Duelo de corazones
No podía acabar mejor la relación entre Sofía y Alejandro que batiéndose en duelo en lo que ellos llaman la habitación gris, también conocida como sala de expulsiones. El destino ha querido que rompan definitivamente el lazo que todavía les une, solo sea porque viven en la misma casa, y se despidan cuando uno de los dos deba abandonar el concurso. Si lo hace Alejandro no podrá cumplir su sueño de ser finalista y si es Sofía la expulsada para ella será la segunda vez que la audiencia la deja en la estacada, recordándole que no se cumple necesariamente lo de “quien tuvo retuvo”. En un reality tienes que demostrarlo día a día, como en las carreras por etapas.
La víspera de su separación definitiva terminaron enfrentándose con excesiva energía en la puerta de la sala sin nombre, donde habían estado haciendo ambos la curva de su relación. Apasionante ejercicio del que no diré nada en contra, entre otras cosas porque aproveché para prepararme un café y hacer alguna otra tarea pendiente en casa. Deberían advertir que observar mucho a esta pareja comporta riesgo de aburrimiento. Son tan repetitivos que cuesta saber si lo que estamos viendo es en directo o nos están colando una repetición de lo sucedido hace un par de meses.
El encontronazo previo al duelo de corazones que viviremos esta noche fue a cuenta de las respectivas madres. “¡A mi madre la respetas!”, decía Alejandro. Pero no lo decía una vez, sino un par de docenas. Antes Sofía había menospreciado a la madre de Alejandro porque no llama a su hijo cada día, como hace Maite. Pues no sabe Sofía lo que lo siento por ella. No está escrito en ningún lado si debe hablar o no con alguien, ni cuál es la frecuencia correcta. Harían bien en dejar en paz a las madres y no repetir las cosas durante meses porque me parece estar viendo siempre el mismo episodio de la misma serie, y no me divierte más ahora que la primera vez.
Una vez salvada María Jesús, sus seguidores y los del resto de finalistas, deberían tener claro que si Sofía se salva podrá disputar el triunfo a cualquiera. No pasa lo mismo con Alejandro, candidato a ser el primer finalista expulsado. Por eso igual harían bien en votar a saco a Sofía en las horas que quedan hasta la expulsión. Si sale ella tendrán un rival menos. El fandom de Sofía vota a todas horas de forma más o menos ordenada, por lo que su barra de los porcentajes ciegos (en mi hipótesis es la rosa) se mantiene por debajo de la de Alejandro (supongo que la amarilla). Pero durante las galas el voto mayoritario es para ella, por lo que sube su barra hasta el sorpasso. O casi.
Anoche el Límite 24 horas empezaba con un 46,2 % (amarilla) frente a un 36,9 % (rosa). Salía Alejandro con relativa claridad. Y antes de salvarse María Jesús la cosa se había igualado entre el 42,9 % (amarilla) y el 42,4 % (rosa). Empate técnico. Al mismo tiempo, el porcentaje de María Jesús (verde) no había parado de subir, del 12,5 % que tenía el domingo hasta un 14,7 % anoche. Si pasan más días igual termina superando a los que están en la franja de los 40. La diferencia entre el porcentaje de María Jesús y los otros es porque el voto se ha polarizado en Alejandro y Sofía para que solo uno de los dos llegue a la recta final. Sin Alejandro en la terna no sé si María Jesús se hubiera salvado ante Sofía.
Hubo reacciones diferentes en la casa ante la noticia de que era María Jesús la salvada. El histrionismo de esta concursante tiene el contrapunto en un Juan Miguel que ni siente ni padece. Cuando le aprietan mínimamente las tuercas aduce dolor de muelas. La tensión se concentra en su dentición, por lo visto. El resto asistían impávidos a la salvación de María Jesús. También incrédulos ante la discrepancia entre la reacción que ella suscita en el público del plató y el resultado de los votos de la audiencia votante. Ayer no fue su mejor noche. Kiko e Irene desmontaron a la falsa María Jesús con acierto y la ayuda de unos vídeos muy oportunos. Entiendo la extrañeza ante lo sucedido.
Tal vez les falte saber lo que se cuenta aquí fuera sobre posibles centralitas dedicadas a votar para salvar a María Jesús. El benefactor parece ser el primer ex de la concursante. No lo dice cualquiera, sino la hija de esta persona. Según su testimonio, serían entre 8 y 10 teléfonos dedicando 200 euros diarios cada uno para votar salvando a María Jesús. Si esto fuera así el montante de lo gastado solamente esta semana ascendería hasta los casi 11.000 euros. Y si multiplicamos esa cifra por el número de veces que ha estado nominada llegaría a dar números rojos. Tengamos en cuenta que el maletín son 100.000 euros y hacienda se lleva aproximadamente la mitad.
Si soy sincero debo decir que dudo mucho de ese rumor sobre la ayuda económica que estaría facilitando a María Jesús llegar a la final. Pero está claro que, ante esta posibilidad y en los tiempos que corren, mantener inamovible el procedimiento de los votos es claramente inconveniente. Estamos en la era de los bots y las granjas de teléfonos programados para hacer una acción determinada. Plantear este concurso como un negocio en el que se invierte para intentar lograr un beneficio es tan posible como poco deseable. En otros países ya se ha puesto coto a esto y convive el voto de pago con el gratuito por Internet o en una app. Además, el voto de pago tiene unos límites de votos diarios mucho más estrictos para minimizar posibles manipulaciones. Merecemos una actualización de las reglas y votaciones más justas.
Ante la sorpresa de propios y extraños, María Jesús ha logrado tener engañada a una parte importante de la audiencia. Pero su credibilidad está empezando a resquebrajarse, especialmente a partir del momento que ha situado en su punto de mira a Irene. Tampoco es ayuda esa hipocresía de decir que debería ser expulsada ella esta semana. Alejandro dijo que Sofía, y esta se decantó por María Jesús. No es tan complicado decir lo que se piensa y resulta siempre mucho más rentable. Supongo que María Jesús temió anoche quedar en evidencia dado que había estado reprochando la noche anterior a Kiko que quiera verla fuera y lo verbalizase.
Si María Jesús llega a decir anoche que prefiere a Alejandro expulsado (lo mismo con Sofía) estaría haciendo lo mismo que tanto daño le produjo, supuestamente. Ni más ni menos. Pero es que en eso consiste este concurso. Nominar también es decidir con quién no se quiere seguir conviviendo. Y María Jesús también se ha posicionado contra un compañero diciendo que quería verlo expulsado, incluso alegando que era lo justo. No sé lo que es la justicia en un concurso de televisión, pero sí lo que es trampa. Por ejemplo, que dos nominados respondan a la pregunta del presentador sobre quién debe salir esta semana y el otro evite mojarse. Todos moros o todos cristianos.
A María Jesús le hacen daño ciertos reproches, pero vuelve a sacar astutamente en el directo de una gala algo que le dijo hace semanas Kiko. Es detestable lo dicho por este concursante, y no valen excusas posteriores, sobre todo cuando este domingo se reiteraba en ello con detalladas explicaciones. Ahora bien, no protestó cuando Ylenia sugirió lo mismo. Al contrario, le jaleó la gracia y lo aceptó. Tampoco se ofendió cuando Carolina y Raquel la levantaron de la cama una noche para tener una charla en el cuarto de baño donde censuraron su actitud con el argumento de “no calientes lo que no te vas a comer”. La estaban acusando de calentar igualmente, pero dicho de forma mucho más artera y disimulada. Además, era su amiguísima Raquel la que lo decía.
María Jesús se está convirtiendo en una caricatura de sí misma y le saca punta a cosas de sus compañeros de encierro que provocan bastante vergüenza ajena. No sé si abochornarme o partirme de la risa cuando critica que hayan cocido la pasta pegada. Eres un ser despreciable si se te pegan los espaguetis. Palabra de María Jesús. “Aquí hay muy malas personas. Muy, muy, muy malas”, afirmó. Palabra de María Jesús. “Eres un sinvergüenza”, le espetó a Kiko. Palabra de María Jesús. “Llevan dieciocho semanas machacándome”, pero solo van 11 de esta edición. Palabra de María Jesús. “Llevo muchas semanas consecutivas nominadas”, pero consecutivas son solamente dos. Palabra de María Jesús.
El enfrentamiento de María Jesús con Irene es muy simbólico. Durante semanas fue un apoyo para ella en la casa. Incluso cuando la relación entre ellas se ha enfriado, no se ha visto a Irene criticando a su compañera. El matrimonio ha tenido mal ojo con María Jesús. Kiko dijo estar seguro hace pocos días de que María Jesús no hablaba mal de nadie porque no es su forma de ser. E Irene la ha seguido defendiendo hasta la semana pasada. Justo hasta el miércoles, que la representante de Kiko y la hermana de Irene deciden transmitirles el mismo mensaje: María Jesús está hablando mal de vosotros en el ‘confe’.
El argumento se puede retorcer de muchas maneras. Defendiendo que utilice el ‘confe’ de la manera que quiera, cuando eso no está en cuestión. Naturalmente que puede hacerlo, pero si decide mantener un doble juego diciendo en el ‘confe’ unas cosas diferentes a las que dice en la casa y es descubierta debe asumir el fracaso de su estrategia. Esto es lo que ha pasado: ha sido descubierta. Entonces retuerce de nuevo el argumento y le dice a Irene que ha estado ocultando su carácter todo el tiempo y ahora podemos ver a la Irene de verdad. Menuda jeta. Le pisas el pie al de al lado y se queja, entonces le acusas de ser un falso porque hasta ahora nunca se había quejado. Claro, es que ahora es cuando le has pisado.
Si no fuera porque es una manipuladora de libro y su juego sucio me produce un visceral rechazo, disfrutaría viendo la desmesurada actuación de María Jesús. Me resulta gracioso su histrionismo de opereta, la aparatosa artificiosidad de sus emociones, esa manera de tirarse al suelo al terminar de hablar con Jordi González después de saber que es finalista, sus lloros desesperados en el ‘confe’ cuando escucha a Kiko decir “quiero que se vaya ya”. Esos cabezazos contra la pared son dignos de la peor telenovela. Puro ardid, la argucia de una torpe farsante.
El ficus Juan Miguel ni siquiera es capaz de reconocer que nadie escupió en su taza. El excepcional trabajo del equipo del programa logró montar la secuencia de 12 horas seguidas en las que la taza siguió en el mismo lugar que él la había dejado y en ningún momento se acercó nadie a la misma. Lo que otras veces se reclama fue ofrecido anoche. Está todo grabado, se dice con demasiada frecuencia y no siempre es así. Pero esta vez ahí están las imágenes, que nunca mienten. Sin embargo, Juan Miguel siguió insistiendo como el Don Erre que erre de Paco Martínez Soria. O como ese mañico que va andando por la vía del tren y al escucharlo a sus espaldas se dice a sí mismo: “Chufla, chufla, que como no te apartes tú”.
Moleskine del gato
De nuevo empate técnico en los porcentajes al final de la gala de anoche: 49,5 % y 50,5 %.
“Has dicho en la tele que como plátanos y que me ducho dos veces al día”, le reprochaba anoche Alejandro a Sofía. Apunto que para intentar socavar la buena imagen de alguien nada mejor que acusarle de someterse a una sobredosis de plátano y extremar su higiene personal. Igual es humor de nutricionistas y dermatólogos.
Dice María Jesús que se pone notas de quita y pon en la nevera para recordar las ofensas de sus parejas. De los creadores de la cadena de la ofensa llega ahora el recuerdo de la ofensa. La combinación de ambos conceptos sería algo así como que en las cajas de leche vinieran las ofensas a nuestros semejantes para que nosotros también las recordemos cada mañana al abrir la nevera. Reconozco que ahí estuvo brillante esta concursante. Hagamos lo posible por recordar las ofensas, no vaya a ser que por olvidarlas perdonemos demasiado pronto. Amén, hermanos.