Carmen Alcayde: Excesiva para todo
Hoy toca daguerrotipo de Carmen Alcayde, pero antes de eso alguna cosa de estos días. Luitingo se quedó rayado el domingo porque Jessica Bueno no le contestó si le echaba de menos o no. Mala cosa si llega a decir que no, algo que nadie esperaría. Pero otra cosa debió preocupar al cantante más que ese detalle sin importancia. El mensaje de su jefa de campaña terminaba con esta medida afirmación: "Que te queremos mucho". Jessica pudo querer evitar decirle a Luitingo directamente “te quiero” para evitar malentendidos. En tal caso hubiera sido mejor que no dijese nada. Me extraña que ni Luitingo ni nadie más en la casa captasen el matiz de esa frase.
Jessica Bueno pluraliza un sentimiento para diluirlo entre la masa. El posible, y esperado, “te quiero” queda reducido a un “te queremos” sin importancia ni entidad alguna. De nuevo da muestras la exconcursante de falta de valentía y poca definición. ¿Qué es eso de hacer partícipe a una masa indeterminada de sus sentimientos hacia un amigo? Se lo debió pensar poco, porque a Luitingo le valía con escuchar que le está echando de menos. Con decir eso hubiera evitado tropezar dos veces. Otra cosa es su renuencia a visitar la casa de Guadalix como jefa de campaña, pero me espero a comprobar lo que sucede antes de hablar de esto.
Preguntas incisivas que pueden costar muchos votos
Cumpliendo otra de las tradiciones de la campaña final hicieron ayer la rueda de preguntas de todos a todos. Debo decir que es de las pocas cosas a las que se le puede sacar algo de punta, porque todo eso de los discursos es pura paja con menos sustancia que el relleno del sofá del salón, ese que tan incómodo le parece a Carmen Alcayde y no sabe que es intencionado. Si el sofá fuera cómodo invitaría a tumbarse, algo que viene mal para lo nuestro. Carmen Alcayde y Naomi Asensi fueron quienes más preguntas incisivas hicieron, en su mayoría más bien capciosas. No sé si son conscientes de lo peligroso que es ir por ahí.
Harían bien en recordar lo que sucedió en otra edición VIP donde El Koala le hizo unas preguntas con muy mala intención a Miriam Saavedra y eso le costó quedar tercero y no llegar a la final. Luitingo podría hacer cierto tipo de preguntas a Laura Bozzo, pero no Carmen Alcayde. Con sus idas y venidas han ido de la mano durante todo el concurso. No procede poner en un aprieto con las preguntas a una rival que ha sido socia desde el principio. Ahora mismo suma más un vídeo como el que pusieron ayer en el ‘Última hora’ donde se daban muestras de cariño Laura Bozzo, Carmen Alcayde y Albert Infante. Un vídeo precioso donde se ve a los genuinos fundadores del team naranja superando sus diferencias y llegando unidos por el cariño a la final. Eso lo compra el espectador mucho más a gusto que las preguntas afiladas con dudosa intención, por mucho que sea a sugerencia del programa.
Daguerrotipo de Carmen Alcayde
No me ha sorprendido nada Carmen Alcayde en este GH VIP. Conocía su carisma y sabía que era hiperactiva, versátil, simpática y comprometida con su trabajo. Es una buena profesional que sabe bien lo que se espera de ella e intenta darlo cueste lo que cueste. Tal vez su gran fallo ha sido exagerar mucho todo. De tan cercana y amigable que aparentaba ser terminaba dando que pensar si no estaba haciendo un papelón. He llegado a pensar si no estaba forzando sus célebres “cagadas” igual que Carmen Sevilla terminó siendo consciente de que estaba saliendo a plató en zapatillas. Sabía que sus errores eran celebrados por los espectadores y los provocaba para dar a estos lo que querían.
El problema de esforzarse siempre en dar al público lo que espera es cierta pérdida de credibilidad. Carmen ha cedido por ello parte de su frescura y cercanía, cosas que conocíamos en ella y a algunos nos ha costado verlo como algo real cuando se ha bajado del escenario para convertirse en una habitante más de la casa de Gran Hermano. De todas formas, hasta cuando exageraba seguía siendo ella misma, con sus desastres frecuentes y esa necesidad tan característica de tener a todo el mundo contento. Carmen no puede dormir si alguien de su alrededor se enfadó con ella y todavía no se la ha pasado.
Muchos necesitamos un tiempo para recuperarnos, pero Carmen es capaz de darlo todo con tal de que los demás aprecien sus esfuerzos por ser la que se espera. Ella pretende ser la novia en la boda, el niño en el bautizo y el muerto en el entierro, sin importarle que se le noten las intenciones. Junto a personajes tan potentes como Laura Bozzo o Alex Caniggia resulta muy complicado destacar. Por eso es especialmente meritorio que la protagonista del daguerrotipo de hoy haya concentrado tanta atención, aunque haya sido con frecuencia por no ser capaz de mantener una postura invariable. No es habitual dar tantos pasos adelante y atrás, volviendo una y otra vez a cometer un error recurrente.
Pocas cosas sientan tan mal al espectador como que un concursante ande congraciándose con su enemigo sin que nada lo justifique. Era fundada la sospecha de que Carmen pretendía llevarse bien con todos para evitar salir nominada. Tampoco es algo que hiciera con mucha inteligencia. Una cosa es acercar posturas con todos y otra bien distinta descubrir el lado débil de sus aliados delante del enemigo. Carmen era capaz de estar en el dormitorio naranja pactando nominaciones y una hora después poniendo verde a su amiga Laura Bozzo en el dormitorio azul. ¿Un simple error? No lo creo, porque ella es de esas personas que no da puntada sin hilo.
Carmen Alcayde ha encontrado en Laura Bozzo a alguien a la que se parece tanto que no ha sido capaz de ponerla en evidencia muchas veces porque se estaría delatando ella misma. Tengo dicho que parecen separadas al nacer, aunque creo que Laura actúa más siguiendo el capricho de su intuición, mientras a Carmen le movió un objetivo invariable durante buena parte del concurso: evitar salir a la palestra. Las dos han sido leales con la otra, aunque a su manera. Cuando Laura criticaba a Carmen por decir a Luitingo que le quiere mucho, no se estaba dando cuenta de que ella había dicho lo mismo pocos días antes. Son mentiras piadosas en ambos casos, solo que es muy sencillo censurar actitudes de otros que uno mismo tiene.
La gran virtud de Carmen Alcayde es que no guarda rencor. Su capacidad pasmosa para olvidar lo malo le ha permitido renegar de Laura y al rato volver a hacer las paces con sentidos abrazos de cariño. Sus disculpas no solo revelan la falta de rencor, también son en alguna medida una manera de pedir perdón. Perdonando espera que al otro le resulte más fácil perdonar. Su perdón no deja de ser una negociación encubierta que tiene altas garantías de éxito. Por eso ha propuesto en más de una ocasión partir de cero. Ha partido tantas veces de cero que ha devaluado el gesto. Y hacer tabula rasa no deja de tener siempre un componente arbitrario que lo justifica con dificultad.
Con todo, no dejo de apreciar el esfuerzo de Carmen Alcayde por sacar la cabeza entre las otras personalidades fuertes que había en el equipo naranja. Meritorio me parece que haya conseguido ser una de las principales protagonistas de la edición, contrapunto perfecto de Laura Bozzo y la concursante que mejor ha sabido encajar su particular catálogo de “cagadas”, convirtiendo algo objetivamente negativo en una bandera que ayuda a definirla y resumir su concurso. Me costaría definir el de Michael (por poner un ejemplo), pero Carmen me lo ha puesto tan fácil que hasta en eso ha demostrado ser una gran profesional.
Lo peor de Carmen Alcayde, igual que ha sucedido a otros concursantes, fue hacer caso a los cantos de sirena de los familiares. Su hermano le hizo creer que podía ser la ganadora. No niego que lo pueda ser, pero le hizo mal creerlo. También ha sido víctima de esa tendencia a exagerar todo, de la que hablé antes. Ella tiene que ser la más simpática, la más dicharachera, la más profesional, la más empática, la más comprensiva… Pretender ser la más en todo solo puede conducir a la frustración y a que los demás no la crean y, por extensión, terminen agrandando también lo negativo. Personalmente, me gustaría que Carmen Alcayde llegase hasta el último día de concurso acompañando a Albert Infante y Laura Bozzo.
Moleskine del gato
Los porcentajes ciegos para ganar el concurso estaban así anoche: 31 %, 21 %, 17 %, 12 %, 10 % y 9 %. De nuevo se mueven los dos porcentajes más bajos, siendo el segundo día consecutivo que se invierten.
En mi Moleskine de hoy me pregunto por qué todo el rato me están diciendo lo mismo, o cosas parecidas sobre mis opiniones en este blog. También cuento por qué los porcentajes ciegos se están moviendo poco, tanto en esta recta final como ha sucedido en el resto del concurso.