Anoche se abrió una guerra larvada durante días y que aún no se había manifestado abiertamente. Hay más de un frente en ese enfrentamiento, pero los dos más llamativos se llaman Laura Bozzo y Marta Castro. De nuevo un choque desigual porque esta última, miembro del “club de las bobas” (según dice su enemiga), lleva dos semanas siendo auténtica intrascendencia, mientras que la estrella televisiva lleva parte importante del peso de la edición. En torno a ambas se configuran los habituales dos grupos.
Encierra a casi una veintena de personas en una casa y los primeros días presumirán de llevarse inmejorablemente bien, para un poco más tarde surgir dos bandos, como en una guerra real. Por lo general, cada bando tiene un líder. Marta toma ese rol por incomparecencia de los demás, si bien tiene poca madera de líder. Por el contrario, Laura es una líder natural, en torno a la que se reúne un grupo con personas dispares, que probablemente no hubieran coincidido en otras circunstancias.
El motivo por el que dejó de haber anoche la sospechosa calma que se vivía en la casa de Guadalix fue la cena de los nominados, costumbre en ediciones de otros países y que fue planteada con la clara intención de agitar el avispero. Laura Bozo, Alex Caniggia y Sol Macaluso fueron llamados a una cena en la que iban respondiendo unos telegramas del súper interesándose por la opinión sobre sus compañeros. Naturalmente requerían una opinión en negativo, del tipo “¿de qué compañeros no te fías?”, una de las que más heridas produjo. La clave es que la cena pudo ser vista por el resto de los concursantes, sin que sus comensales lo supieran.
Las consecuencias de esta cena no nos mostraron nada que fuera sorpresa sobre Marta ni aquellos que se pusieron de su lado. Tampoco sobre Laura y sus más afines. Pero gracias a esto pudimos ver a Javier Fernández decantarse por el grupo de Laura. No solo eso, también se pronunció con mayor claridad y contundencia que la mayoría, incluyendo Alex. El problema del miembro del clan Caniggia es que afronta el concurso como un kamikaze, pero no gasta mucha energía en el cuerpo a cuerpo. O asesta enseguida un golpe mortífero a su enemigo o lo tiene bailando a su alrededor tragándose las ganas de pelea.
Después del terremoto inicial, que tuvo sus correspondientes réplicas, se produjo una reveladora reunión en el dormitorio naranja con cuatro concursantes: Laura Bozzo, Alex Caniggia, Albert Infante y Javier Fernández. No era ocasional que estuviera allí el campeón mundial de patinaje por quien siente especial simpatía la líder del grupo. Durante un tiempo estuvo también Carmen Alcayde, aunque por su indefinición y falta de compromiso promete ser un miembro liberado. Su especial relación con Albert sitúa a la que fuera presentadora de ‘Aquí hay tomate’ más cerca de ese grupo, donde no se rechazarán sus votos si hay lo que Caniggia llama “complot”, porque así denominan en la edición argentina a cualquier tipo de pacto en las nominaciones, lo cual allí está terminantemente prohibido.
Fueron Laura y Alex quienes más recibieron las críticas de sus compañeros por lo dicho en la cena de los nominados, mientras Sol se iba un poco de rositas. Esto fue así entre otras cosas porque la periodista hizo denodados esfuerzos por recoger cable en cuanto pudo. Para ello no dudó en cambiar la realidad con excusas como que incluyó a Jessica Bueno entre las personas de quienes no se fía porque el súper les pidió un nombre de hombre y otro de mujer.
A Sol Macaluso le puede salir bien a corto plazo esta maniobra destinada a salvar su trasero, pero a la larga puede ser contraproducente para ella. No está valorando que el espectador está viendo casi todo, y puede decidir su expulsión como castigo, algo que puede suceder esta misma noche. Marta Castro y Luitingo fueron quienes más se quejaron de lo dicho por los nominados. El cantante, a quien estoy tentado de empezar a llamar “Luitongo” porque me está empezando a parecer una estafa de concursante, preocupado por forzar una carpeta con la que cree ser uno de los principales aspirantes a llevarse el mermado premio del ganador. Se lo decía Michael: “¿Sabes por qué Alex está así conmigo? Porque le da coraje que yo pueda ser el ganador”.
Luitingo se mostró molesto con Alex por no confiar en él cuando lo consideraba un amigo por el que ha sacado la cara días atrás. Y fue contra Laura por criticar su relación con Pilar Llori teniendo novia fuera, a la que estaría poniendo los cuernos, según la peruana. En respuesta a esto se mostró aparentemente a favor Sol Macaluso, afirmando que nunca lo había pensado así. Ya en el salón de la casa maquilló su opinión afirmando que solo expresaba sorpresa ante el planteamiento de su compañera de encierro. Sol salió como pudo de todas y no podía hacerlo de otro modo que no fuera con mentiras, pero su rostro no mentía al reflejar el pánico en el que estaba sumida desde que volvió con todo el grupo.
El discurso de Luitingo me resultó bastante ridículo, aunque no demasiado faltón. Solo se metió con algo contado por Laura Bozzo sobre una pasada relación con un hombre veinticinco años más joven que ella, o algo así. Más crudo fue el combate con Marta Castro. Hace días que me parece ver en ella problemas con las concursantes de más edad. No me atrevo a hacer ningún tipo de diagnóstico porque no estoy facultado para ello, pero siempre habla con desprecio de Karina y Laura. Desde anoche sumo a esta sospecha otra sobre su aversión a los extranjeros. Le dijo a Laura: “Esto no es ‘Laura en América’ (nombre del mítico programa de Bozzo), aquí estamos en España, así que vete a México, Miami, Cuba o donde sea”. Es el típico (e inequívoco) “vete a tu país”.
En contra de sus propios intereses y los del grupo, Marta pedía noche que Laura fuera cazafantasmas en la prueba cuando entre todos decidieron que no hicieran ni ella ni Karina. La presentadora no estaba del todo conforme con la decisión porque se considera suficientemente en forma, pero la acató por el bien del grupo. Ella no se quedó corta en el enfrentamiento y se dirigió repetidamente a Castro como “la nobleza”, bautizando su grupo con “el club de las bobas”, que no tienen ni tres neuronas. Entiendo que sus integrantes son, obviamente, la propia Marta junto a Pilar, Sol y Jessica. Aparte de poder perder a Sol esta noche, no veo ahí a Jessica.
No sé si Marta se está jugando salir expulsada cuando le toque con un porcentaje cercano al cien por cien, pero ayer apostó fuerte con algunos de sus compañeros y hasta con comunidades autónomas enteras. El olor de las vacas que pastan cerca de la casa de Guadalix de la Sierra significa para ella que “huele a Asturias”. Y en uno de los momentos que estaban en el bunker de la prueba pidió a Albert Infante que no cantase, lo cual reprobaron después Carmen Alcayde, Laura Bozzo y él mismo.
El intento de acallar a Albert ha servido para que lo repitiera hasta la saciedad. El “no cantes” es el nuevo “no maté a Manolete”. No sé cuál de ambas cosas he escuchado ya más veces. Por cierto, ayer me reí por primera vez con la “Infanta” y fue durante bastante rato. Encerrados en un dormitorio porque el equipo de mantenimiento hacía algún ajuste en la casa, este concursante se propuso animar a sus compañeros y convirtió ese espacio en la réplica de un escenario. Allí lucía como La maña en el Paralelo de Barcelona o cualquiera de esas vedetes cómicas que bajaban al patio de butacas, se sentaban sobre algunos espectadores y los ponían en un aprieto con sus mujeres. Todo ello improvisado y derrochando tanta gracia como poca vergüenza. ¡Gracias por ese rato!
Preguntaron a Karina qué haría con el dinero del premio y explicó entre lágrimas el problema de la enfermedad rara de una de sus nietas. Es algo que no había contado anteriormente, salvo a Laura Bozzo y no sé si a alguien más. También se lo contó anteriormente a los espectadores, que somos quienes podríamos hacerla ganadora. Volviendo a dar las habituales muestras de animadversión, Marta Castro y Carmen Alcayde no tuvieron otro comentario aparte de este: “¿Pero no se quería ir?”. Esa dura experiencia personal fue recibida con cierto pavor por algunos que consideraban ya amortizada a la cantante setentera.
Y un apunte rápido sobre lo que nos espera esta noche. Junto a la segunda expulsión veremos de nuevo la opción de la “vida extra”, de forma que 25.000 euros del premio final están en juego. Además, estas nominaciones se me antojan claves para la evolución del concurso, y desearía que se desarrollaran íntegramente en la sala de confesiones. Pilar afrontará el dilema sobre coger o no el teléfono (supongo que con su novio al otro lado) y habrá sanción para todos por incumplir una de las normas. ¡Buuum!
Luitingo reinterpreta su relación con Pilar Llori de una manera poco ajustada a la realidad, lo cual comento en el Moleskine de hoy.
Esta noche tenemos una fiesta que promete ser de lo mejor posible. Ahí estaremos.