Dinio y Hugo tenían una mascota. Se trataba de Bunki, la calabaza con brazos de puerro. Bunki estaba en peligro desde ayer. Habían amenazado su generosa sonrisa y un antifaz le proporcionaba aspecto de pirata. Pero era Bunki, esa calabaza que llevaba diez días en el búnker y había sido adoptada como mascota. Dinio y Hugo tenían a la calabaza Bunki igual que Chuck Noland (Tom Hanks) tenía al balón de vóley Wilson en la película ‘Náufrago’. Primero vino el sabotaje, que lo amenazaba, y anoche decidían finalmente acabar con Bunki. Se lo comieron. Por supuesto que Dinio y Hugo no participaron. Dinio decía: “No puedo comérmelo. Se coge mucho cariño a una calabaza”. Y Hugo reseñaba: “Para mí tiene un significado”. Esta madrugada se ha vivido un duelo en Guadalix.
Adara no compartió duelo. Por la tarde decía Hugo: “Siento la energía de Bunki”. Dinio respondía: “Yo también”. La respuesta de Adara cuando Hugo preguntó si ella también la sentía fue esta: “Yo no”. Más sincero no se puede ser. Fuera de bromas, la disputa de la calabaza es demostrativa de las terribles ganas de bronca que tienen ambos grupos. La calabaza estaba abandonada en el búnker hasta que le pintaron cara y cobró vida. No se habían planteado cocinarla, incluso escuché a alguien diciendo que no le gustaba la calabaza. Pero anoche se la estaban comiendo con la excusa de que la audiencia había querido que les diesen un disfraz de chorizo como recompensa en lugar de comida. La afrenta era una ocasión más de armar un poco de jaleo para Hugo y Dinio. No son tan distintas las intenciones en ambos grupos, solo utilizan métodos diferentes.
El grupo grande ha sido capaz de hacer un diagnóstico de la situación. Puede compartirse o no, pero al menos han hecho el análisis. Personalmente me parece algo simplista, pero a su favor debo decir que coincide con el de muchos y tiene bastante de verdad. La tendencia a hacer paralelismos entre concursantes actuales y otros de ediciones anteriores denota tan pocos recursos como esa necesidad que muestran los niños de explicar las cosas con ejemplos. Hugo no es Miriam Saavedra, ni mucho menos Carlos Lozano. Las comparaciones son odiosas y, lo que es peor, empobrecen el análisis. Al menos en este caso. Pero Hugo es muy burdo y se le cala enseguida. No cabe duda de que busca provocar y ante todo desea eco mediático. En todo caso, el diagnóstico está hecho y no es disparatado, por lo cual resulta más difícil de entender que sean incapaces de afrontar la situación.
El análisis del grupo mayoritario es que Hugo, con la inestimable colaboración de Dinio y Adara, busca notoriedad a través del enfrentamiento. Además, pretende ser visto como una víctima de la situación por él mismo creada. Piensan que esta fórmula mágica consistente en sacar renta del conflicto y de ser el grupo pequeño, oprimido por la mayoría, les ha funcionado a otros concursantes en ediciones anteriores. La fórmula de Hugo habría resultado ganadora otras veces, por lo que estaría ajustando su concurso a ella. También le acusan de haber estudiado a cada concursante antes de comenzar el encierro para saber los puntos débiles de todos sus rivales.
No digo que ese diagnóstico hecho por la mayoría de la casa sea bueno o malo. Me limito a resumir sus conclusiones tras más de una semana de encierro. El punto más discutible, por disparatado, de ese análisis es la acusación de haber estudiado al rival. Eso es, precisamente, lo que debe hacerse. Si algo ha aprendido el deporte moderno es la importancia de analizar al rival. Pocos entrenadores de baloncesto o fútbol hace 20 años miraban con detenimiento vídeos del rival antes de un partido para conocer bien sus tácticas y puntos débiles. Ahora es imprescindible. Si Hugo hubiera hecho eso que dicen sería un punto a su favor porque es lo que se debe hacer. Ir preparado a un examen es altamente recomendable, además de una garantía de éxito. Por lo demás, me parece bien que hayan analizado la situación. Es importante para saber afrontarla, pero ahí es precisamente donde fallan. Si piensan que Hugo y compañía buscan notoriedad y ser vistos como víctimas de una mayoría, ¿por qué están haciendo todo lo posible porque consigan sus objetivos?
Hecha la reflexión de que Hugo busca notoriedad deberían hacer todo lo posible por negársela. En lugar de eso, lo han convertido en gran protagonista centrando en él la mayoría de las conversaciones. Cuando no se escucha hablar de Hugo es casi siempre porque el tema de conversación es el eyeliner o los beneficios del agua micelar. Si no quieren que Hugo consiga su supuesto objetivo de ser protagonista lo que deberían hacer es no hacerlo protagonista. Ellos lo han elegido como tema permanente de conversación hasta el punto de convertirlo en su evidente obsesión. No pierden ripio. Están pendientes de todos sus actos y eso les convierte en muchas ocasiones en espectadores más que en concursantes. Parece como si hubieran ido para observar lo que sucede sin participar en ello.
La queja de que Hugo seguía bailando en la fiesta del viernes hasta muy tarde estaba hecha por un grupo que le miraba bailar desde el salón mientras hacían ver que querían dormir. La música seguía sonando, lo cual significa que la fiesta no había terminado. De manera que una buena parte de los concursantes decidió acabar la fiesta de forma precipitada. Diría que no están cumpliendo con su obligación de hacer fiesta cuando se les propone, pero tampoco están obligados a ello. Ahora bien, que no quieran impedir a otros cumplir con aquello que la audiencia reclama y no es otra cosa que entretenimiento. Entretiene el que baila hasta que acaba la música y no lo hacen los que duermen sin haberse acabado la fiesta.
“Estás hambriento de fama”, “haces las cosas para salir todo el tiempo en televisión”, le dicen a Hugo. Claro, como si estando en esa casa fuera una opción no salir en televisión todo el día. Bien es verdad que Estela o Noemí salen más bien poco, algo que no debería ser motivo de satisfacción para ellas. Digo estas concursantes, pero podría hablar de algunos más. A Gran Hermano no se va a dormir. Y, sobre todo, si no participan de la fiesta al menos que no se dediquen a hablar de Hugo, porque entonces lo están ayudando a conseguir aquello que busca, según ellos. La notoriedad y el protagonismo se lo otorgan ellos con cosas como esta.
Sucede lo mismo con el supuesto objetivo de ser una víctima marginada y denigrada por la mayoría. Piensan que Hugo persigue esto y en lugar de comportarse de manera que pierda su sentido hacen todo lo posible porque sea así visto. El grupo demoniza a los tres concursantes disidentes y les acusa de todos los males habidos y por haber. Ellos ensucian más que nadie, son más desordenados, toman más café y lo derraman, comen demasiado, meten el dedo en la crema de cacao y molestan con sus ruidos. Solamente ellos, claro. Hugo tiene ansia por la comida, pero El Cejas no. Bueno, los dos son parecidos en esto, pero quiero decir que el grupo solamente acusa a uno de ellos.
Demonizan a uno y santifican a otro por puro capricho, ya que los dos se comportan igual en ese aspecto. Y, por supuesto, si desaparece el teléfono móvil de la casa la culpa es de Adara, Dinio y Hugo. Son los principales responsables, por no decir los únicos. Fue Kiko quien les acusó directamente porque había creído ver con sus ojos que tenían el móvil al final de la fiesta (convertida en guerra) de las uvas. No se lo había contado nadie, por eso estaba completamente seguro.
Estela transmitió a todos la orden del ‘súper’ (ella se equivoca a menudo y lo llama ‘ángel’, a saber cuáles son los mecanismos que producen ese error): había que encontrar el móvil antes de hacer ninguna otra cosa. No contemplaron otra opción, dando por hecho que lo habían perdido en el grupo de Hugo. Kiko lo había visto con sus propios ojos, como digo. Al final, el móvil apareció en el bolsillo de una chaqueta de Noemí, que esa noche llevaba puesta Estela. Esta reconoció después que se guardó el móvil en el bolsillo y no fue capaz de recordarlo después.
Algo parecido pasó cuando despertaron el sábado y no había leche. Alba estaba decidida a prohibir que se consumiera leche durante el día, reservándola solo para el desayuno. La casualidad quiere que ella solo tome café con leche a la hora de desayunar. Por supuesto, acusaron al “ansias” de Hugo de que se hubiera acabado la leche. Nuria confesó más tarde que se habían tomado la leche Kiko y ella la noche anterior. Lo importante no es que se tomasen o no la leche, que es un bien para el disfrute de todos. Igual que no lo es dónde aparezca el móvil, porque no es extraño que se pueda perder. La cosa es que siempre sospechan de los mismos. Y se están equivocando una vez tras otra.
Solo sea por pura estadística es mucho más probable que si se pierde un móvil haya sido alguien de la maxipandi. La torpeza del grupo es que sean ellos quienes están dando, una vez más, la razón a Hugo haciendo a su grupo responsable de cualquier cosa negativa o punible que suceda en la casa. Igual que se equivocan al hacer protagonista a quien persigue serlo. Me parece extraño que hagan un diagnóstico y no sean capaces de obrar en consecuencia. Diría más, si realmente consideran tan previsible la estrategia de Hugo, que comparan con las de varios ganadores recientes del concurso, ¿no habría sido recomendable que trajesen preparado un plan por si esto volvía a suceder? La estrategia del contrario puede ser todo lo mala que quieran, pero ellos no tienen una respuesta, no son capaces de hacer nada que la neutralice o compense.
También se queja el grupo de que les llamen borregos. Hugo sigue refiriéndose a Mila como “emperatriz”, “majestad”, “abeja reina” o cosas similares. Es algo que a ella la enerva, lo cual puedo entender. Pero no comprendo que con sus actos esté dando la razón a Hugo. Mila se mueve bien en el terreno de la burla y la venganza, desconfiando continuamente de la lealtad que le muestran sus afines. Este fin de semana temió haber perdido a Joao. Cuando se le separa un poco el rebaño hace cruz y raya a los más díscolos. “Es muy significativo lo que está pasando en ese rincón”, decía Mila a un despistado Gianmarco, que posiblemente no entendió lo que decía. En el rincón en cuestión pasaba que Joao estaba hablando con Adara. Nada más que eso.
También ha desconfiado Mila de Nuria, igualmente sin razón suficiente. Nuria le cambia a Adara su café caliente por uno frío y la desprecia hablando con el grupo, pero a ella le dice cosas bonitas como esta: “Yo por ti mato”. Muy original. Cualquiera que hable con los del búnker está sentenciado por Mila. De momento, sus huestes se atreven con Adara. Con esto Mila da la razón a Hugo. Se comporta como una líder que no quiere fisuras en el equipo. Cualquier veleidad la considera más grave que el motín de la Bounty. Joao tiene las cosas más claras que el resto. Por eso intenta no darle a Hugo protagonismo ni hacerle víctima. “Lo peor es el mira, mira”, decía el otro día. Que Joao sea el más sensato del grupo dice mucho del resto.
Es inteligente que Hugo, Dinio y Adara se hayan hecho fuertes en el búnker. Es todo un símbolo que sean solo ellos quienes se quedan allí a dormir, mientras el resto lo hacen en el salón de la casa (en espera de que abran los dormitorios). También lo de Bunki, bromas aparte, era un símbolo. Ahora el grupo mayoritario empezará a ambicionar el búnker. Ya hablaron algunos el sábado de dormir allí junto a los que ellos consideran poco menos que apestados. Todo para no dejarles esa estancia a ellos en exclusiva. Al menos durante el día pasan todos por allí para hacer turnos vigilando los números de la prueba. Los símbolos suelen durar poco en Gran Hermano, pero son muy importantes.
Corea central
El Cejas da cremita a su reina Mila (así la llama él) y Mila le da cremita en la espalda a El Cejas. Yo te doy cremita, tú me das cremita. Esto es lo que debe entender Antonio David como pasar días tranquilos. “Desde que soy jefe de la casa junto con Adara hemos vivido dos días de absoluta tranquilidad”, decía anoche este concursante en el Debate. Tranquilidad es lo que menos me apetece. Si quisiera tranquilidad vería ‘Saber y ganar’. Antonio David se ha dejado en casa el alzacuellos.
Alba dice que es súper divertida, pero no le gusta que se note. De Hugo dijo el otro día: “Tiene cara de perro pekinés”. Sin embargo, anoche quiso aclarar que no se refería a su físico. ¿Perdón?
En la escalada de exageraciones tenemos a El Cejas alterado lamentando que las agresiones estén penalizadas y a Irene dando a entender lo que no debe al decir lo siguiente: “Nuria y yo estamos todo el día temblando por culpa de Hugo”. ¡Qué feo todo!
El fuego amigo ya está apareciendo en la casa. El ‘súper’ advirtió a Estela que su collar hacía ruido en el micro. Ella se extrañó porque dice que lleva con ese mismo collar desde el principio. Entonces terció Kiko con la broma de que poco habrá hablado para que no se haya notado lo del ruido en el micro hasta ahora. Las bromas pocas veces son inocentes.
Moleskine del gato
Por fin recuperaron todas las maletas. También tienen acceso desde anoche todos al cuarto de baño y disponen del vestidor. Queda poco más que la cocina y los dormitorios. Esto está hecho.
Así estaban anoche los porcentajes ciegos para la expulsión: 63,7 %, 33,5 % y 2,8 %. Sorprende el menor por ser tan bajo. Mañana veremos a quién corresponde.