Alejandro se ha pasado de listo haciéndose el machito ante Sofía y sus amigos. A esto debemos añadirle el preocupante sentimiento de posesividad que demuestra tener con las mujeres y una mentalidad más propia del siglo pasado que de este. Un cóctel perfecto para ver despeñarse el maletín por un precipicio. Fatal Alejandro pretendiendo decir a Sofía de qué manera puede o no bañarse en el jacuzzi. Por suerte no se ha llevado ni una prenda de baño porque si la llega a ver poniéndose en tanga igual le da un paro cardiaco.
Está mal en cualquiera de los casos, pero encima es ridículo si tenemos en cuenta que no es su novia. ¿Qué diablos haría Alejandro si siguiera siendo novio de Sofía? En realidad, creo que Alejandro vive en una confusión permanente y a veces cree que lo sigue siendo. Ella no contribuye a paliar esa confusión. Es como si al loco que se pone un gorro hecho con papel de periódico y, mano en pecho, dice ser Napoleón le llamaran “señor emperador” en su casa. No ayuda.
Sofía dice sentirse culpable de que a Alejandro le moleste que roce con su pecho a su amigo Kiko. Me cuesta creerlo. Si acaso se podrá culpar de aprovechar la reprimenda de Jorge Javier a Alejandro para tirarse en plancha a recoger el maletín despeñado del que hablé antes. Dudo mucho que a Sofía le moleste lo que se vio de Alejandro después de haber estado tres meses defendiendo a Suso durante GH VIP 6. Y es que Alejandro es un ser súper evolucionado al lado del eslabón perdido en la cadena evolutiva del ser humano que demostró ser Suso en sus realities.
Como me parece imposible que alguien tan joven tenga una mentalidad tan desactualizada, quiero creer que en todo momento ha estado exagerando su papel de machito ofendido. Realmente creo que ha sido así, lo cual no le disculpa en absoluto. Por otro lado, demuestra que anoche Sofía aprovechó que el Pisuerga pasa por Valladolid que cuando se produjeron las cuestionadas reacciones de Alejandro no se la vio muy ofendida. Al revés, le terminó abrazando como si fueran pareja. Y pensar que en algún momento me he sentido culpable por pensar que estaban vendiéndonos una pareja rota que en realidad está en una pausa forzada para intentar ganar uno de ellos este concurso. Perdón, me había poseído el cínico espíritu de Sofía.
Llamativo cambio en el tono del discurso de Sofía durante la gala y después. A preguntas de Jorge Javier dio a entender que Alejandro no se comportaba así por primera vez. El presentador insistió en varias ocasiones ante la escasa rotundidad de una Sofía que solo acertaba a decir que muchas veces han tenido episodios de celos. Pero no se está hablando de celos solamente. Es una equivocación confundir los celos con el evitable sentimiento de posesividad que lleva a un tío a creer que puede decidir si su novia (o casi novia, o lo que sea) puede ponerse o no un tanga. Esto, si acaso, es una consecuencia de los celos. Una de las peores, posiblemente.
Sofía no llegó a afirmar que Alejandro haya sido así con ella en ocasiones anteriores, pero lo sugiere cuando habla de pasados y repetidos episodios de celos. Sin embargo, cuando la gala termina afirma con rotundidad que nunca había hecho algo así. A veces se les llena la boca de decir que está todo grabado y otras parece que se olvidan de la presencia de las cámaras cuando no están en el directo de una gala. Pasó ayer cuando Irene hacía un comentario que molestó a Antonio y luego afirmaba en su descargo que no lo había dicho en directo, sino en petit comité. ¿Petit comité cuando tienen decenas de cámaras alrededor? Extraña confusión.
Alejandro pidió perdón, pero en algo así no sé si cabe. Lo malo no es que haya muchos jóvenes mirando y sea un mal ejemplo para ellos. Porque no lo convierte en algo inconveniente el hecho de que se muestre. Es malo intrínsecamente, y preocupante que aflore esa actitud por mucho que una vez visto diga sinceramente que lo siente y asegure que no se volverá a repetir. Seguramente el llanto posterior de Alejandro y su enorme enojo era porque ha visto escaparse la posibilidad de ganar este concurso. No porque le disguste reconocerse con dificultad en ese que dice “se te transparenta el culo” (¡que estaba en el jacuzzi, por favor!), “veo las tetas de Sofía pegadas al brazo de Kiko” o “a Sofía se le ha puesto el pezoncito izquierdo duro y todo”.
El día horribilis de Alejandro se completó con otros piques que tuvo con Kiko y, sobre todo, con Antonio. Ayer por la mañana Antonio pedía hablar con él y lo que vino luego fue una charla como las que se tienen con los amigos. Sin serlo, posiblemente. Al menos Kiko piensa que solo son compañeros de concurso. Veo a este concursante reclamando ante Antonio su posición por delante de Alejandro, no vaya a ser que se equivoque llegado el momento de una salvación o, simplemente, de decidir a cuál de los dos nominar. Primero Antonio se quejó porque su amigo no ha estado con él en una semana crítica que puede ser la última para él. Luego vinieron los consejos de amigo sobre su relación con Sofía.
Me pareció bastante sensato casi todo lo que le dijo Antonio a Alejandro. Este empezó diciendo que estaba de acuerdo con unas cosas sí y otras no, luego se mantuvo largo rato en silencio y acabó llorando con la cabeza agachada. Tampoco hace falta ser un Séneca para darse cuenta de lo que le dijo Antonio. Su enganche a Sofía le está perjudicando. Es otro desde que ella ha vuelto. Y cosas así. El consejo de que se aparte definitivamente y asuma que no tienen futuro es más fácil que lo vaya a seguir a rajatabla desde anoche. Alejandro todavía no pierde la esperanza y esta madrugada afirmaba que en un par de semanas se olvidarán sus malos gestos con Sofía. Debe pensar que somos lelos.
Irene señalaba a Antonio durante una publicidad (en petite comité, según ella) que no era el más indicado para dar consejos dado su comportamiento con Candela. No le falta razón, pero es como si se burlase de un nutricionista por ser obeso. Un psicólogo también puede necesitar terapia. Pero, sobre todo, le faltó empatía y no se puso en la piel de quien da consejos. “Consejos vendo y para mí no tengo”, dice el refrán. ¿Acaso le hubiera gustado a ella que alguien le dijera algo así a su marido Kiko? Imaginemos la reacción de Irene si alguien niega a Kiko la posibilidad de dar consejos dado su historial. Seguro que le hubiera enfurecido que alguien lo hiciera. Eso Irene, porque Kiko con poco te tira un plato al suelo.
Se vieron las imágenes que este humilde gato pedía ayer mismo de María Jesús diciendo que Irene y Kiko tienen ventaja en el concurso por ser pareja. Como buena manipuladora que es rápidamente improvisó una explicación sobre sus palabras, que intentó tergiversar. Hizo lo mismo más tarde con unos comentarios junto a Juan Miguel, criticando a Carolina y Alejandro. Maquillar la realidad se le da fenomenal, aunque Antonio no dejó pasar la ocasión de poner de manifiesto algo que muchos ya habíamos visto. Dice María Jesús que se refería a que son felices ahí dentro y eso embarga su emoción. Un poco más y suelta unas lagrimitas, que le cuesta entre poco y nada. No le sentó bien a Irene lo visto, aunque tuvo suerte María Jesús de que no viera también un momento del ‘confe’ tras la cena del lunes.
Irene fue la única que le dijo a María Jesús las cosas a las claras. No solo habló con los demás de su molestia ante el recochineo de algunos comensales, principalmente ella. Se lo dijo a la cara y primero reconoció que llevaba toda la razón. Incluso dijo que había pedido perdón por no tener compasión con quienes no pudieron probar los manjares de esa cena. Pero no parecen sinceras sus disculpas ni el reconocimiento de que Irene tiene razón teniendo en cuenta lo que luego decía en el ‘confe’.
Estas fueron las palabras de María Jesús en confesión: “Lo que está claro es que dos que duermen en el mismo colchón tienen la misma condición. Irene ha sido la que peor se lo ha tomado. Me ha sorprendido para mal. Ha habido momentos durante todo el programa que ciertas puntillitas no me han gustado, pero a mí que me diga que tengo poca empatía… poca empatía tú”. Aunque lo más fuerte vino a continuación: “Porque si quieres tirar mierda a un compañero date una vuelta por tu casa. Que tú estás aquí porque tienes deudas que te ha creado tu marido”. Es una maestra en el discutible arte del juego sucio. Ella puede hablar de la situación de los demás, pero cuando le han hablado de su vida anterior al concurso bien que se ha hecho la ofendida.
Sobre el roneo de María Jesús y Antonio no me pareció para tanto y, si acaso, fue más bien cosa de los dos. Sigo pensando que Irene dispara a quienes ve rivales más fuertes y si para ello hace falta exagerar pues se exagera sin problema. Es cierto que tan dolida no debe estar María Jesús con un compañero al que habla como habló en esa cena. Su evolución en el concurso tras la expulsión disciplinaria de Julio ha pasado por fases como las de “me han intentado pegar”, “me marginan”, “me quieren matar”, “todo esto es porque ha vuelto Candela”, o “es todo por no haber querido acostarme con él”. Ahora está en fase “no sabes lo larga que soy”, incluido guiño y sonrisita.
Se salvó Juan Miguel con un porcentaje en torno al 6 % de los votos. Cada vez estoy más convencido de que vota la competencia para frenar el arrollador éxito de este programa. En otro caso no lo entiendo. Carolina ofrece diversión y se lo curra mucho. Con sus cambios de opinión y contradicciones, siendo cotilla y metemierdé como quien más, aporta mucho al programa y es una valiosa concursante. Antonio ha sido hasta ahora el estandarte del programa, su gran protagonista. Sin él nos hubiéramos muerto de asco desde el 8 de septiembre hasta hoy. Ya lo dije ayer, a pesar de sus defectos y errores, que son muchos tanto unos como otros, ha sido un concursante imprescindible, auténtico lujo para un reality. Pues bien, el salvado es Juan Miguel.
Dije hace unos días que Juan Miguel pinta menos que la encina del jardín. Me respondieron que la encina al menos da sombra. ¿Qué me parece su salvación? Cada uno tiene su opinión, yo no digo nada porque eso es cosa de él, que estará contento de quedarse. La audiencia decide y yo no tengo por qué decir nada malo de nadie. Ahora me había poseído Juan Miguel, aunque he logrado salir del trance antes de empezar a pronunciar unas parrafadas incomprensibles. Esa sí que sería una buena imitación. Antes de salvarse recibió estopa de sus compañeros, principalmente de Kiko. Le tenía ganas y ya había adelantado que iría a por él durante la gala. Kiko se envalentona y luego no dice de la misa la mitad. Le pasa siempre.
Juan Miguel lo negó todo poniendo cara de “dame pan y llámame tonto”. Aunque acertó Carolina al decir que de tonto no tiene un pelo. No puedo dar fe de si mea dentro o fuera del inodoro, si no pasa la escobilla o deja de tirar de la cadena. Pero sí le he visto con estos ojos dándose aceite de la cocina no solo en la cara, también en barriga y piernas. Y la barriga de Juan Miguel no es para poder decir que usa solo una gotita, que tiene unas señoras proporciones. Pues adelante con los faroles. Juan Miguel en la casa, Antonio o Carolina fuera, y todos con ganas de cortarnos las venas con un cepillo de dientes a un mes de la final.
Moleskine del gato
Así estaban anoche los porcentajes ciegos tras salvarse Juan Miguel: 66,1 % y 33,9 %.
De nuevo la curva de la vida lo hizo posible y esta vez nos enternecimos con Carolina. Es la grandeza de este programa, capaz de sacar lo peor y lo mejor de las personas.
Habrá un topo en la nueva prueba semanal. Le toca a Alejandro, todavía no recuperado del todo de su brazo, y la cosa va de patinetes. Su labor es que no superen la prueba, porque solo así la darán por superada. Me recuerda una mítica prueba y me relamo.
Una de las últimas polémicas estériles y profundamente hipócritas sobre lo que pasa en la casa de Guadalix ha venido porque Antonio dijo “shoshete” refiriéndose a Sofía. Lleva dos meses llamando a sus compañeros “churra” sin que saliera ni un solo ofendidito. Tampoco vi que pareciera mal ver a Ismael Beiro (ganador de GH 1) llamarse a sí mismo “pisha”. Hay que viajar más y ofenderse menos.