Irene: “He visto a María Jesús roneando a Antonio”
Irene empieza a renegar de María Jesús, no sé si porque se está dando cuenta de su verdad o por pensar que es la única rival capaz de quitarle el maletín a su marido o a ella misma. Gane Kiko o gane Irene igualmente la cosa queda en casa. A Kiko le gustaría inscribir su nombre en el palmarés de ganadores de Gran Hermano, pero para mí tengo que se iría a su casa tranquilamente si supiera que va a ganar Irene. ¿Quién no lo haría? Anoche varias invectivas de Irene fueron para María Jesús. La más llamativa es sobre cierto comportamiento extraño por parte de esta concursante. “He visto a María Jesús roneando a Antonio”, afirmó. Y también esta: “He notado mucho recochineo en María Jesús durante la cena”.
La cena que disfrutaron anoche María Jesús, Juan Miguel, Sofía y Antonio tuvo un final movido. Los camareros y Antonio estuvieron confeccionando trajes a medida al resto de comensales, insatisfechos con el servicio. Al parecer, los cuatro concursantes que disfrutaron la cena fueron al ‘confe’ para agradecer al programa el festín, y Antonio prefirió salir cuando empezaron a criticar a sus compañeros camareros. Según contó después, empezaron comentando que algunos camareros habían dejado mucho que desear, apuntando principalmente a Alejandro. Y sí, fue Sofía quien le señalaba.
El recochineo del que habla Irene tal vez fuera algo sutil, pero a mí también me lo pareció. Salvo Antonio, el resto se mofaron un poco presumiendo de lo bueno que estaba el chuletón mientras sus compañeros tenían que soportar verlos comer. Cada comensal tuvo un camarero asignado: Kiko con Antonio, Irene con Juan Miguel, Carolina con María Jesús y, ¿cómo no?, Alejandro con Sofía. También fue Antonio quien antes dejaba de cenar y preguntaba al ‘súper’ si podían los camareros dejar el servicio. Sin ver los precedentes puede parecer un critiqueo innecesario, pero las labores de corte y confección vistas en el jardín estaban justificadas esta vez.
No solo hubo censura a la actitud de los comensales, sino que también recibió algunos palos un Alejandro cada día más desquiciado en su día de la marmota con Sofía. Antonio le reclamaba anoche más atención en esta semana que está nominado, pero ayer no fue su día. Alejandro abandonó pronto la reunión nocturna y de fondo se oyeron gritos de Sofía, presumiblemente discutiendo con él. También se marchó Irene y Kiko temía que estuviera teniendo una pelotera con María Jesús después de haber comentado su recochineo durante la cena. Las críticas se extendieron después a Juan Miguel por su comportamiento en general, no específicamente en la cena. Kiko barrunta un cercano enfrentamiento con el peluquero.
No puedo saber si es cierto o no, pero todos los que estaban en el jardín anoche coincidían en que Juan Miguel es el principal responsable de que el baño esté siempre hecho un asco. No tira de la cadena, ni utiliza la escobilla. Sobre otras cosas prefiero no dar detalle para no revolver ningún estómago. Sí puedo dar fe de que la reacción de Juan Miguel es siempre la misma: se hace el tonto. O peor: se queja de aquello que él mismo ha hecho. Por lo visto, parece capaz de dejar a la vista en el retrete su deposición y salir del baño quejándose por ello. Entiendo el enfado de Kiko con su compañero porque transcurridos más de dos meses tanta caradura y tanta estulticia terminan por minar la moral de cualquiera.
Creo que estuvieron bastante acertados equiparando a Juan Miguel y María Jesús en que ambos ponen con frecuencia vocecita y cara de niños buenos. Lo extraño es que el ex de Karina haya sido intocable por sus compañeros. Ni un reproche, ni un solo enfrentamiento. Nadie ha sido capaz de decirle nada hasta ahora. Después de haber visto a Kiko estallar en su contra espero que le digan hoy parte de lo comentado anoche a sus espaldas. No hace falta decir todo a la cara. Es más, parece preferible no hacerlo por innecesario. Pero lo mejor para todos, llegado este momento, es que pongan las cartas sobre la mesa. Sobre todo, porque Juan Miguel debe ser desmontado cuanto antes. El buenazo que se porta bien con todos parece partidario de ese lema que dice “dame pan y llámame tonto”. Pues que al menos se lo llamen.
Dije antes que Alejandro no tuvo su mejor día. Recopilemos algunas de las cosas que comentaron ayer sus amigos Kiko y Antonio. A Kiko le acusó de estar mirando las tetas a Sofía e incluso rozarse con ella en el jacuzzi. En otro momento, Kiko y Antonio miraban a Sofía de espaldas y Alejandro hizo un mal gesto molesto porque mirasen su trasero. Durante la cena estuvo nervioso y mal encarado. Al parecer, llegó a decirle a Antonio que le iba a meter la cara en el plato, no sé exactamente en qué contexto. Estoy seguro de que veremos todo esto en el Límite 48 horas de hoy. De momento, con lo que se pudo ver ayer de Alejandro me pareció más infantil que de costumbre, si eso es posible.
Irene piensa que la presencia de Sofía está perjudicando a Alejandro. No puedo estar más de acuerdo. Es curioso porque a veces parece que no se da importancia a las palabras de Irene. Es como si no estuviera. Como si no hubiera hablado. Apuesto a que se comenta mucho más lo dicho anoche por Kiko y Antonio que lo de Irene. Me hace gracia esto porque con frecuencia lo más interesante es dicho por ella. Anoche fue la más certera en las críticas. También la más severa. Es cierto que para Alejandro ha sido una desgracia la repesca de Sofía. No es que ella sea culpable de nada, simplemente Alejandro no sabe gestionar sus emociones y está arruinando su propio concurso, cuando no su reciente amistad con Antonio.
Alejandro desequilibrado y sin saber gestionar su aburrida relación con Sofía. Juan Miguel guarro y desconsiderado con sus compañeros de encierro. ¿Y María Jesús? Creo que no pasará inadvertido el bombazo de Irene. ¿De veras roneó ayer con Antonio? Cierto que en la mesa la vi riendo de nuevo sus gracias. Incluso vacilándolo un poco. Adivinó el restaurante en el que había estado comiendo Antonio con un tronista, lo cual dejó a este profundamente sorprendido. No sé si me he perdido algo o Irene se refiere a algo distinto a la cena, lo cual me parece bastante posible. Confieso que no habría dicho yo tanto, pero me fio del ojo clínico que tiene Irene. Si es así, podemos estar entrando en otra fase del concurso de María Jesús. A ver qué se inventa ahora, porque lo de marginada ya no se lo cree ni el Tato.
La madrugada terminó con todos en la cama menos Antonio, que estuvo mucho rato solo en el baño. Adivinen cómo. Sí, llorando. Él es tan dramático o más que María Jesús. Inestable emocionalmente y demasiado dependiente de los demás. Caprichoso, infantil, jaranero, hiperactivo, incansable, excesivo... Esto último, sobre todo: excesivo en exceso, o excesivamente excesivo. Igual que le pasa a Alejandro con Sofía, Antonio dio su peor cara mientras estaba Candela en la casa. También fue entonces cuando más nos reímos con él. Bueno, y de él un poco. Tiene muchos defectos, como todo hijo de vecino. Además, ha cometido muchos errores y muchos excesos, ya digo. Pero no veo en este concursante el monstruo que algunos quieren pintar.
Con todo, debo agradecer a Antonio horas de conversaciones y multitud de risas. La casa sin él habría permanecido en silencio mucho tiempo. Ayer me puso la piel de gallina cantando por bulerías. Tiene mucho arte, imposible dudar de eso. No sé si está en sus últimos días en la casa o le queda mucho más recorrido. En cualquier caso, me parecerá igualmente un concursante valiosísimo. Salga este jueves o el último día. No ha escatimado nada, y se ha mostrado como es. Con sus errores, con más de una actitud difícil de asumir y tolerar. Pero siempre a calzón quitado, sin protecciones ni armaduras. Es un funambulista siempre a punto de precipitarse al vacío y sin red. Su principal virtud es que jamás ha virado. Apunten esta expresión y otra más: sesgo. De sesgo y virajes va la historia que voy a contar a continuación y su inesperada conexión con este concurso.
En la más reciente guerra mundial la aviación británica estaba recibiendo un importante varapalo por parte de las baterías antiaéreas nazis. Uno de cada 10 aviones caía bajo el fuego enemigo, lo cual hizo que examinasen los 9 aviones restantes, aquellos que sí volvían a Inglaterra. Contaban entonces los impactos de las balas en el fuselaje del avión y añadían blindaje en aquellas zonas más dañadas, que eran principalmente las alas y la cola. Fue así hasta que a un militar se le ocurrió confirmar con un estadístico (húngaro, para más señas) si estaban haciendo bien reforzando el blindaje de los bombarderos. El estadístico respondió que no lo hacían bien. Debían reforzar las zonas de los aviones que apenas habían recibido impactos de proyectil.
Naturalmente, el estadístico húngaro compartió el razonamiento de su recomendación. Los británicos solo eran capaces de analizar los impactos de bala en los aviones que volvían a Inglaterra. Aquellos que caían derribados en campo enemigo no podían ser analizados, de modo que la información sobre dónde habían impactado las balas en esos aviones se perdía para siempre. Se analizaban las “heridas” recibidas por los aviones que sí volvían. En realidad, esos impactos estaban mostrando las zonas donde el avión podía permitirse recibir el impacto de las balas. Por tanto, los aviones perdidos habrían sido castigados en las zonas que mostraban menos impactos en los que volvieron.
Y aquí entra en acción el sesgo. Los agujeros en las alas mostraban que ese punto del fuselaje del avión era resistente. Luego, era mejor blindar el resto del avión, aquellas zonas indemnes en los aviones que regresaron, porque esas zonas no habrían resistido las balas en los aviones caídos. La estadística es infalible si se sabe interpretar. Analizando los impactos de bala en los aviones salvados incurrían en un error al interpretar la muestra. Eso es el sesgo.
Y vuelvo al concurso que nos ocupa. Es importante que los concursantes tengan claro que deben conservar lo más valioso en ellos, aquello que les ha llevado donde están. Ayer comenté la contradicción entre la crítica al concursante por no aprender de las pistas a su disposición y la que les hacemos precisamente por cambiar de acuerdo con esas pistas. Les llamamos torpes por ser incapaces de interpretar ciertas señales y falsos por cambiar después de sí ser capaces de interpretarlas. La clave está en que solo deben cambiar aquello que les hace vulnerables, reforzando su lado más apreciable. Hemos asumido que Carolina es cotilla, criticona y cáustica. Esa es la parte resistente de su fuselaje, las alas de esta concursante. Aquello que no debería cambiar.
Conocemos así a Carolina y de esa forma queremos seguir viéndola. Si ha de cambiar algo debe ser cualquier cosa menos eso que la hace identificable. Por ejemplo, podría ser más coherente y cambiar menos de opinión. Ese es su lado a reforzar. Ningún tuit de esos que les muestran la critica por eso, sino por ser chismosa. Su parte más débil es la que recibe menos impactos de bala (críticas), pero puede hacerla caer en la batalla si empieza a ser castigada por ello. Lo que no ha de hacer jamás es virar, el otro término guardado. Cambiar de rumbo, intentar mudar de piel, es un error. Corrigiendo errores se refuerza la parte más débil del concursante. Pero si varían aquello que les da fuste, si optan por un viraje en su concurso, pueden terminar siendo irreconocibles. Entonces estarán firmando la sentencia de su muerte virtual.
Moleskine del gato
Irene empieza a renegar de María Jesús, dije antes. Sería este un buen momento para que viera algunas imágenes. Por ejemplo, que mientras estaba defendiendo a María Jesús esta decía que Kiko y ella concursan con ventaja y debería ser expulsado uno de los dos. Creo que María Jesús ha tenido tanta suerte que hasta Kiko está convencido de que no ha criticado a nadie porque no es su naturaleza. Los tiene bien engañados.
Esta noche debe salvarse uno de los nominados. Y empieza la cuenta atrás, las 48 horas antes de otra expulsión de infarto. No puedo con la vida, ‘súper’.