Pilar Llori avisó a su novio de lo que podía pasar. “El daño ya está hecho”, dijo ella misma un poco antes, a lo que añadió: “No es justo ni para Miguel (su novio, o tal vez debería decir exnovio), ni para mí, ni para nadie”. No hay duda de que estaba preparando el terreno y, de alguna manera, se estaba despidiendo de él. “Pienso en no verle más y se me vienen a la mente montones de detalles. No me imagino llegar a casa y que no esté”, afirmaba la influencer. Dicho lo cual, agarró el ordenador y escribió en su blog del concurso lo que viene a ser una disculpa, explicándole al tiempo que necesita sentirse libre.
De poder, seguramente el medio empleado habría sido diferente. Si ya parece una manera fría y despersonalizada dejar a una pareja por un mensaje corto en el móvil, correo electrónico o privado en una red social, se me antoja mucho más impersonal un mensaje escrito en su blog público mientras se encuentra encerrada en una casa. Así visto fue más noble y valiente Luitingo, que se despidió de su novia de tres semanas con una larga perorata en el ‘confe’. Pilar, sin embargo, deja por escrito al que ha sido su novio durante diez años, aunque con alguna pausa entremedias.
No seré yo quien censure la metodología de Pilar Llori, pero sí me atrevo a analizar sin prejuicios el particular ritmo que ha marcado ella misma a este proceso. El mismo día muestra tristeza y lamento por lo que va a suceder, pide disculpas y se despide de su novio por escrito, terminando la madrugada con el beso a Luitingo en la cama. Esa ha sido su forma de traspasar las líneas rojas, midiendo sus actos con gran precaución. Además, no ha pasado un día cualquiera, sino siendo el día que amanecía un martes, teóricamente día de gala.
En la casa se arreglaron como si hubiera gala. Es la segunda vez que lo hacen porque el martes pasado conjeturaron que un partido de fútbol habría sustituido al programa. Convencida de que era día de gala, y en la antevíspera de una expulsión que puede dejarla fuera del concurso, Pilar montaba todo este numerito en varios actos. Por lo pronto ha conseguido que en la casa estén convencidos de que el jueves sale Gustavo Guillermo. Alex Caniggia se lo decía al chófer medio en broma y él mismo lo reconocía. “La historia de Pilar gusta y he empezado hace poco, por lo que la gente quiere más”, afirmó. Por su parte, Carmen Alcayde llegaba a hablar de un posible sorpasso. Esto ha servido para enterarnos de que casi todos daban a Pilar por perdida. Ahora creen que se salva por un beso.
Ella misma confirmaba ayer mi tesis poniéndose la venda antes que la herida. Dijo que tenía miedo ante la posibilidad de que por la noche sacasen el tema en el programa. De forma que tenía presente el impacto más que probable de este tema en una de las emisiones de prime time. No es necesario ser un fino estratega, pero tampoco se puede decir que Pilar Llori sea tonta. Cuando menos le da para medir los tiempos y planificar algo que debía tener previsto hace algún tiempo. Así durante el día repitieron alguna vez más el beso, por ejemplo, en el jacuzzi.
No es la primera vez que tengo complejo de gafe en este GH VIP. Me pasó cuando hablé del tiempo de permanencia en un reality español por parte de Oriana Marzoli y al día siguiente abandonaba voluntariamente. También cuando el domingo compré una localidad para el espectáculo de Karina y terminaba el día abandonando para horas más tarde comunicar el teatro un aplazamiento que les obligará a devolver el precio de algunas entradas, entre otras la mía porque tengo comprometida la nueva fecha. Fácilmente podría haberse evitando este fiasco suspendiendo la venta de entradas en el momento que supieron del cambio de fechas. Y en mi escrito de ayer dude de que Pilar Llori fuera a sobrepasar las líneas puestas con su novio, siendo el beso la definitiva. Pues ahí lo llevas.
Para rematar el buen timing de la jornada, por la noche tenían la cena privada que compró el cantante al encontrar los cien euros que escondieron Anabel Pantoja y Belén Rodríguez. La cena pronto se convirtió en un concierto al traerle a Luitingo la guitarra desde su casa. Caiga mejor o peor, no sería justo decir que canta mal, aunque me pareció ver a Pilar emocionada y temblorosa primero, para pasar pronto por una fase de aburrimiento. El pretendido romanticismo se rompió en cuanto terminó la cena y volvieron a la casa, cada uno por su lado.
“Marta, te queremos. Rodri te espera”, gritaron ayer desde las inmediaciones de la casa y eso hizo feliz a Marta Castro. Tiene algo de infantil que diera tanta importancia a unos gritos del exterior, más aún si tenemos en cuenta que lo había preparado todo ella antes de entrar a la casa. Por eso eran muy concretas sus sospechas sobre quién había gritado, una amiga suya (por qué está en paro y puede emplear una mañana en eso) o su hermana. Que fuera Rodri lo descarta porque era una voz femenina. Sospecho que su felicidad no será plena y en pocos días volverá a reclamar una prueba de vida a su novio, como si el encerrado (más bien secuestrado) fuera él.
Nadie comentó en la casa el hecho curioso de que Marta celebrase en la casa los gritos del exterior como si se hubiera salvado de una expulsión o le hubieran concedido una beca. La superficialidad de esta concursante y su carácter caprichoso la convierten en una perfecta heredera de Oriana Marzoli en la casa. Aunque quien protestaba anoche por pasar tiempo recluidos en una zona de la casa y sin poder ir al baño era Laura Bozzo. A ella se le perdona todo porque además de concursante es una perfecta voz en off que nos está narrando esta historia con tono de villana de telenovela venezolana. Y eso es impagable, amigos.
Como comenté ayer en el vídeo del Moleskine, Alex intenta pactar con su grupo las nominaciones de mañana. No lo tiene fácil porque a la resistencia que ya tienen algunos a este tipo de pactos se le junta la falta de coincidencia en el nombre del nominado que el argentino quiere convertir en el próximo expulsado. En el olimpo de los estrategas, Caniggia quiere subir a un débil y enfrentarlo a Laura y a él mismo. Al lector más experimentado seguro que le suena el método.
Los cómplices de Alex son Carmen Alcayde y Albert Infante, aunque confía en que puede tener de su lado a Javier Fernández. Pero se encuentran con un escollo, y es que la elegida por el argentino es Marta Castro, a la que no quieren nominar sus compañeros. Incapaces de disociar las simpatías personales de la valoración que ellos mismos hacen de la posible popularidad de sus rivales, están poniendo en peligro un pacto impecable. La propia Alcayde ha comentado que Marta es “pijina” y no cree que caiga muy bien.
Albert propone como alternativa a Zeus Montiel, lo cual tampoco está mal visto porque en la casa son conscientes de que lo suyo con Susana Bianca tiene un fuerte aroma a carpeta fake. Si al final se marcha Pilar mañana igual se replantean la opción de separar dos carpetas en semanas consecutivas. En todo caso, Alex lo tiene claro cuando dice a cámara: “Laura y yo vamos a eliminar a cada rival. Mi equipo y yo no tenemos amigos”.
Y un breve apunte sobre el drama de Laura Bozzo con su dentición superior. Es un postizo y si no entendí mal se lo pusieron poco antes de entrar a la casa, por lo que no le dio tiempo a volver para que el dentista reparase su error. Dice que le han puesto los dientes de una jovencita y no los suyos. “Yo tengo los dientes para fuera y me han puesto unos que están para dentro”. Si le proponen que pague del premio final una cantidad para ser visitada por el dentista igual no se lo piensa.
Los porcentajes ciegos estaban así anoche: 54 %, 31 % y 15 %.
Ya he contado lo relativo a la primera carpeta oficial de la casa, y en video de hoy me refiero a las otras dos que aún no se han oficializado. Están en peligro las dos.