Manuel González y Asraf Beno han cobrado un inusitado protagonismo gracias a su discusión en tres actos, como las buenas óperas. El tercero tuvo lugar anoche en la gala al ser enfrentados por el programa en la sala de la verdad, que esta semana será rebautizada como de la verità, en correspondencia a la temática de la prueba. Este conflicto ha coincidido con que Marta López y Marc Florensa han decidido dar un paso al costado y ceder el protagonismo al resto de nominados. En realidad, le han cedido el paso a Manuel y Asraf porque Lucía Sánchez se salvó anoche, después de tener el domingo tan solo un 1 % de los votos.
En un reality se dan pasos al frente (o adelante) y hacia atrás. Lo del paso al costado (o a un lado) es puro eufemismo para no quedar como cobardes. El destino de los concursantes no es paralelo sino que converge en un mismo punto, hacia principios de marzo en este caso. Quiero decir que Marta López y Marc Florensa han sabido invisibilizarse durante esta semana en la que están nominados. Y eso para Marta es contra natura, porque aspira a ser omnipresente, como un Dios. Observando con atención, Marta sigue ahora metida en todos los fregados, pero dejando diez palmos de distancia desde el foco del conflicto. Salvo que sea en la sala de confesiones, territorio poco hostil para todos.
Manuel González está cayendo en la trampa de Asraf Beno, y ha desaprovechado la oportunidad de dar una respuesta a los reproches y descalificaciones de este con humildad y corrección. Confieso que me identifico con su manera de responder, que evita prolongar la discusión inútilmente, dejando claro desde el principio la poca importancia que da a las cosas que ciertas personas puedan decirle. No me gusta extender sin límite las discusiones, sobre todo cuando soy consciente de que no va a conducir a nada. Pero con tantas miradas alrededor no es inteligente ser tan sincero.
Tras la gala, Ivana Icardi ocupó el lugar de Asraf Beno y se enfrentó a Manuel González. La respuesta de este fue parecida a la del lunes en el segundo round de su combate dialéctico con Asraf. La diferencia entre ambos encontronazos es que en el combate de las palabras Ivana es Holyfield y Asraf no pasa de saco de boxeo. La ensayada voz trémula de Asraf dio paso esta madrugada al verbo ágil de Ivana, que en la discusión se convierte en un martillo pilón capaz de aplastar al contrario aunque sea por aburrimiento. Las descalificaciones de Ivana no la dejan en tan mal lugar como la prepotencia de un Manuel que subestima y desprecia a su rival.
Cierto que Ivana se quedó un poco con las ganas de que Manuel le diera una réplica real, pero este perdió el combate. Creo que el exconcursante de ‘La isla de las tentaciones’ prefiere perder a los puntos que por KO técnico. Me parece que tiene un entendible temor a terminar así de mal el combate si responde a fondo y con detalle a Ivana. Para el caso da igual cómo se pierda. Lo importante es que Ivana Icardi no está nominada, por lo que es Manuel González quien tiene las de perder de verdad. Si esto lo relacionamos con el paso atrás que han dado Marc Florensa y Marta López, diría que Manuel ya no va a estar entre los menos votados. Con Asraf Beno salieron ambos perdiendo, y cada acto de esta ópera bufa ha dejado a ambos contrincantes en peor lugar.
Llevo 20 días pensando que Asraf Beno controla muy bien los ritmos. Cuando acusa a Manuel González de tenerlo todo controlado parece estar mirando su propio reflejo en el espejo. Anoche se llevó un chasco al saber que seguía nominado. Todos esperaban dos salvaciones, como la semana anterior, lo cual hizo feliz a Marta López durante la última hora de programa, tras ser felicitada por la mayoría de sus compañeros al pensar que se habían salvado Lucía y ella. Con dos salvados, supongo que Asraf consideraba posible su salvación.
Me parece que Asraf Beno no quedó contento de su discusión en tres actos con Manuel González. También puede que le invadiera el miedo al no salvarse. El caso es que terminada la gala decidía irse él solo a comer un bocadillo en la lavandería. Otro paso al costado, aunque en su caso llega un poco tarde. También forma parte de cómo le gusta dibujar la escenografía de su concurso. El pobre Asraf olvidado por todos, cenando solitario en el frío escenario del cuarto de las lavadoras es una estampa ideal para dar pena.
Y es que Asraf Beno juega mucho con el factor pena. No digo que sea como el Argán de Molière porque no tengo razón para dudar de lo que cuenta, pero tampoco es la primera vez que cuenta la historia de su enfermedad. Que sea cierto no quita para que me parezca oportunista que lo saque siempre a tiempo, ya sea de ser contratado como colaborador en televisión o para ganarse el favor de la audiencia votante en un reality. El papel de pobrecito le funciona razonablemente bien, aunque imagino que en cada reality un poco menos porque ha ido dejandose girones de credibilidad a su paso por ellos. Parte de la audiencia ya no lo cree.
Es poco probable que estos últimos movimientos de los cuatro nominados vayan a influir de forma determinante en la expulsión de mañana, pero tampoco descartaría que Manuel González y Asraf Beno puedan estar alcanzando en votos a Marta López y Marc Florensa. La estrategia de echarse a un lado funciona cuando puede surgir la duda entre varios concursantes candidatos a la expulsión. Hace una semana Manuel estaba a salvo, pero su cercanía a Efrén ha contribuido a que ahora lo ponga en duda en igual o mayor medida que la inútil discusión en tres actos con Asraf.
No podría ser más elocuente y certera la burla que hizo Ivana Icardi junto a Keroseno sobre “los cuñaos”. Hablaban de Manuel González y Efrén Reyero, pero sobre todo de este último. Tienen toda la razón en que es el “cuñao” perfecto. Además, no ejerce a tiempo parcial sino todo el rato. Sus comentarios y gestos le convierten en todo un retrato robot. Compite con Ernesto Sevilla en retratar a ese amigo o familiar “enteradillo”, que sabe de todo y de nada, “opinador” profesional que tiene siempre a punto el mejor truco o consejo. Si es rancio y/o casposo se convierte ya en digno de aparecer en 'Ranciofacts. Efectiviwonder', el manual perfecto para el cuñado de Pedro Vera.
En el apartado de las cosas que no necesitábamos saber pongo dos cosas relativas a Ana María Aldón y Marta López. Esta última contó que estuvo tonteando con un chico meses hasta que llegó la decepción el día que pudo comprobar que tenía un micropene. Hablaba de una persona conocida, posiblemente de la esfera política. Si hubiera dado el nombre tendría algo de interés, al tiempo que la gravedad atribuida por algunos a lo dicho por Marta. Poco interés sí, pero gravedad cero. Y Ana María Aldón cree que Mayte Ametlla, su defensora en plató, debería renunciar porque no le contó que también entraba Marta López. Entendí que Ana María se enteró por Marta que Luis Rollán lo sabía antes de la gala de presentación. De lo cual concluye que también lo debía saber su defensora. Si Mayte es un poco coherente debería renunciar ya mismo.
Ivana Icardi y Keroseno tuvieron que abandonar la suite de nuevo esta madrugada. El domingo les dieron la oportunidad de entregar todo el dulce que tuvieran escondido y Elena Rodríguez siguió guardando unas onzas de chocolate, no sé si robadas en ese cuarto reservado a los ganadores de la prueba de inmunidad. Elena ha participado en todos los robos en la suite, ahora también desoye el ultimátum del programa, que vino acompañado por la advertencia de que la desobediencia de estas reglas tendría consecuencias graves.
La primera consecuencia fue el cierre de la suite de nuevo, la segunda que el dúo Elena y Asraf no tuvieran llamada como el resto de dúos (y el trío). Se evitaron tener que resolver el dilema de si respondía la llamada uno u otro, aunque en todos los demás casos lo hizo quien no se salvó el jueves. Me llama la atención que Elena Rodríguez se disculpase de manera tan extensa con Asraf Beno, por privarle de la llamada, cuando no le había dicho ni pío a Ivana Icardi y Keroseno, que deberán prescindir de las comodidades de la suite por culpa suya. Luego intentó hablar con ellos, que prefirieron dejar para más adelante una conversación con Elena. Pero la primera reacción de esta no fue disculparse sino sonreír.
Actitudes incoherentes en Ana María Aldón o Manuel González me ocupan en mi Moleskine de hoy.