Excelente debate el que moderó anoche Ion Aramendi con casi todos los concursantes de Supervivientes 2023. Mientras Adara y Bosco (este ganó a la que parece que es ahora su chica por un 61% a 39%) estaban para reírse de todo y sin ningún ánimo de revisar lo vivido en el concurso, Asraf seguía erre que erre, como el mañico que va por la vía del tren y cuando escucha que se acerca dice: “Chufla, chufla, que cómo no te apartes tú”. Asraf no quería pasar página. Tampoco le vi necesitado de llegar a acuerdos y restañar lo roto. Pero necesitaba hablar de lo suyo y llevaba aprendido un guion que no casaba con lo que se estaba hablando. Si alguien le aleccionó para que se defendiera de acusaciones como la de provocar a sus compañeros eligió el argumento equivocado, porque nada de eso se dijo.
El momento más embarazoso fue cuando Alma hacía una intervención conciliadora en la que destacaba que además de enfrentamientos concretos habían tenido una larga convivencia de absoluta normalidad y Asraf decía en su respuesta que no sabía por qué le acusaban de provocar. ¿Perdona? Pero si Alma no había dicho nada de eso, tampoco ninguno de los otros concursantes de la edición en todo el tiempo de debate que había transcurrido hasta ese momento. Al más puro estilo “¿a dónde vas? manzanas traigo”, Asraf respondía a algo que estaba solo en su cabeza. Como no quiero pensar que era un excusatio non petita, acussatio manifesta, me quedo con la idea de que alguien le había aleccionado mal
Hubo dos concursantes resentidos en el debate. Está claro que uno era Asraf y el otro Artur. Adara y Bosco, con exagerada cara de felicidad, desmontaron sus argumentos. Artur es otro que parece mal aconsejado. Ya había empezado el jueves pasado a arremeter contra aquellos que han sido sus más afines durante todo el concurso. Se metió con Jaime (ausente anoche), a quien emplazó a tener una conversación pendiente sobre algo sucedido en los primeros días de concurso. Ridícula manera de intentar mantener algo de protagonismo ahora que el programa se acaba, abriendo una falsa polémica con su brother. También empezó a arremeter contra Bosco, aquel con quien mejor se ha llevado desde la unificación definitiva de los grupos. Y anoche terminaba de hacer su trabajo dudando de la relación de su amigo con Adara.
Igual sobra lo de amigo hablando de Bosco y Artur, porque este no habría intentado dejar en tan mal lugar a alguien que considerase realmente amigo. Se me vislumbra que Artur solo está pensando en que ahora tiene que hacer algo para no desaparecer de nuestras pantallas para siempre. Me puedo equivocar, pero apostaría cinco contra uno a que dentro de un año ni nos acordaremos de él y en otros doce meses nos costará hasta recordar su nombre. El golpe definitivo se lo llevó cuando se quejó porque habían dicho de él que no hacía nada, y Jonan (callado durante casi todo el debate) respondió: “Es que no hacías nada”. No hay más preguntas, señoría.
Como digo, algunos evidenciaron que no tenían gana ninguna de volver a discutir por cosas que surgen en la convivencia y pasado el tiempo se terminan viendo como algo un poco absurdo. Mientras tanto, otros tenían ganas de dar guerra. Asraf y Artur lo demostraron. Uno por lo ya reseñado y el otro porque sigue teniendo abierta la herida de no haber ganado este concurso con todo lo que se lo ha trabajado. Y ahí tiene más razón que un santo. Nadie se lo ha trabajado con Asraf, que llevaba diseñado su concurso y la realidad lo ha dejado de una pieza. Las cosas no siempre salen como uno planea. Pero, desde luego, debo reconocer el esfuerzo previo, que acompañado de su predisposición y una cierta hiperactividad le convierten en el concursante más movido.
Tanto Asraf como Artur tenían más ganas de enseñar sus heridas, e incluso abrir otras nuevas (como las dudas que expresó Artur sobre la pareja de Adara y Bosco), que de cerrarlas definitivamente. Unos iban con el mood “lo que pasó en los cayos se queda en los cayos”, mientras los otros no estaban de acuerdo en absoluto. Y en medio había quien simplemente daba su opinión, en el mejor de los casos con cierta objetividad. Y, mejor aún, con acierto. Es el caso de Katerina, quien explicó de forma tan sintética como pertinente lo que le pasó al grupo con Asraf. Dijo así: “No he vivido lo que pasó entre Adara y Asraf, pero por lo que me pasó a mí con Asraf puedo intuirlo. Son comportamientos en la convivencia que son pequeñas cosas que te pinchan, pinchan, pinchan, y al final explotas”. No se puede explicar mejor.
Me parece curioso que quien sea capaz de explicar con claridad ese asunto sea una concursante rusa que fue la cuarta expulsada. La diferencia entre Katerina y Asraf es que ella nunca dejó caer la duda sobre si una salida tan temprana del concurso fue por su origen. Tampoco lo hicieron Artur (ucraniano procedente de Milán) ni Arelys (cubana). Excuso decir que no incluyo a Patricia Donoso, por razones evidentes, y tampoco a Gabriela, porque defenderé ante cualquier foro que nunca estuvo en este concurso.
Y, ya diciendo las cosas claras, tampoco Manuel ni Alma se atrevieron a llamar a la audiencia racista, ni nada parecido. Si Asraf ha hecho algo mal en este concurso ha sido utilizar su origen, incluyendo la impresión expresada por él de que pudo quedar cuarto (la peor de las posiciones en un reality) por prejuicios de la audiencia. ¡Dejad en paz a la audiencia, que vota lo que quiere sin tener que dar explicaciones! No sigo desarrollando lo dicho por Katerina sobre Asraf porque trato de ello en el Moleskine (en vídeo) de hoy (al pie de este escrito).
Las heridas entre Adara y Asraf no solo siguen abiertas tras el debate, sino que se abrieron otras nuevas. Asraf no recuerda haber tirado almendras a la cara de Adara, algo que según ella sucedió fuera de cámaras. La reacción de Asraf ante esta revelación fue amenazar con volver a abandonar el plató. El jueves lo hizo porque no se lo esperaba y se quedó en shock. Como todo el mundo sabe, cuando ocurre algo que uno no espera, al igual que cuando está en shock, lo primero que hace es abandonar su puesto de trabajo. Porque recordemos que están ahí trabajando. Todo el tiempo, también mientras estaban en la isla, pero especialmente en plató. Una cosa es que sea una experiencia enriquecedora y se lo pasen tan bien en muchos momentos como mal en otros, y otra es que aun así están trabajando.
Tuvimos la suerte de que Asraf no se fuese porque, de alguna manera, fue protagonista del programa. Y eso supongo que le compensa tantos sinsabores. En pocos aprietos pusieron a Bosco y salió de ellos con ese estilo que tiene mezcla de flipado de la vida, relaciones públicas e imitador de su tío Pocholo. Da gusto resolverlo todo con cuatro frases aprendidas antes de ir al reality. Pero nada que objetar sobre el éxito de su estrategia. Eso sí, que nadie intente copiarlo porque otra vez pediremos que no se lleven camisetas con el nombre de unos seguidores inexistentes en un principio, y no se repitan siempre los mismos lemas, algo por lo general muy aburrido.
Último Moleskine del gato donde hago mi particular resumen (formato reducido) de la final de Supervivientes 2023. Gracias otra vez por la compañía.