Después de dos semifinales, una casi final y la megafinal de anoche, Lucía Sánchez se proclamó ganadora de la segunda edición de Gran Hermano Dúo. No ha sido fácil para ella porque arrastraba unos errores por lo que en algún momento pensé que había tirado su concurso a la basura. Si no llega a ser por eso habría arrasado, pero se ha tenido que contentar con sacar solo cinco puntos de ventaja sobre Asraf Beno. La progresión de Lucía ha sido espectacular, aunque habría ganado igualmente si se llegan a cerrar las votaciones el pasado jueves. La audiencia ha validado los errores de Lucía Sánchez, no así la inmovilidad y el buenrrollismo de Asraf Beno.
Cuando se abrieron las votaciones tras quedar proclamados los seis finalistas, Lucía Sánchez tenía tan solo una sexta parte de los votos (20 %) y ocupaba el tercer lugar. Por delante de ella estaban Manuel González (28 %) y Asaf Beno (31 %), segundo y primer clasificados. Nada menos que 10 puntos separaban al primero del tercero. Le quedaba a Lucía una travesía del desierto en la que purgar sus errores. El orden de los tres finalistas con más votos se mantuvo una vez eliminadas Marta López y Mayka Rivera. El desencadenante del sorpasso de Lucía sobre Manuel fue la expulsión de la otra componente del trío de las tentaciones, Mayka Rivera.
Está claro que Lucía ha contado con el voto de los seguidores de los tres componentes del trío, aunque sin dicho apoyo habría ganado igualmente y de manera arrolladora si no se hubiera ido de la boca, su perdición. Poco antes de salir Manuel González se producía el segundo sorpasso. Esta vez, Lucía Sánchez superaba a Asraf Beno, el más votado durante las dos semifinales. Es importante apuntar esto: Lucía no superó a Asraf hasta el propio jueves pasado, durante la primera parte de la parte contratante. Y es sabido que “la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte”.
Como la mamá de ‘Forrest Gump’, Asraf Beno piensa que la vida es una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar. A él siempre le había tocado ser cuarto, y ayer simulaba estar contento con el segundo puesto. Ser segundo es el doble de mejor que ser cuarto, pero también el doble de peor que ganar. El personaje inocente y bonachón no ha logrado conquistar a la audiencia del todo, tal vez porque en determinadas ocasiones dejó de serlo fugazmente. Además, como casi todos los demás, Asraf tiene un pasado dentro del mundo de los realities, y ninguna de las veces anteriores ese había sido su personaje. Produce tanta desconfianza que alguien repita milimétricamente lo que hizo en un reality anterior como que presente una personalidad cambiante. El Asraf Beno de Supervivientes 2023 no tiene nada que ver con este que hemos podido descubrir en este Gran Hermano Dúo.
Con todo, Asraf Beno habría ganado de no ser porque no fue capaz ni siquiera de llevarse una parte importante de los votos de Elena Rodríguez, ya que al salir esta siguió subiendo el porcentaje de Lucía Sánchez. Esto me hizo pensar que Asraf era tercero, aunque pronto descubrí que no era posible. La sorprendente igualdad entre los porcentajes de los dos candidatos a llevarse el maletín no se traduce en perfiles parecidos. Se ha dicho en estos días, pero no estoy en absoluto de acuerdo. Lucía no ha podido controlar su carácter y casi siempre dijo lo que pensaba, fuera bueno o no para ella. Sin embargo, Asraf hizo de estatua y se guardó la opinión constantemente. Incluso le molestó muchísimo que le preguntasen, sintiéndose presionado para decir cosas que prefirió callar.
Como el ‘Dontancredo’ de los toros, Asraf debió pensar que quedarse quieto le garantizaba cierta inmunidad. De esa manera evitaría ser embestido y sufrir las heridas del astado. Aquí el astado es la soberana, lo que vengo llamando como la audiencia votante desde hacer un par de décadas. Tras la final de finales es posible que el marido de Isa Pi piense que le ha funcionado hacer la estatua, pero no tanto como para llevarse el premio final. Porque su éxito creo que ha sido encarnar un rol que no suele lograr gran protagonismo, el de concursante que huye de las polémicas y no dice una palabra más alta que otra.
Al final de personajes como este Asraf Beno antipolémicas terminamos muchos pensando aquello que decía José María García de determinados personajes del mundo deportivo: “Ni una mala palabra, ni una buena acción”. No es necesario argumentar por qué tiene derecho a estar en la final, del mismo modo que resulta complicado encontrar razones que justifiquen su triunfo. Cuando Asraf dijo que este era el Gran Hermano del cambio creo que estaba pensando en él mismo. Si llega a ganar hubiera sido el concursante menos polémico que logra llevarse el premio final. Pero, sobre todo, el mayor cambio hubiera sido que por primera vez habría ganado un hombre. Pero, por décima vez un Gran Hermano de concursantes (más o menos) famosos lo ganaba una mujer. Digamos que ha sido un GH del cambio ma non troppo, como dicen los músicos.
Lo que ha cambiado en realidad era que el año pasado por estas fechas no habíamos recuperado todavía nuestro reality preferido. Y esta edición corta ha tenido la final más larga. No niego que la final de finales de anoche fue demasiado larga para tan poco contenido. Pero me causa una especial satisfacción ver las noches de Telecinco tomadas por Gran Hermano: el jueves (con la primera parte de la parte contratante), el viernes (Marta Flich con los dos finalistas en ‘De viernes!’, y actualizando los porcentajes ciegos) y el domingo (la refinal redefinitiva). A pesar de la larga espera, como amante de Gran Hermano todo esto me ha hecho feliz.
Si la final partida en dos días ha sido una inesperada novedad, a poco estuvimos de tener otro hecho inédito, en este caso que lamentar. En cuanto vio que las cosas se ponían un poco feas para ella, Lucía Sánchez amenazaba con marcharse del plató en plena final. La vi incómoda cuando más de la mitad de los exconcursantes, presentes todos ellos en plató, decían que su favorito era Asraf Beno. Pero la línea roja que no estaba dispuesta a traspasar más veces fue la discusión con Manuel González sobre los errores que le han costado a la ganadora tener que superar dos sorpassos antes de que María Jesús Ruiz le entregase el maletín anoche.
No quedó claro si Manuel González negaba haber tenido una enfermedad de transmisión sexual, que no se la pegó a Lucía Sánchez o que ya no tiene rastro de nada, según unos últimos análisis clínicos. Vamos, igual tiene el colesterol alto o las transaminasas por los suelos, pero bichitos raros ni uno. Lucía pide perdón, pero al minuto se le olvida. Por eso no llegarán a llevarse del todo bien nunca estos dos. Mi predicción es que volverán a pasar años hasta que vuelvan a hablarse. A pesar de lo cual, anoche se daban un abrazo bien apretadito en cuanto quedó proclamada ganadora, antes incluso de agarrar el preciado maletín. Manuel había explicado que lo de revelar detalles de su historial médico le molestó, pero más aún que hablase mal de su hermana o de su padre. Certifico que él no ha hecho nada semejante.
Lucía Sánchez se había quitado un gran peso de encima cuando salió Manuel González en la primera final. Ese había sido su mayor tormento, y posiblemente la razón por la que había empezado a repartir veneno, ya fuera hablando de venéreas como faltando a su familia. No podía concebir que le fuera a ganar su expareja, por lo que anoche estaba mucho más tranquila compitiendo contra Asraf. Habría pensado que estaba contribuyendo a una labor benéfica si este le llega a ganar la partida, algo parecido a la ayuda que quiere hacer a niños necesitados. Con buen tino no dijo esto último hasta saberse ganadora. Ahí estuvo impecable.
Entre las dudas que suscitó la gala de anoche está cuántas vueltas a la misma calle dieron los coches que llevaban a los finalistas hasta los estudios de Telecinco cuando habrían podido llegar en diez minutos andando. En lo que tardaron esos coches bien podrían haber vuelto a la casa de Guadalix. Tampoco entiendo por qué siguen nombrando a las hinchadas con cosas como “lucistas” o “manuelistas”. Pensé que lo dejarían después del despropósito de llamar “sofistas” a los seguidores de Sofía Suescun, que parecían estar hablando de los maestros de la retórica en la Atenas del siglo V antes de Cristo.
Pero la duda más importante que deja esta megafinal es por qué no estaba en plató Isabel Pantoja, a la sazón esposa de Asraf Beno. Le acompañaban sus dos hermanos, pero no su mujer. Recordemos que en la segunda semifinal estuvo la pareja junto a Adara Molinero y Elena Rodríguez viviendo el momento de la eliminación de esta última. También estuvo en plató el jueves pasado en lo que iba a ser la final a partido único. Pero es que ni siquiera hizo acto de presencia por videoconferencia para consolar a su marido, como habían hecho por motivos más felices los padres o la amiga defensora de Lucía.
Mañana me quedará una sensación de vacío cuando no tenga que madrugar para escribir estos textos. Ya le he tenido desde que el viernes no pude abrir la ventana para observar a los ratoncitos de la casa más famosa de España. De todo esto hablo en mi último Mokeskine de la edición.