No fueron uno ni dos los comentarios hirientes que se lanzaron entre Luitingo y Laura Bozzo, aunque esta recurriera a la extraña treta de disculparse con Pedro García Aguado en lugar de dirigirse al cantante. Su objetivo ser vista disculpándose, tanto por sus compañeros concursantes como por los espectadores. Han sembrado un camino de enemistad que tiene difícil retorno, y con demasiada premura para mi gusto. La gran diferencia entre cómo lo han afrontado los dos es que mientras Laura dedicaba a su nuevo enemigo apenas unas palabras en el largo monólogo que dedicó a las cámaras en un solitario dormitorio, Luitingo se lo contaba a media casa. No solo eso, el cantante también intentó después recabar apoyos contra la dama de la televisión iberoamericana.
Luitingo no tardó en tener a su alrededor al menos dos compañeros que destilaban el mismo veneno contra Bozzo. Zeus Montiel y Pilar Llori escuchaban el tósigo de su compañero, añadiendo varios cargos contra la acusada hasta terminar llenando una hoja de servicios poco recomendable. El tópico de que en la casa todo se magnifica debería ser corregido o sustituido por algo así como: en la casa todo se precipita. No me llama tanto la atención que surjan odios africanos sin suficiente justificación, como que esto suceda tan rápido. El primer choque de trenes entre estos dos concursantes se produjo cuando apenas llevaban dos días de encierro.
Tener el apoyo de Pilar Llori tendría que suponer para Luitingo sumar a la causa las dos compañeras que se han convertido en imprescindibles. Me refiero a Oriana Marzoli y Marta Castro. Como si tuvieran una vieja amistad, las tres van al unísono y apostaría el brazo izquierdo a que no se tocarán entre ellas a la hora de nominar, al menos durante las primeras semanas. El trío tiene otro objetivo contra el que muestran todavía más virulencia. Es Alex Caniggia, cuyo principal delito son sus ruidos corporales. Las ventosidades en un grupo donde no hay confianza suficiente pueden llamar la atención o parecer una falta de educación, como lo definió el ‘hermano mayor’ García Aguado. De ahí a plantar batalla contra el autor puede que sea un poco excesivo.
Las ventosidades y eructos no impiden al argentino poner la antena cuando parte de la casa censura sus opiniones y actitudes o las de Laura Bozzo, los dos habitantes que más oposición están encontrando. Una oposición que, como digo, viene del mismo lado. Las tres marías unidas a los dos cantantes. Y si Luitingo parece apresurarse como ofendido, lo de Zeus, Oriana, Marta y Pilar denota una enorme falta de paciencia. Que le den tiempo al tiempo y asumirán que las sinfonías de pedos son banda sonora habitual en esa casa.
Marta Castro cree que Laura Bozzo y Alex Caniggia son los más estrategas de la casa. Lo dijo abiertamente a la cara como parte de un juego de preguntas y respuestas con el que cubrieron en parte el aburrimiento. Juego en el que sorprendentemente aventuraron a quienes ven como posibles ganadores, y eso llevando menos de una semana de concurso. Al menos Marta expresa una razón algo menos infantil que lo de las ventosidades, pero cae en el error de estigmatizar al estratega, una especie de concursante digna de tener la máxima protección. Estas son las cosas que le hacen a uno simpatizar con los criticados.
Es posible que Laura se sintiera halagada al ser calificada de estratega, pero de cara a la galería negó la mayor. “Soy la persona menos estratega que hay”, dijo. Me he hartado de afirmar que no tener estrategia ya es una estrategia. En todo caso no me lo creo. La cosa derivó en una nueva ofensa porque Luitigno señaló también a Laura respondiendo a la cuestión sobre la persona más hipócrita. Si esta tenía alguna duda de su propia opinión sobre este concursante imagino que la borró de inmediato ayer por la tarde. Tras un nuevo enfrentamiento en el que la presentadora aseguró que a ella solo le da órdenes el ‘súper’, afirmaba: “Lo bueno es saber a qué te enfrentas”. Pues eso.
Asumamos que Oriana (que se lava las yemas de los dedos con un cepillo de dientes) choca “caracterialmente” (como ella dice) con Caniggia, lo cual no debería ir acompañado de un enfrentamiento incómodo para todos. Me refiero a todos sus compañeros de encierro, porque visto desde fuera esto es la sal y la pimienta del reality. Si todos fueran tan flower power como Karina este invento terminaría en desastre. De Gustavo solo se me ocurre decir que deberíamos crear un término más extremo porque llamarle “mueble” me parece desmesurado. Está tan desaparecido que no llega ni a escabel. Sin cambiar de tema, Albert Infante parece haber elegido convertirse en escabel para que Carmen Alcayde repose sus pies. O peor aún, felpudo para ser pisado por ella. Este concursante se está ganando a la audiencia, tanto por su gracia natural como por la sensación de debilidad que trasmite. Entiendo por ello que busque protección en su compañera, aunque no tengo tan claro que ella esté por la labor.
Veo a Alcayde demasiado independiente y no me cuadra que esté dispuesta a cargar con la rémora de su compañero (y rival). El grupo de la cueva están teniendo una unión casi telúrica (y un poco prehistórica), motivada por las circunstancias que les ha tocado vivir (aunque a mí me parece más bien un frenopático, adorable, eso sí, pero frenopático igualmente). De no ser así creo que Alcayde la habría dado algún corte más a Albert. Como cuando le dijo que no es siempre gracioso, por ejemplo. Carmen es así.
Con evidente despiste más de uno mencionó a Pedro García Aguado como posible ganador. Todavía no saben que es el infiltrado, algo de lo que hablaré en el Moleskine de hoy (vídeo al pie de este escrito). Al menos eso dijeron durante el juego antes mencionado Karina y Jessica Bueno. Ese juego dio de sí lo suficiente para ver un pequeño roce entre Marta y Karina. Esta piensa que su compañera será la primera en ser expulsada, mientras aquella se atrevió a pronosticar que Karina se va a llevar un zurrón de votos este jueves. Aunque la mejor predición fue también de Karina, que empieza a sacar la patita. Prevé la cantante que Sol quede segunda, como ella en Eurovisión. Me llama la atención que ya hablen de nominaciones y si deben votar a los más fuertes o a quienes peor les caigan. Qué cada uno vote lo que quiera, ¿no?
Los dos primeros dilemas de este GH VIP fueron resueltos por parte de los concursantes al gusto de la audiencia. En la casa VIP decidieron restar 3.000 euros al premio final a cambio de pasar comida a los habitantes de la cueva. Esa compasión se debe a la excesiva dramatización de estos respecto a unas condiciones de vida duras, pero soportables. Además, parten algunos de una idea falsa sobre cómo fueron seleccionados esos seis compañeros. Se está extendiendo, dentro y fuera de la casa, la idea de que fueron ellos quienes se sacrificaron en beneficio de todo el grupo. Pero no fue así, sino que los eligieron aquellos concursantes salvados por el azar. Solo hay una excepción a ello: Michael Terlizzi renunció al privilegio otorgado por el azar y se autoincluyó en el grupo.
Los de la cueva quisieron rechazar la comida dado su alto coste, pero no les fue posible. La decisión de la casa VIP contó con alguna resistencia aunque fue tomada por unanimidad, y me atrevo a decir que eso pedía la mayor parte de la audiencia. También coincidió con el deseo y la previsión generales la resolución del segundo dilema. Individualmente fueron llamados en la cueva y les propusieron ir a la casa VIP sin regresar más a la cueva por el “módico” precio de 10.000 euros a reducir del premio final. Todos dijeron que no de forma tajante, y casi sin dejar formular la propuesta al ‘súper’.
No puedo ocultar que me encantan estos dilemas, y coincido en que la decisión de los habitantes de la cueva representa bien el espíritu del Gran Hermano más puro. Ahora bien, no nos dejemos engañar. Sospecho que tomaron todos la misma decisión por dos razones. Tengo claro que no quisieron abandonar el barco por no tener mejor destino que los otros cinco compañeros. Pero no es menos cierto que si alguien llega a tomar la decisión contraria hubiera sufrido una brutal censura por parte de la audiencia, que casi hubiera pedido su inmediata crucifixión, como el pueblo de Roma pidió a Pilatos la de Jesucristo.
Como dije antes, comento en el Moleskine de hoy el reto de descubrir a Pedro García Aguado como infiltrado (no concursante, por tanto) a cambio de ser inmune en las primeras nominaciones.