Artur, piensa en él

telecinco.es 19/06/2023 08:22

La principal muestra de que estamos ante la recta final de Supervivientes en este rinconcito es que empiece a hacer mis particulares semblanzas sobre los concursantes que están cerca de la final, aquello que llamamos Daguerrotipos. Empiezo hoy con el de Artur, al que comencé llamando Artùr y pronto me ahorré el acento abierto para simplificar. En definitiva, es ese concursante al que algunos llaman Artúr, otros Ártur o incluso Arthur, a la americana. Pero antes de eso, una pequeña pincelada sobre el programa de anoche.

Jugosas las respuestas de todos a las preguntas de Alejandro y Oriana, aunque estuvieron mejor los entrevistados que los entrevistadores. No entiendo que pregunten a Adara por un novio que no ha participado en el programa y no por Asraf. Lo mismo digo en sentido contrario, porque a Asraf tan solo le pusieron en el supuesto brete de responder si eliminaría del concurso a Jonan o Adara, lo cual tiene una respuesta fácil para alguien que se ha pasado más de medio concurso haciendo con una de esas dos personas la guerra por su cuenta y enfrentados a todos los demás. Si hay una trama que ha marcado este Supervivientes 2023 esa ha sido la de Adara y Asraf, incluyendo su alejamiento posiblemente premeditado. ¡Por el amor de Dios! ¿Cómo no preguntaron por eso?

Y ahora sí, vamos al lío:

Daguerrotipo de Artur

Artur Dainese ha sido casi siempre como un pirata desterrado que navegase a la deriva en un barco sin bandera. Él ha sido su única bandera, porque se ha pasado todo el rato pensando más en él que en sus compañeros. Es lógico y, en alguna medida, todos lo hacemos. Pero el nivel de individualismo de Artur rebasa el concepto de egoísmo para bordear el desprecio a los demás. Sucede que en esto, como en otros aspectos, Artur ha sabido darle la vuelta a la cuestión para que el viento siempre soplase a su favor. El egoísmo es un valor con injusta mala prensa, que gana enteros cuando es aplicado por alguien que está luchando por su supervivencia.

Siempre he defendido que esto es un concurso donde todos son rivales de todos, lo cual justifica mirar por los propios intereses. Otra cosa es despreciar los de los demás y, sobre todo, no tener en cuenta que el propio interés también depende del interés del grupo. Si las cosas van bien para todos irán bien para uno. Pero Artur ha pensado poco en el grupo, no sé si confiado en sus propias capacidades para la supervivencia o porque ha vivido a espaldas de lo que podría opinar el espectador sobre su concurso. Se puede pensar que estoy destacando todo esto como algo negativo, pero la realidad es que me parece de un valor imponente para un concursante de reality.

Lo explicó muy bien en uno de los últimos días de convivencia en los cayos Cochinos. “Yo hago lo que quiero hacer. Yo disfruto, no he venido aquí a trabajar. Estoy disfrutando, haciendo mi concurso y no el concurso de vosotros”, decía Artur en conversación con Asraf. Y remataba subrayando sus palabras de este modo: “¡Muy importante!”. Pues está todo dicho, él hace su concurso y no ha ido a trabajar, a pesar de que le pagan cada semana de estancia por seguir en el concurso. Si fuera verdad tendría que haber ido gratis. El trabajo en una “ocupación retribuida” (según el DLE). También entiendo su circunstancia, que no haya podido tener nunca ese sentido de pertenencia a otro grupo, salvo cuando hizo dúo junto a Jaime Nava en la playa de los Olvidados.

Permanecer la primera mitad del concurso (49 días, más exactamente) sin contacto con otro compañero que no fuera Jaime hizo más complicada la integración con el grupo cuando vino la unificación definitiva. Si a la experiencia solitaria del principio le unimos el concepto que él mismo declara tener de esta experiencia, tenemos como resultado una actitud poco expansiva, receloso de participar en la convivencia junto a sus compañeros más allá de lo estrictamente imprescindible. Ni siquiera le he visto convencido de su artificial tonteo con Adara.

El buen carácter de Jaime hizo que se siguieran llamando “brother” terminada su larga estancia en solitario, solo aliviada por la visita semanal cuyo paso previo a la expulsión era acompañar a los dos dueños de la playa de los Olvidados. La obsesión con la comida y su demostrado egoísmo hizo que discutiese por micras de diferencia en el reparto de la comida, lo cual aceptó con paciencia espartana su único compañero durante toda la semana. Luego discutiría la labor de Alma por eso mismo, hasta que el destino (y el pirata Morgan) quiso que se viera obligado a repartir él. Entonces pudo comprobar lo molesto que había estado siendo vigilando el reparto desde una distancia de apenas centímetros. Tras su complicada integración en el grupo, cuando habría podido disfrutar más de ver otras caras diferentes a la de Jaime cada mañana al despertar, se convirtió por un tiempo en el nuevo Asraf. Es decir, un auténtico experto en tocar las narices: inconformista, protestón y desconfiado.

Durante algún tiempo pensé que su actitud distante con el grupo era consecuencia del deseo de que se hicieran las cosas tal como a él le gustan. Lo había conseguido en playa Olvidados porque se medía tan solo con un compañero, en alguna medida prisionero ante la enorme diferencia entre sus cualidades y las del ucraniano que ha vivido en Italia los últimos tiempos. Jaime no rechistaba porque Artur traía de comer. Por cada pescado del exjugador de rugby tenían media docena, o más, de su compañero. Cuando ambos se integran en el grupo entiendo la frustración de Artur al tener que adaptarse a unos usos y costumbres establecidos, muy complicados de cambiar. Sin embargo, le vi siempre con deseo de recuperar el tiempo perdido, lo cual elevó la tensión entre él y algún compañero en más de una ocasión.

Artur ha estado disfrutando todo este tiempo, según él mismo dice. Supongo que por eso no preparó el pescado, ni fue a por leña, ni lavó la vajilla, ni cocinó… Y no vale la muestra, hacerlo ocasionalmente puede ser casi una manera de satisfacer una curiosidad. Pasarse tres meses y medio limpiando el pescado es hacer una buena labor para el grupo. Como remate de su desprecio hacia la pequeña sociedad en la que vivía le pillaron más de una vez intentando hacer un uso privativo de un bien común. Ya fuera escondiendo comida como buena parte de la dotación de gel para todos durante la semana. Lo guardaba entre sus pertenencias y cuando se daban cuenta de la maniobra explicaba que solo lo estaba custodiando. Nadie creyó que no fuera a usarlo en su propio beneficio exclusivamente.

Es sencillo entender algunos rasgos de su personalidad teniendo en cuenta que no ha debido de tener una vida nada fácil, pero cada uno lleva su propia mochila. Por eso me desagrada que exprese su deseo de ganar el concurso no como premio a una labor o reconocimiento a su propia personalidad, sino porque quiere dar a los suyos una vida mejor. Además, es contradictorio con todo lo demás. Si es cierto, como creo firmemente, que no ha tenido en consideración la conveniencia de hacer o decir las cosas de una determinada manera, estando poco o nada condicionado por la opinión de los espectadores, no debería utilizar un argumento que busca sensibilizar a esos mismos espectadores a los que también menospreció.

Me puede dejar callado el defensor de Artur que me plantee cómo ha sido posible que un auténtico desconocido en nuestro país, egoísta y poco considerado con todos, que ha estado nominado semana tras semana, haya llegado hasta las puertas de la final. Tal vez sus errores hayan sido también sus virtudes. Su escaso protagonismo le ha dado la baza de tener pocos enemigos, aunque votando para salvar esto tiene un valor algo escaso. Pero esa individualidad de la que presume le ha mantenido ajeno a casi todas las polémicas. Y no descarto que muchos hayan valorado algo que personalmente me parece admirable en un concursante de reality y él mismo ha sabido resumir así: “No he venido aquí a trabajar. Estoy disfrutando, haciendo mi concurso y no el vuestro”. Pues olé tú.

El gato en vídeo

¿Por qué ahora se llevan bien? ¿Qué ha cambiado para que Asraf ya no proteste por todo? Intento responder a esto en el Moleskine del gato de hoy. Y seguimos repasando uno a uno los 30 momentazos candidatos a los Premios Tortuga.

Ver más de: