Hoy toca daguerrotipo de Jonan, uno de los concursantes que menos aportó a la supervivencia, pero cuya figura terminó siendo fundamental y estuvo siempre en medio de las grandes tramas de Supervivientes 2023.
Antes recordaré que esta noche viviremos la semifinal. Todavía tiene que marcharse Artur o Adara. Además, habrá últimas nominaciones y, por tanto, se elegirá nuevo líder en la prueba de la apnea. Es previsible que gane Bosco. De estas nominaciones supongo que saldrá ese concursante que llega en helicóptero a las instalaciones de Mediaset, pero no juega la final al ser el menos salvado por la audiencia en la votación de la semana. De nuevo habrá dos concursantes en tensión hasta el próximo jueves (si es ese el día de la final, que no tengo ni idea).
Y vamos con lo prometido:
Jonan Wiergo es un vividor es de los que disfrutan la vida al máximo, no de quienes viven a expensas de los demás. Diríamos que es todo un bont vivant, que ha resistido cuatro meses de privaciones con un agravante respecto al resto de los concursantes: es vegano. Jonan ha mantenido su veganismo casi a rajatabla, salvo en que aceptó comer huevos y leche en caso de que alguna recompensa lo llevase. No ha comido ni un pez, lo cual le ha dejado sin cenar cada día. Ante ese castigo añadido, nadie ofreció nunca quitar unos gramos de arroz de la dotación semanal al resto de concursantes a favor de Jonan en compensación por no comer pescado. Es cierto que no tenían ninguna obligación de hacerlo, pero hubiera sido todo un detalle.
Si algo me llamó la atención de Jonan en las primeras semanas de concurso es su alegría de vivir y despreocupación casi continua. Por eso me pareció de esas personas que uno desearía tener siempre cerca. También dije que en caso de estar obligado a vivir en una isla desierta con alguien querría que esa persona fuera Jonan. No me desdigo de ello, pero ahora pienso que debo ser práctico y solo con Jonan no tendría garantizada mi supervivencia, con lo que mejor que vinieran también Manuel o Asraf. Entiendo que llevando muchos días viviendo con tanta precariedad tuviera un momento de debilidad y decidiese abandonar. Me parece absurdo condenarle a no tener derecho de llegar a la final por un episodio que duró lo que tenía que durar y fue muy poco. Todos tienen bajones y cada uno lo gestiona de la mejor manera posible.
Lo que sí me condiciona a la hora de valorar al concursante es que llegase un momento que transformase su alegría contagiosa en un rencor oscuro que me transmitía rabia y resentimiento. Jonan era ese concursante que no necesitaba meterse con nadie para divertirse y divertir a Gema y Alma, las dos compañeras que pronto se convirtieron en inseparables. Pero de repente pasó a despreciar a casi todos los demás desde una molesta posición de superioridad. De aquel humor espontáneo e inocente que mostraba junto a Gema, pasó a otro más cáustico y maledicente estando al lado de Adara. No creo que la compañía sea única razón del cambio. Más bien me parece que influyó que Jonan llegase a estar tan seguro y confiado en su futuro junto a una de las conocidas como “reina de los realities”.
Reconozco que Jonan pasó de ser uno de mis favoritos a parecerme antipático y molesto en algunas ocasiones. Es posible que algo parecido le pasara a algunos de sus compañeros (y rivales) de concurso, razón por la cual su círculo de amistades fue siempre muy cerrado, además de súper estable. Sea como fuere, nadie se atrevió a meterse con Jonan a pesar de su limitada aportación a la supervivencia del grupo. Aunque en directo le llamase Jorge Javier (se te echa de menos) “tumbaíto”, nadie aprovechó para utilizarlo como argumento en su contra salvo cuando alguna prueba se lo ponía más que fácil. Creo que esto es debido a la mano izquierda que ha demostrado tener. Esa habilidad o astucia para las relaciones sociales ha resultado algo fundamental para su concurso.
Solo Raquel Mosquera lo hizo tambalear mucho antes de su crisis y abandono temporal. Lo que le pasaba a Jonan con esa compañera es algo que nos sucede a todos algunas veces. Hay personas de las que todo nos molesta, a las que no toleramos cosas que dejaríamos pasar en muchos otros. Es una cuestión de piel y lo normal es que se vaya agravando con el paso de los días, hasta que al final terminemos estallando. La transformación de su carácter, motivada por la crisis que le hizo no confiar en su posibilidad de aguantar hasta el final en esas condiciones, fue lo que le hizo aumentar la nómina de los inaguantables para él. Y de ser solo Mosquera quien le sacaba de quicio pasó a no considerar agradable tener que dirigir la palabra a Diego o Ginés, entre otros. Hasta Bosco, otrora parte de su grupo de afines, le terminó molestando.
Lo más curioso es que mientras Jonan calificaba a casi todos como tristes quien me estaba transmitiendo una tristeza insondable era precisamente él. También me resultó contradictorio que mostrase extrañeza porque algunos compañeros quisieran saber quién les había nominado, y luego en petite committee se mostrase sorprendido porque no todos los que le habían nominado se lo dijeran. Al final, todos caen en los mismos errores, como confesar a quién nominan o preguntarle a los demás por su voto. Jonan es, por suerte, de los concursantes que tienen en cuenta la estrategia en el juego, al menos en la parte de las nominaciones, donde no cuenta (o no debería) la cuestión emocional respecto al resto de la comunidad.
Aparte de su cambio de carácter, que ha ido remitiendo y se asemeja ahora más al del principio, Jonan ha cometido dos errores importantes que paso a enumerar. Un error fue no entender lo que le podía perjudicar estar tan convencido de tener la fórmula para llegar a la final, si no para ganar el concurso. En una conversación con Manuel, donde aparentemente no había cámaras, decía esto: “Da igual quien salga, mientras salgamos dos de nosotros con dos de ellos, o uno […] Semana tras semana salvados […] Luego nos quedamos con Arias y Bosco y nos los cargamos en dos semanas de nominaciones”. Tanta prepotencia suele ser castigada por la audiencia.
El segundo error fue descuidar su relación con Alma cuando llegó al grupo Adara. El dúo formado por Adara y Asraf se convirtió en un trío que se apartaba del resto y dormían en la otra punta de la playa. No fue tan radical el aislamiento gracias a la generosidad de concursantes como Bosco, que nunca tuvo inconveniente en pasar ratos con los tres “apestados” o Alma, que llevaba desde el principio durmiendo junto a Jonan. Incluso Manuel, probablemente arrastrado por su hermana. La impresión que tuve entonces, confirmada por Alma tras su expulsión, fue de que Jonan estaba traicionando de alguna manera a una compañera con quien lo había compartido todo hasta llegar Adara. Si no llega a ser por la generosidad de Alma y su predisposición a entender a Jonan y hablar las cosas antes de sacar conclusiones, la relación entre ambos podría haberse roto entonces.
Si bien Jonan no dio la espalda a Alma finalmente, Adara si hizo lo propio con Asraf. Me gustaría saber cuál fue el papel de Jonan en ese ‘rotondazo’. Jonan se convirtió en una de las piezas fijas de Adara, igual que lo fue el Maestro Joao en otro reality anterior. Su papel pudo ser parecido al de Joao en este episodio clave para el desarrollo de Supervivientes 2023, pero en esta ocasión no lo hemos podido saber y posiblemente nos quedé la incógnita para siempre. Lo que tengo claro es que fue colaborador necesario para que Adara completase con éxito sus maniobras en la rotonda.
Jonan y Adara se contagiaron mutuamente la inactividad y ambos parecían haber olvidado que estaban en un reality de supervivencia. Ahí demostró Jonan más que nunca su mano izquierda, porque nadie se le reprochó abiertamente, como dije antes. Al menos fue inesperadamente potente en las pruebas y, lo mejor de esto, es que no destaca por tener una fuerte competitividad, lo cual valoro y agradezco. Una vez las aguas han empezado a bajar tranquilas y hasta Asraf y Adara se abrazan en directo y prime time, ha vuelto el Jonan de siempre, y ahora mismo prefiero escuchar su visión de las cosas a la de los otros. Si en algún momento dejase a un lado su aburrida corrección y diplomacia podría darnos un final de edición espectacularmente interesante. Pero no caerá esa breva.
En el Moleskine del gato me detengo hoy a analizar un leve gesto que dos concursantes hicieron para que lo viera un tercero en la gala de este martes. Y ya lo creo que lo vio. Un detalle que me pareció pequeño, pero no insignificante. Más bien todo lo contrario, creo que es muy significativo. Y más momentazos para los Premios Tortuga que otorgaremos la semana próxima.