El GH del cambio
Cierro la serie de Polaroids sobre los seis finalistas. Hoy vuelvo a hacer el perfil de una de las ya eliminadas, Elena Rodríguez, además de Manuel González. Estos dos retratos breves e instantáneos son los últimos en el que va a ser último día de la convivencia. Tras 49 días intensos de encierro la jornada acabará con la gala final que proclame al ganador entre Lucía Sánchez, Manuel González y Asraf Beno. Antes de las Polaroids prometidas algunos apuntes del día de ayer.
Dice Asraf Beno que este es el GH del cambio, y aunque no lo argumenta mucho me gusta como idea. Al final el menos comprometido con el formato terminará siendo su ideólogo, aunque no alcanzará a Keroseno y Finito, que han establecido para siempre el término “soberana” para nombrar a la audiencia votante. No es la primera vez que se utiliza, pero ellos han sabido grabarlo a fuego en nuestra memoria, lo cual les revela como valiosos concursantes que han contribuido a guionizar esta edición.
Lo de Asraf Beno vino a cuento de que, según Lucía Sánchez, el ganador volverá a quedarse solo a apagar las luces de la casa en la noche final, algo que ha estado mucho tiempo sin hacerse. No sé de dónde le viene la información, pero son realmente pocas las opciones. Curiosamente, esto mismo pedí en mi Moleskine de ayer, por lo que estoy contento de que vaya a ser así. No es comparable la emoción si el ganador se entera estando todavía en la casa, y sale el último pudiendo disfrutar de esos minutos de soledad en una casa habitada esta temporada por 13 concursantes. O, como dice Santiago del Moro, presentador de Gran Hermano Argentina, 13 jugadores, ya que eso son en realidad.
Una temporada con 32 habitantes en la casa más famosa de España
Aunque lo cierto es que no han sido 13 sino 32 los habitantes de esa casa durante toda la temporada (no cuento a Pedro García Aguado, que fue más bien inquilino ocasional). Cuando los concursantes de GH Dúo entraron a vivir entre esas paredes que habían sido testigo de tantas cosas en el GH VIP anterior me llevé una fuerte impresión. Mi impresión fue que la casa de Guadalix de la Sierra se había llenado de okupas. Luego me pareció que eran más bien fantasmas ocupando el lugar que no les corresponde, muertos vivientes profanando un lugar sagrado abandonado por su dueño. Costaba ver ese escenario sin Laura Bozzo.
Los fantasmas regresan a la casa e intentan lucir más que en vida. Camas donde ahora duermen otros concursantes distintos de los que nos habíamos acostumbrado. Cuando escuché a Marta Flich hablar de un privilegio que correspondería al dúo que ganase la prueba de inmunidad pensé que sería poder dormir en la habitación naranja, que ya ni siquiera existía. En realidad se trataba de habitar la lujosa suite, pero ¿qué mayor lujo puede haber que dormir en la cama de Alex Caniggia? O vivir donde ha vivido Albert Infante, nuestra querida infanta. Por un momento me entristeció comprobar que no habían hecho como en muchas casas cuando se casa un hijo o una hija, que respetan todas sus cosas en la habitación de quienes inician una nueva vida.
Si hemos vivido el GH del cambio, como preconiza Asraf Beno, será posible que este otoño podamos volver a vivir una edición con concursantes anónimos, que nos vuelva a traer el aroma del Gran Hermano de siempre. Ese donde no solo el ganador puede ver cómo se apagan las luces de la casa, sino que habrá dejado en los meses anteriores que lo conozcamos desde la nada. Vivir esta aventura mientras se conoce a un puñado de personas inéditas en el mundo de la televisión, e ir formando sobre ellos nuestra opinión desde la nada, es un placer incomparable. Ojalá el GH del cambio termine abocando a esto que digo.
La Polaroid: Elena Rodríguez
Aunque es poco recomendable, Elena Rodríguez hubiera hecho bien en no hacer nada salvo mantener esa imagen inicial de mujer luchadora que aprovecha esta experiencia para pasar unas merecidas vacaciones. Vi en ella los primeros días la necesidad de reír, pasarlo bien y huir de preocupaciones. Se reía con ganas cuando estaba junto a Lucía Sánchez y Mayka Rivera. Ellas fueran sus primeras compañías y aquellas con las que vi la mejor Elena. Luego se acercó a Marta López, una de esas concursantes capaces de arruinar el concurso de quien se le acerca.
Elena Rodríguez no habría ganado si se limita a vivir sus particulares vacaciones en la casa de Guadalix de la Sierra. No en vano aseguró que al día siguiente de su salida estaría de nuevo montando su taxi para seguir trabajando. Tomárselo como un paréntesis en su monotonía laboral no le hubiera valido para llevarse el maletín, pero al menos habríamos empatizado con una Elena bienintencionada y sonriente, necesitada como parecía estar de vivir un prometido sueño de felicidad inagotable. Que hiciera las paces con Ivana Icardi tras un comienzo que no prometía cosas buenas ayudó a que deseara para ella unas bonitas vacaciones.
Pero Elena Rodríguez también cometió su error y lo ha pagado más caro de lo que le ha salido a Lucía Sánchez el suyo. De manera extemporánea reaccionó con excesiva energía a un vídeo en el que solamente se veía a Ivana y Finito recomendando a Keroseno que se apoyase en Manuel si lo necesitaba para salir del hoyo donde se encontraba tras la expulsión de su hermano y su gran hermana. Había una gran distancia entre la realidad y aquello que interpretaron Elena Rodríguez o Marta López, y al remolque de ellas el resto de la casa, excepto el propio Manuel. Que Elena sacase el carácter tras más de un mes de intensa convivencia nos hizo pensar a muchos que había estado contenida. Bien habría hecho en mantener su perfil bajo y evitar ser intoxicada por Marta López. Seguramente habría sido lo mismo cuarta finalista (dicen que la peor posición), pero seguiría alegrándome porque hubiera podido vivir esta temporadita de feliz descanso.
La Polaroid: Manuel González
Reconozco que me sorprendió Manuel González en las dos primeras semanas. Pensé que su perfil correspondía al de tronista que sabe pensar más con su miembro viril que con cierto simulacro de celebro que encierra el cráneo bajo una capa protectora llamada duramadre. Pero descubrí que era posiblemente quien mejor lectura estaba haciendo del concurso. Su capacidad para analizar la realidad que le rodea y una sorprendente personalidad observadora, le facilitaba darse cuenta de todo. Lástima que casi a la vez que descubría con agrado el error de mi prejuicio este concursante daba un paso a mi juicio equivocado.
Fue un error limitado y poco duradero el de Manuel, entre otras cosas porque la evolución de los acontecimientos en la casa le impidió perpetuar en el tiempo su acercamiento a Efrén Reyero. Igual que pasó cuando Elena Rodríguez se acercó a Marta López, Manuel González también perdía buena parte de su encanto al lado de Efrén, una vez nos habíamos despojado algunos de nuestros propios prejuicios. Debo confesar que no vi sus inicios televisivos más allá de ‘La isla de las tentaciones’, por lo que apenas podía conocerle. Cuando empezó a compadrear con Efrén se convirtió en aquello que yo había imaginado y me había desmentido él mismo con sus actos.
Por suerte, Efrén Reyero fue expulsado, y tras él casi todos los demás chicos. Solo quedaban Asraf Beno y Keroseno. Con Asraf no se llevó nunca bien, aunque en estos días últimos se relacionan con normalidad y hasta amablemente. Manuel se abrió entonces a conocer a Keroseno, lo cual no todos entendieron en la casa. Fue entonces cuando mostró su mejor cara, muy alejada del prepotente egocéntrico que apuntó ser durante un tiempo.
Manuel González ha sido generoso con Keroseno (y viceversa), pero también con Mayka Rivera y, sobre todo, con Lucía Sánchez. Su sumisa actitud con la que fuera su pareja se explica como un modo de remarcar su arrepentimiento por errores del pasado. A pesar de la tralla que le ha metido Lucía, no se le puede hacer ni el más mínimo reproche a la actitud que ha tenido con ella. Manuel no es el concursante perfecto y deja mucho que desear en algunos aspectos, pero no cometió grandes errores y su actitud ha sido mucho más humana y comprensiva que la del resto. Por eso es mi ganador.
Moleskine del gato
Esta noche tenemos una fiesta. Vivámosla como si fuera la última... sin serlo.
Reflexiono en mi Moleskine de hoy sobre la posibilidad de que se acabe con una inveterada tradición en este GH Dúo, aunque no lo sabremos hasta esta noche.