Por su nombre podíamos imaginar que Keroseno combustiona con facilidad. Lo que no era fácil de suponer es que Finito usaría el gas contra sus compañeros. Me refiero a sus propios gases. En medio de los posicionamientos, justo cuando iba a hablar Marc Florensa, se escuchó una explosión. Siendo bien pensado diría que a Finito se le había escapado un gas. Aunque creo en realidad que lo hizo a propósito. La guerra química no estaba contemplada en este juego antes de entrar estos hermanos cómicos.
No negaré que un buen pedo funciona siempre bien en la comedia. Tampoco que la reacción del resto de concursantes, abandonando la zona afectada para volver a sentarse en el sofá, es bastante hipócrita. ¿Cuántas veces hemos visto como se aliviaba un concursante delante de sus compañeros? Muchas. Es verdad que a veces no han reaccionado bien, pero nunca vi a nadie moverse del sitio. Lo que en un contexto es entendido como falta de educación en otro se convierte en algo natural. Uno tiene la libertad de dar rienda suelta a sus gases en su propia casa. No debemos olvidar que, cuando menos, están como en casa.
Son más peligrosas las palabras que los pedos. Incluso algunas miradas, como decía Ana María Aldón mientras lloraba con un dramatismo que ni Marifé de Triana cantando ‘María de la O’. A Ana María le cuesta tan poco llorar como a una folclórica ante una buena copla. Maneja el drama con maestría, aunque dudo mucho que eso vaya a su favor. Tanto drama por tan poco resulta artificial y, por consiguiente, es poco creíble. Ojo que no dudo de ese amago de ataque de ansiedad que le dio anoche en el Debate. Solo digo que puede distanciar del personaje a la audiencia, y eso es muy poco deseable en un reality.
Con su actitud, también Finito y Keroseno se exponen al riesgo de que la audiencia sancione ciertas exageraciones, además de las malas maneras. No estoy entendiendo del todo la posición en contra de los hermanos por parte de los opinadores televisivos. Tampoco la reacción de quien afirma que no le gusta ni Keroseno ni Finito cuando alguien se atreve a apoyar la permanencia de uno de ellos (o ambos) en el concurso. El relato necesita de un villano para complementar a quien se vende como el benefactor del grupo. Este último sería Efrén Reyero, aunque como bueno de la película está tan poco acreditado que como poeta. Quedarse sin el villano tan pronto es matar el relato. Es algo que hacemos con frecuencia y luego nos quejamos porque estamos aburridos.
No confiemos en posibles repescas porque tengo la impresión de que está vez no habrá, al menos si se confirma la duración que revelaba el otro día Marta López. Demasiado poco tiempo me parece para las repescas. Por tanto, no matemos el espectáculo, lo cual a nadie conviene. Es cierto que ellos mismos no se están protegiendo. Opino lo contrario de lo que les preguntaban anoche en el supuesto mensaje de un espectador, escrito en realidad por Mayka Rivera. La pregunta era: ¿Por qué esperas a decir las cosas en los directos en vez de hacerlo a la cara en el día a día? Pero si las están soltando en cualquier momento, y ese es el inconveniente.
Creo que Finito y Keroseno están cometiendo dos errores. Uno es enfrentarse a casi todos, lo cual les deja muy desprotegidos en la casa. Otra acudir a esos enfrentamientos en comandita, juntos los dos. Decía Efrén Reyero: “Son dos contra uno”. Tampoco es exactamente así. Y si lo fuera denotaría cierta falta de solidaridad en el grupo. Este fin de semana hemos visto a Finito y Keroseno buscando bronca con Manuel González. Los dos estaban sentados en el porche del jardín y fueron juntos a la cocina para buscarle las cosquillas a su compañero. El intento fue infructuoso porque Manuel respondió lo suficientemente bien como para dejarlos callados. Pero, aunque les hubiera ido bien se ve igualmente mal que vaya el dúo contra una sola persona.
Digo que no son dos contra uno casi nunca, salvo que se lo llevasen a una habitación vacía. Los hermanos buscan a su presa en el momento que quieren, sin importarles que estén rodeados de gente. Siendo así, no es dos contra uno porque cualquiera alrededor podría mediar y ponerse del lado más débil. Aunque también puede pasar lo del chiste de Miguel Gila: “Ayer estaban dos tipos pegando una paliza a otro y no pude evitar meterme”, dice un tipo. “¿Y qué paso?”, pregunta otro. A lo que responde aquel: “Pues que entre los tres le dimos una buena”. Si eso pasa ya sabemos quién suele resultar beneficiado de un todos contra uno.
Hablo de dos errores, pero hay más. Las malas formas no son bien aceptadas, tampoco por la audiencia. A pesar de lo cual me pregunto: ¿Tienen razón Keroseno y Finito en las cosas que dicen? Creo que la respuesta es que sí en muchas ocasiones, aunque alguna vez yerran. Hice esta misma pregunta ayer en una red social y la mayoría de las respuestas fueron igualmente afirmativas. Esto debería ser suficiente para poner en valor a este dúo. Les fallan las formas, pero la mayor parte de las veces tienen razón en lo que dicen. Efrén Reyero es un Don Juan Tenorio, Ana María Aldón parece una cantante (de copla) frustrada, Mayka Rivera se queda en nada sin un Luca Onestini con quien hacer carpeta, y así con casi todo. Lo que no tengo claro es que Manuel González sea “un sacamocos”. Ahora bien, imposible no coincidir con ellos cuando se burlan de frases a lo Paulo Coehlo de Efrén Reyero como esta: “Tú para mí eras la Navidad y yo para ti los juguetes”.
Volviendo al principio de este escrito, no creo que los hermanos saquen las cosas solo en los directos, pero si así fuera tampoco lo considero un inconveniente. Es una crítica recurrente en Gran Hermano. Todavía recuerdo cómo se lo decían a Carlos Lozano, uno de los concursantes menos calculadores que he visto en esa casa. La respuesta de Finito a la pregunta enmascarada de Mayka fue perfecta. “Digo las cosas cuando me conviene”. La mala relación de este dúo con casi toda la casa no les obliga a otra cosa. ¿Quién es nadie para decirle a un contrincante cuándo ni cómo debe decir las cosas?
Si hicieran lo contrario también serían criticados. Imaginemos un concursante que en el día a día está criticando y lanzando pullitas a todo el mundo y luego en la gala no participa o se muestra simpático y conciliador. Aclaro que Keroseno y Finito no son así de diario, pero en el supuesto que pongo dirían que les están dando la matraca a diario y en las galas se hacen los buenos. Por otra parte, ¿qué mejor momento para decir las cosas que en la gala? Es cuando se aseguran ser vistos por una mayoría, además del momento en que suelen ser preguntados por los conflictos. Como digo siempre, no creo que haya que decir todo a la cara. No le dije nunca a mi quiosquera que era desagradable y antipática, pero si me llega a preguntar alguien igual sí lo suelto.
Ion Aramendi intentó comprobar varias veces si los autores de los mensajes presentados en la casa como de la audiencia afirmaban compartir su contenido. No lo consiguió y lejos de ser una muestra de cobardía es medir bien cómo y cuándo se dicen las cosas, según expliqué antes. Finito no se identificaba con el mensaje a Mayka Rivera que decía: “Te estás dejando influenciar por Lucía, a la que tampoco caes muy bien. Te está utilizando”. No tiene por qué decirlo en público. Si me apuras, ni siquiera tiene que pensarlo. Perfectamente puede pretender desestabilizar al grupo. Igual que Manuel González cuando escribía a Elena Rodríguez esto: “No te fíes de Ivana, son increíbles las rajadas que mete de ti”. No he visto a Ivana rajar especialmente de Elena, pero nada les obliga a decir la verdad en esos mensajes. ¿Es juego sucio? No lo creo.
Lucía Sánchez negó que vaya a abandonar, incluso que se quiera ir. Es importante el matiz porque abandonar ya dijo que no podía porque su situación económica no le permite asumir la sanción correspondiente. Lo de querer abandonar es el típico arranque cuando algo sale mal o les resulta desagradable. Si lo hubiera forzado tal vez tendría pronto una llamada o cualquier otro tipo de contacto con alguien cercano. Algunos se sorprenden de que Elena Rodríguez hablase con Adara Molinero el jueves pasado, solo una semana después de comenzar el encierro. Anoche, Asraf Beno tuvo carta de su mujer y Ana María Aldón videoconferencia con su hija Gema, que fuera concursante de ‘Supervivientes’. La razón por la que esto va tan deprisa puede ser, de nuevo, la duración de este dúo. O ponen el turbo y hay un par de sorpresas de este tipo a la semana o no queda tiempo para todos.
Los porcentajes ciegos estaban así anoche: 46 %, 28 %, 15 %, 7 % y 4 %. Es posible que los hermanos se separen el jueves. Si es así apuesto por que el expulsado es Finito.
Ganaron la prueba con un 84,1 % de los votos de la audiencia. Hubiera preferido que Finito cumpliese su amenaza de boicotear la prueba y no bailar, aunque probablemente se habría condenado de manera definitiva.
En mi Moleskine de hoy hablo de la arriesgada apuesta de Ivana Icardi, único soporte en la casa de Finito y Keroseno. Puede salirle bien o mal. O rematadamente mal.