa Morninglory, de la radio de Mediaset (se puede escuchar aquí). Ahí estaré cada semana mirando la historia de Gran Hermano desde el retrovisor, y todo aquello que vaya surgiendo sobre la marcha. He de decir que trabajar junto a Álvaro de la Lama es todo un placer, solo comparable a hacerlo al lado de Almudena Navalón o Dani Mantilla, y compartir espacio con colaboradores tan admirados y queridos, todos bajo la batuta experta de Gorka Zumeta. Me enamoré de la radio con doce años y estar ahí significa haber cumplido un sueño de forma inesperada. Gracias también a quien corresponde por este regalo.
Y dejo primera cartelera de la temporada, con Mercedes Milá convertida en Merchy para emular a 'Lucy'. Como dice la (adaptada) frase promocional de la película: “Un programa normal nos hace utilizar el 10% de nuestra capacidad cerebral. GH está a punto de pedirnos el 100%”. Y tan a punto. Tan solo queda una semana. Tic, tac, tic, tac...