Que Antonio Tejado haya sido uno de los mejores concursantes de esta edición, si no el mejor, no quiere decir que todo lo haya hecho bien. Se puede pensar eso al mismo tiempo que se rechazan algunos de sus comportamientos. Y no, no me lo llevaría a mí casa, ni a él ni a ningún otro concursante. Si hubiera que buscar la perfección habría pedido formalmente dejar desierto el premio en todas las ediciones. Empezando por esta, donde se perfila una final en la cual no hay nadie que merezca santidad. O sea, como siempre. Si siento la expulsión de Antonio es porque se ha expuesto desde el minuto uno y ha sido el gran protagonista de la edición.
Si esto fuera un juicio seguramente habría pedido ser acusación particular y de ocupar silla en el jurado mi voto habría sido a favor de condenar al ayer expulsado. Hay muchos motivos para ello, actitudes y palabras de Antonio que no puedo tolerar. Pero esto es un programa de entretenimiento, y es este concursante quien más ha hecho por entretenerme. Voy a echar de menos al concursante que olía el aliento de otra mujer y ofendía a su expareja por ello. También al que se liaba con esa otra mujer después de haberla defendido de la inaceptable conducta de otro concursante. Y el que decidía acabar con esa relación. Así como el que tenía con una compañera algunos de los mejores momentos en la historia de Gran Hermano, y una fiesta llena de calentura realmente divertida.
Lamento que la sucesión de tramas generada por Antonio se haya terminado por decisión de la audiencia. Lamentaré no verle en la casa como un espíritu inquieto e incansable. Y no escuchar sus cantes. Ni sus desatinos. Pasé varios días seguidos titulando sobre Antonio y María Jesús durante la semana que él le daba felicidad a ella y ella le hacía el concurso más fácil a él. Una compañera me preguntó entonces: “¿Te gusta mucho esta pareja, ¿no?”. Tuve que explicarle que no, pero solo con la conciencia enajenada podía dedicar mi atención a Juan Miguel, Fortu, Yoli o Alejandro. Horribles concursantes de quienes no tenía nada que contar.
No sería amigo de Antonio, pero tampoco de los demás concursantes. Y, por supuesto, no me parece un ser ejemplar, aunque si buscase vidas ejemplares miraría en un libro de hagiografías y con mi escasa fe ni siquiera eso. Entre mis segundas impresiones de los concursantes de esta edición las relativas a Antonio decían esto: “Antonio es como un dibujo animado que nunca sabes por qué esquina de la pantalla va a salir ni la pirueta que hará a continuación. Si Julio es el correcaminos (según Carolina), Antonio sería el coyote que cae al vacío varias veces en cada episodio y se levanta después como si nada”.
El coyote no se levantó esta vez. He observado con asombro en Antonio esa capacidad para caerse y levantarse al momento como si no hubiera pasado nada. Su capacidad de recuperación es tan veloz como sorprendente. Al principio me llamó la atención. Estaba en la cama hundido tras una discusión con su otra mitad del dúo, y a los cinco minutos mal contados ya había pasado su enojo y cantaba con inusitada energía en la cocina. Todos somo un poco todo, el yin y el yang, lo malo y lo bueno, pero Antonio más. Mucho más que nadie a quien yo haya conocido. Brusco y rudo en ocasiones, sensible y delicado en otras. Debo confesar que no he conocido a nadie igual.
La suerte ha querido que Antonio haya aguantado tanto tiempo en esa casa. O no salió nominado, o fue inmune o lo salvaron sus amigos en la casa. Solo había estado en la palestra otra vez, junto a Yurena, Irene y su compadre Kiko. Eso fue en la segunda semana, porque de haber sucedido un poco más tarde hasta habría salido él en lugar de Yurena. Como ha sucedido esta semana frente a Juan Miguel, esa estafa de concursante que va enfilado a la final, lo cual me produce bochorno como amante y defensor de este programa.
Dije hace semanas que la audiencia parecía haber aprendido a ser ese buen tercer guionista que nos merecemos. Pues bien, lo retiro y pido disculpas por mi excesivo optimismo. Que las dos últimas semanas se salvasen Alejandro y Juan Miguel como los menos votados, perdiendo a Ylenia y Antonio, es un despropósito. El juzgado público de lo moral ha castigado a Antonio frente a un concursante del que es complicado sacar un triste vídeo. No sé cómo lo harán el día que salga de la casa Juan Miguel.
Es imposible compartir y aprobar algunas de las actitudes de Antonio en la casa, pero aun así me parece que ha sido el concursante más injustamente tratado por la opinión pública. Lo vuelvo a repetir: con todos sus defectos y errores, que son muchísimos, me ha parecido un tipo interesante. Tiene una memoria prodigiosa, capaz de recordar argumentos de películas con asombroso detalle. Además, es una jukebox humana, almacén andante de canciones. Y como amigo me ha parecido inmejorable. Ni una palabra en su contra podrán decir Kiko e Irene. Y anoche Alejandro le reconocía que hubiera tomado el riesgo de darle la charla del martes en el jardín, con lo que el ahora expulsado no tenía nada que ganar. Pero sí Alejandro, rival suyo en el concurso.
En su despedida estuvo Antonio discreto y respetuoso, también en su entrevista. Tuvo que encontrarse con María Jesús en el ‘confe’ antes de abandonar la casa. Allí vio los “altos confes” de esta concursante poniendo de hoja perejil a varios concursantes, entre quienes estaba él mismo. Luego defendía María Jesús su derecho a usar el ‘confe’ como desahogo. Es evidente que lo es, también una herramienta al alcance de todos en el concurso. Pero de nuevo falla en un fundamento de Gran Hermano. La sala de confesiones se ha de utilizar para hacer cómplice al espectador, no para intentar engañarlo. Y si se opta por esta otra opción solo vale conseguirlo. Lo suyo es exceso de audacia, dado que no lo ha logrado.
En plató le esperaba Candela después de haberse emocionado viendo a Antonio contar en la casa lo bien que baila la bachata, recordando una ocasión en concreto con un chico negro que también bailaba muy bien. Un elogio concreto a una habilidad intrascendente provocó su emoción. Bueno, cada cual con sus emociones. Si Antonio no hubiera entrado al concurso con Candela posiblemente hubiera sido tan protagonista como lo fue, pero su imagen no sería ahora irrecuperable para buena parte de la audiencia. Y, probablemente, anoche no habría sido castigado con la expulsión.
Porque Antonio esta anticuado en muchas cosas, pero tela con Candela. Los celos de Alejandro son una tontería al lado de lo que demostró la ex de Antonio. No he visto algo más ridículo en mi vida. Anoche la madre de Alejandro tenía turno de palabra en plató y, como no podía ser de otra forma, defendió a su hijo. El problema es que la credibilidad de Alejandro está por los suelos. Ni haciendo serios esfuerzos puedo creer lo que dice. Sofía tampoco le va a la zaga. Dice la repescada: “Cuando estaba con él viví episodios de celos muy heavies. Ese fue uno de los motivos de la ruptura. Ahora me he dado cuenta de la gravedad”.
Creería a Sofía si no la hubiera visto besando de improviso el cuello de Alejandro en la fiesta del miércoles. Creo que está haciendo después de regresar a la casa un concurso tan malo como el que ya hizo anteriormente. Mi paciencia con Alejandro y Sofía se acabó hace eones y me aburren soberanamente. Cada día más. Si ahora es verdad que deciden ir cada uno por su lado se quedan sin trama y descompuestos. No tienen una buena salida, porque si vuelven a las andadas apenas habrá quien esté dispuesto a comprar otra vez una historia agotada hace mucho tiempo. Por el bien de ambos, lo mejor que puede pasarles es que termine cuanto antes el concurso para ellos.
No sería capaz de no estar presente en la celebración de cumpleaños de un compañero de piso. Tampoco podría decidir no compartir mi tarta de cumpleaños con un compañero de piso. Por tanto, María Jesús y Carolina me parecen tal para cual, dos extraterrestres que de casualidad respiran el mismo aire que yo. O igual el extraterrestre soy yo. Peor que extraterrestres parecían todos con la cara llena de pinzas. Bueno, todos no, porque a Kiko no le dio la real gana de estropear su cutis por un momento. Sofía se creyó ganadora por un rato, pero había un par de pinzas claramente fuera de la zona marcada de cara y cuello. Así fue Alejandro salvado por la campana. Le vino a ver el altísimo. ¡Cliiin!
Observatorio de nominaciones
Así nominaron anoche, con Alejandro viendo todo en la suite y nominando el último:
Sofía > Carolina (1) > Juan Miguel (2) > María Jesús (3)
Juan Miguel > Kiko (1) > Sofía (2) > Carolina (3)
María Jesús > Kiko (1) > Irene (2) > Carolina (3)
Carolina > Kiko (1) > María Jesús (2) > Juan Miguel (3)
Kiko > Sofía (1) > Juan Miguel (2) > María Jesús (3)
Irene > Juan Miguel (1) > María Jesús (2) > Sofía (3)
Alejandro > María Jesús (1) > Juan Miguel (2) > Carolina (3)
Los Nominados provisionales coinciden con los definitivos porque Alejandro decidió dar sus puntos de forma que nada fuera a cambiar. Son estos: María Jesús, Carolina y Juan Miguel. La opción que tenía Alejandro de cambiar algo era precisamente para meter a Sofía en la terna y salvar a Carolina, uno de sus principales apoyos en la casa. Este es otro fraude de concursante porque nunca se debe dejar de jugar cuando te dan la oportunidad.
Perder la posibilidad de influir en el devenir del concurso es una torpeza espectacular. Más en este caso que buena parte de la audiencia habría entendido el castigo de Alejandro a Sofía, solo fuera por salvar a su aliada Carolina. El jueves lo lamentará si es expulsada Carolina, como pienso que puede suceder. Mientras tanto, Juan Miguel sigue aletargado en la casa, decolorando su barba y riéndose de los que le están pagando.
Sugiero que se haga una segunda lectura de las nominaciones fijándose no en los tres elegidos por cada concursante sino en los otros dos. Es decir, como si hubieran nominado en positivo a dos compañeros. Así vemos que Irene prefiere a Carolina antes que a Juan Miguel. Sin embargo, Kiko se decanta por el peluquero. O que mientras María Jesús salva a Sofía, Juan Miguel se queda con Irene.
Curioso que después de ser Irene la única que sacó la cara por María Jesús en sus peores momentos ahora se nominen mutuamente. Sofía le da sus 3 puntos a María Jesús, que ni siquiera la nomina a pesar de ser enemigas desde el primer día y durante todo el concurso. Y, finalmente, me llama la atención que Sofía le de un punto a Carolina y salve a Kiko. Ya se posicionó en su contra el otro día argumentando que no tenían feeling entre ellas. ¿Dónde quedó aquello de las ‘Toto World Tour’? Recuerdo que eran Carolina, Sofía e Ylenia, en teoría inseparables. Está visto que no lo eran tanto.
Moleskine del gato
Ahora a aguantar las semanas que restan. Como se vaya Carolina el jueves esto va a tener la paz de los cementerios, con el padre Kiko impartiendo misa y Juan Miguel peinando los cadáveres. Y amén.