Que Kiko y Estela se gusten es normal. Son jóvenes, guapos y con un tipazo envidiable. Lo cual no quita para que estén fingiendo, que intenten mostrar algo diferente a la realidad para sacar provecho de los posibles comentarios que esté produciendo la relación entre los dos. Puede que se gusten y sean unos montajistas al mismo tiempo. No está reñida una cosa con la otra. Han sido ellos mismos quienes han dejado al descubierto su engaño, que llaman juego. Pero no es lo mismo una cosa y la otra, porque a Gran Hermano se entra a jugar, no a engañar.
Es lícito que cada concursante plantee su juego, pero no que pretenda engañar a la audiencia. Con todo, hay dos cosas que me parecen especialmente extrañas en esta historia. Plantearé una de ellas ahora y dejo la otra para un poco más adelante. Tengo el convencimiento de que Estela y Kiko pretenden engañar a la audiencia sobre la relación que hay entre los dos para generar polémica, tener protagonismo y sacar provecho de ello. Pero no están dispuestos a jugar tan fuerte como podrían. Confieso que esa es una de las cosas que más me llama la atención. Ya puestos podrían implicarse más.
Viendo la manera que se ha planteado el concurso Kiko me parece extraño que esté arriesgando tan poco al hacer ver como que tiene una relación especial con Estela, lo cual saben ambos que provocará celos en sus respectivas parejas. Tal vez sea por esto último, precisamente. Apenas han traspasado las líneas de lo que cualquier persona normal, no especialmente celosa, consideraría aceptable. El tonteo está siendo muy leve y tan solo han estado algún rato tumbados uno junto al otro bajo un edredón. No se puede decir que estén arriesgando.
La explicación a la falta de riesgo que están corriendo Kiko y Estela estaría en los siguientes fragmentos de conversación del sábado, donde ella habla más que él y pone al descubierto su juego de engaño. Les preocupa cómo se esté viendo fuera, particularmente por Diego Matamoros y Sofía Suescun. Diría que no están estirando demasiado de la cuerda confiando que estos se den cuenta del juego planteado por sus parejas en la casa. Por eso no estarían yendo más allá. Veamos lo que dicen en el primero de esos fragmentos. Ambos están en el búnker y hablan bajito, casi susurrando.
Estela: “Se están 'jartando' a ir a sitios (platós)”.
Kiko: “Bueno, ya...”
Estela: “Puede que ellos sean más listos”.
Kiko: “Esperemos”.
Estela: “Que sean más listos y digan: 'Sí, me estoy dando cuenta de lo que está pasando'. Igual que nosotros nos estamos dando cuenta de lo que está pasando. Que ellos, fuera, se estén dando cuenta de lo que está pasando”.
Kiko: “Esperemos”.
Estela: “Yo creo que sí, por... (hace el gesto de señalarse a ella misma, como si se estuviera refiriendo a su parte, Diego Matamoros)”.
Kiko: “Pues ya está. Yo creo que también. Perfecto”.
Estela: “¿Tú crees que no?”.
Kiko: “No sé... No lo sé (riendo)”.
Estela: “Yo digo que sí”.
Kiko: “Sí, vale, perfecto. Pues ya está. Si es así, perfecto”.
Estela: “Creo que ellos se están dando cuenta de lo que está pasando, que también (se tapa el micro y no se escucha), y que cuando salgamos nos vayamos de vacaciones (chasca los dedos)”.
Kiko: “Hasta el momento, yo no había tenido ninguna... vamos que ni se me había pasado por la cabeza siquiera”.
La idea que Kiko intenta transmitir es que fue Mila quien les abrió los ojos haciéndoles ver que se podía estar comentando fuera el posible inicio de una relación con Estela. El comentario de Mila en una gala habría servido para que ellos se dieran “cuenta de lo que está pasando”, expresión que repite Estela una y otra vez. Mila comentó: “Están creando mucho conflicto fuera y ella no se da cuenta. Cuando (Estela) se dé cuenta va a ser muy tarde. Yo conozco a su marido…”. Alba coincidía: “Yo pienso igual”. Partiendo de ahí vieron el cielo abierto para comenzar un juego en el que confían que contarán con la complicidad de sus respectivas parejas, lo cual comentan al detalle más adelante.
Avancemos un poco en la conversación, por tanto, hasta llegar al momento en que se plantean si Diego Matamoros y Sofía Suescun se estarán dando cuenta de lo que ellos mismos llaman “el juego”. Ese juego de engaño del que hablo. Estela parece más confiada de ello. Hablan sin pudor ninguno, abiertamente, como si no hubiera cámaras delante. Estela y Kiko ponen al descubierto su montaje.
Kiko: “Si dos personas aquí se dan apoyo, difícil es que fuera no haya afectado, aunque sea, a... la relación normal de plató de decir, bueno, vamos a... (Estela niega con la cabeza) Remamos con ellos a favor”.
Estela: “Claro. Te digo yo que... a ver, es que depende. Si Diego (Matamoros) está en plató defendiéndome es un cantar. Si Diego no está en plató defendiéndome es otro cantar. No sé si está o no está, es el problema que tengo. Si yo sé que Diego está los jueves defendiéndome, no te preocupes (gesticula con la mano, como si todo estuviera en calma), porque Diego va a remar a favor. Porque es muy inteligente. Diego es muy inteligente. Y Diego me va a pillar a mí. O espero (sonríe) que me pille, que me lea, que lea mis blogs y que lea entre líneas. Nos entendemos”.
Kiko: “Vale”.
Estela: “Y aunque no me entienda, ¿vale? Aunque no lo entendiese, Diego nunca se va a poner a pelear con Sofía. Te lo digo yo. Como mucho pasa de ella. Pero pelear con Sofía (hace un ruido con la boca, como negando). Diego se la come en un segundo, y simplemente por no comérsela en un segundo no va a pelear con ella. Sofía no puede con un tío como Diego a la hora de enfrentarse. No puede”.
Kiko: “¿Por? No conozco a Diego”.
Estela: “Lo siento, pero es así (ríe abiertamente). Entonces... no, no va a enfrentarle a ella. No lo va a hacer”.
Kiko: “Pero no me estás entendiendo. Digo que ni siquiera apoyen la causa (señala con la mano a los dos). No que se enfrenten”.
Estela: “Por eso, yo estoy muy tranquila. Porque algo me dice, algo siento, de que... él lo... él está viendo el juego al final. ¿Sabes? Y yo le estoy dando indicios a él de mi juego. ¿No hemos venido a jugar? Pues vamos a jugar. ¿Sabes?”.
Kiko: “Qué de mala te ha quedado eso. Ahí te ha salido la vena de mala”.
Estela: “Es que ya me estoy dando cuenta de que estamos jugando, ¿no? Pues vamos a jugar. Lo siento”.
Kiko: “Muy bien”.
Estela: “Solo espero (sonríe)... Solo espero que lo vea (ríen los dos abiertamente). Porque si no lo ven es un problema (Continúan riendo). Pero si lo ve (se besa las yemas de los dedos en puñito)”.
Kiko: “La pregunta es qué coño estarán viendo”.
Estela: “Claro”.
Los juegos de engaño y simulación no son admitidos en Gran Hermano. En el manual de la casa se recogen las normas básicas que son de obligado cumplimiento y son leídas por los concursantes en los primeros días de concurso. No dispongo del manual de este año, pero voy a recoger textualmente algo que se puede leer en el segundo párrafo de la primera página de ese manual en una edición anterior. Dice así: “Gran Hermano es un concurso de convivencia. Esto significa que se trata de sacar lo que cada uno tiene dentro”. Es decir, ser auténtico, ser fiel a ti mismo. Y sigue diciendo: “No finjas, no trates de ser otra persona”. En el párrafo anterior, el primero del manual, se especifica esto: “Si no cumplen las reglas podemos pedirles que abandonen la casa”. Más claro imposible.
No voy a decir que Kiko y Estela deban ser expulsados del concurso porque no me gusta decir al programa lo que debe hacer. No es esa mi labor y, por otro lado, pienso que haga lo que haga el programa será siempre lo más conveniente. No regalo nada, lo pienso así por merecimiento propio y ante lo demostrado durante casi dos décadas. Pero Kiko y Estela pretenden hacer ver que tienen una relación distinta a la real, confiando en que sus parejas fuera se estén dando cuenta de lo que se trata e incluso deseando que “remen a favor” y les sigan el juego. Y he de decir que ese comportamiento desvirtúa por completo el espíritu y los principios básicos de Gran Hermano.
La frase con la que termina el párrafo anterior no es mía, fue textualmente la explicación dada por el programa a la expulsión de Julio ‘el feroz’ y Flor en Gran Hermano 12. Una explicación que terminaba con esta lapidaria frase: “A Gran Hermano se entra a jugar, no se entra a engañar”. ¿Les suena? Creo que aquella vez los concursantes fueron más lejos, arriesgaron considerablemente más en un juego torpe demasiado evidente. Pero ya entonces algunos se mostraron contrarios a la expulsión disciplinaria de la pareja. Recuerdo que fue el caso de Pepe Herrero, que en una reunión privada de gente relacionada de alguna manera con el programa (con algún otro exconcursante presente) defendía que no debían haber expulsado a El Feroz y Flor. Era el único de la reunión que pensaba eso.
El argumento en contra de que el programa intente evitar que unos concursantes basen su juego en un engaño era que eso debía juzgarlo la audiencia. Kiko está sentenciado si es la audiencia quien debe sancionar ese juego. Hasta el sábado he creído que debía salvarse en beneficio del espectáculo, pero hay cosas que no se pueden tolerar. Una vez ellos mismos han puesto al descubierto su juego quiero verle fuera de la casa, a ser posible con porcentaje récord. Y que detrás vaya Estela. “Cuando salgas este jueves ve reservando algún sitio porque yo salgo al jueves siguiente”, dijo Estela. Analicemos la frase: da por hecho que se va Kiko y se postula para ser la siguiente. ¡Firmo!
La diferencia entre jugar y engañar es la misma que entre un mago y un trilero. Sabemos que el mago tiene el reto de engañarnos y disfrutamos cuando lo hace sin que seamos capaces de adivinarle el truco. El trilero, sin embargo, engaña queriendo convencer de que no lo hace, para lo cual usa ganchos tramposos y otras malas artes. Adivinar es un reto que permite al mago jactarse de habernos engañado y nosotros no esperamos otra cosa, pasando con el trilero a ser una trampa cuyo fin es estafarnos quedándose nuestro dinero. Siento decir que Estela y Kiko más que magos son trileros.
Mila se ha coscado de todo y creo que coincidirá conmigo en la lectura sobre el concurso de Kiko y Estela. El viernes comentaba Alba que Kiko estaba hablando con Adara, a lo que Mila respondía: “Le va a decir: ‘Vamos a liarnos tú y yo’. Pero Adara no va a entrar en eso”. No dudo de que Kiko lo haría si fuera necesario. También es cierto que Mila piensa que Kiko se acerca a Adara porque la ha visto fuerte en el concurso, sin contar que ella ha podido hacer lo mismo con idénticas motivaciones. Todavía nos queda mucho por ver hasta el jueves. Aunque el tono de voz del mensaje grabado que le dedicó su madre ha hecho a Kiko pensar que las cosas no están muy bien fuera. ¡Qué sorpresa! También pudo escuchar los persistentes abucheos del público en plató durante todo el Debate. O corta los tonteos con Estela o decide tirar por la calle de en medio y piden una hora sin cámaras.
Corea central
Kiko hacía el sábado un juego de palabras entre las frases “no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes” y “no sabes lo que te pierdes hasta que lo tienes”. No quiero ser agorero, pero igual termina perdiendo lo que tiene y no logrando lo que quisiera tener.
El Cejas también es poeta, y lo demuestra con frases como esta: “Por la mañana hay que desayunar café de sonrisas y tostadas de felicidad”. Por lo visto, debe estar intentándolo. Pero no le sale.
Hay quien llama “palmero” a Joao, pero no lo veo así. Más bien lo llamaría “plañidero”. Joao acompaña muchos ratos a Mila al pie de su cama como si estuviera en un velatorio.
Noemí pregunta si se van a tirar tres meses comiendo pasta y arroz. Adara saca el hacha y puntualiza que esto no dura tres meses para todos. Sutil… muy sutil.
Moleskine del gato
Solo Gianmarco se posicionó contra Joao (el maestro Joaquín, dice él). Mila y Alba contra Kiko y el resto deseando la salida de Adara. Cuando la vean salvarse de nuevo mañana les da un pasmo.
Así estaban anoche los porcentajes: 75,9 %, 20,9 % y 3,2 %. No parece que vayamos a tener sorpasso esta semana.
Mañana entra un nuevo (o nueva) concursante a la casa en sustitución de Nuria. La red ruge conjeturando sobre que entren Diego Matamoros o Sofía Suescun. No creo que tal desastre vaya a suceder.
Dice Alba que suele defender a sus compañeros, por lo cual ve mal que Miguel Frigenti la pueda estar criticando. No se considera defender a un compañero desear que pierda su puesto de trabajo para poner a su amiga Irene. Bueno, amiga en ese momento, porque anoche renegaba de su amistad. “No tengo nada que hablar contigo”, decía Alba a Irene después de haber estado esta llorando amargamente por haber perdido una oportunidad de trabajo, digo… por perder una amiga.