Los candidatos a la décima expulsión, que se producirá esta noche, son como dos piratas desterrados que navegasen a la deriva en un barco sin bandera. Artur no ha podido tener nunca ese sentido de pertenencia a otro grupo que no fuera el dueto que formó con Jaime en la playa de los Olvidados. El que permaneciera la primera mitad del concurso sin contacto con sus compañeros le ha convertido en un extraño con difícil integración en el grupo. Tampoco él ha puesto mucho de su parte, manteniendo una actitud desafiante antes de haberse ganado al grupo. Por su parte, Bosco fue moviéndose hasta acabar en un grupo cuyos componentes ha ido viendo desfilar camino de la salida hasta quedarse solo.
El destino ha querido que los dos concursantes que continúan nominados tras las salvaciones de Adara y Asraf hayan pasado muy juntos estás últimas semanas. También les une haber sido en algún momento objetivo prioritario para el grupo de Jonan y Adara. Estos verán por fin expulsado a uno de ellos esta noche, a no ser que se salve en el enfrentamiento con Raquel. Esta dejará de ser concursante secreta y lo hará para enfrentarse en una votación a uno de los dos concursantes con los que estaba más unida cuando tuvo que abandonar la palapa el jueves pasado. Pase lo que pase, se irá uno de los señalados por el grupo mayoritario, que seguirá teniendo la sartén por el mango.
Si bien hace una semana pensaba que a Artur todavía le quedaba recorrido en el reality, lo visto en estos últimos días me dice que hasta Bosco puede darnos más en lo que queda de edición. Artur mantiene su artificial tonteo con Adara, que delante de él dice una cosa y detrás otra. En confidencias con Alma reconoce que no le gusta y ambas se ríen de Artur por seguir demostrando cierto interés hacia Adara. No sé si esto es cierto, pero sí que este concursante hoy me interesa menos que la vida sexual de los cefalópodos lamelibranquios. No le voy a dar muchas más vueltas porque me parece evidente que es Artur quien debería enfrentarse al voto con Raquel. Para perderlo, claro.
Asraf ve aparecer las cámaras y en un movimiento poco sutil coge su saco y se aleja del grupo para establecerse en la otra punta de la playa. Adara, Jonan y Alma parecen molestos con que Asraf se aparte y no vacilan en aclarar que lo hace porque le da la gana. “A estas alturas no voy a aguantar tonterías de nadie”, dice Jonan. Me parece normal, porque apartarse del resto del grupo es una actitud asocial contraria al propio concepto del reality, que además de basarse en la supervivencia extrema lo hace también en la convivencia. Aunque, ¡oh, espera! ¿No es eso mismo lo que han estado haciendo de forma repetida Jonan y Adara con el propio Asraf? No hubiera estado de más que esas otras veces también hubieran aclarado que nadie les marginaba y se iban lejos porque les daba la gana.
Tampoco hace falta recordar lo sucedido hace semanas. Que a Adara, Jonan y Alma les moleste ver a Asraf apartando su saco me parece especialmente cómico si tenemos en cuenta que ellos han hecho eso mismo de madrugada. Tras la hoguera de la sinceridad a Adara no le apetecía dormir cerca de Asraf y arrastró a sus amigos moviéndose a unos metros de distancia. Ni unos ni otro podrán irse muy lejos, especialmente de noche. Recordemos que al llegar a playa Coco les comunicaron una nueva regla que les obliga a dormir todos juntos. Juntos, pero no revueltos, eso sí. No veo muy diferente el gesto de Asraf y el de Adara, apartándose uno del otro. Lo interesante es que cada uno confirma su actitud con esto. Asraf una vez más vendiendo la pena y Adara humillando a su examigo, aquel por el que se rompió la cara, lo cual repite siempre que tiene ocasión.
La repentina enemistad de Asraf y Adara ha venido acompañada de una concienciación de los amigos que le quedan a esta última sobre lo que tantos exconcursantes han comentado respecto a su nuevo enemigo. Es decir, ahora se dan cuenta de que prácticamente todos los expulsados han tenido la misma opinión negativa sobre Asraf. Alma se lo decía directamente, reclamando algo de autocrítica. “Deberías pensar ¿por qué todos mis compañeros piensan lo mismo? Será por algo, ¿no?”, le decía Alma a Asraf. Más tarde, en una conversación entre los tres miembros del grupo más fuerte de la isla, comentaron que esperaban lo sucedido en la hoguera.
Dice Adara: “He intentado estar bien con él y tener una conversación”. Jonan intercede: “Yo ya te lo dije la primera semana de cayo Paloma”. Adara: “Que podía pasar, ¿no?”. Jonan: “Que iba a pasar”. Alma confirma lo dicho: “Yo sabía que era algo que iba a pasar perfectamente”, a lo que sentencia Jonan: “Pero, vamos a ver, ¿cuántas personas hay fuera del concurso. Te aseguro que este jueves cuando salga algo todo el plató entero, todos los concursantes dicen que se veía venir, ¡todos! Es que no hay ni una sola persona que no vaya a decir que se veía venir”. Alma señala que el tiempo le ha dado la razón y Adara que no puede creer lo que ha pasado con Asaf.
La verdad, si desde cayo Paloma llevan pensando mal de su compañero y cómplice en esa aventura, no entiendo cómo han podido pasar tanto tiempo sin dar ninguna muestra en su contra. Son siete semanas, cincuenta días, casi medio trimestre. Salvo en esto a Alma porque ella sí fue clara respecto a Asraf, pero Jonan y Adara nos han tenido completamente engañados. Yo sí que estoy decepcionado y en shock. Por si había alguna duda, Adara se lo aclaraba el martes a Carlos Sobera. “¿Cómo tienes tantos amigos?”, le preguntaba el presentador. Y su lapidaria respuesta fue esta: “No tengo tantos, tengo dos”.
En la ‘Mesa de las tentaciones’ hubo negociaciones más curradas y otras no tanto, pero todos aceptaron el intercambio propuesto. Artur no podrá tocar absolutamente nada de la comida durante toda la semana a cambio de una gran bandeja de sushi. Jonan se habrá comido ya una hamburguesa vegana tamaño XXL (y las salsas que exigió) a cambio de raparse el pelo al 3. Entre el 3 y el 1 hay poca diferencia, la verdad. Bosco tenía problemas para meterle mano a su solomillo Wellington porque necesitaba que le dejasen un cuchillo. Su penitencia fue no tener una llamada de 3 minutos con su madre. Alma ha perdido su melena leonina que le llegaba hasta el culo. Ahora tiene media melena por encima de los hombros a cambio de dos platazos de espagueti carbonara y dos brownies de postre. Y Asraf se llevó su kebab gigante y unas chuches a cambio de llevar taparrabos y prescindir de la muñeca que le recuerda a su novia.
Me hizo gracia que Asraf se negase en redondo a quedarse sin la muñeca en un principio, y eso que lo del taparrabos le pareció duro porque es muy pudoroso. Otra cosa fue cuando propuso que le dieran los chuches. Ahí entregó la muñeca sin contemplaciones. Pero es Adara quien más penitencias tendrá a cambio de tres quintas partes de una enorme tarta de chocolate y un bocadillo equivalente a los dos quintos restantes. Concretamente, cinco penitencias, alguna de ellas a ciegas. Es decir, no conoce el contenido de tres. Las conocidas por ella son que tendrá que pasar un día a ciegas, atada a Jonan y a Asraf. Las desconocidas son que no podrá hablar durante un día, no comerá nada que haya pasado por el fuego y se tendrá que cortar el pelo 15 centímetros. En breve conocerá estas penitencias.
En el Moleskine del gato comento el cabreo de Jonan por no haber tenido éxito negociando en la ‘Mesa de las tentaciones’ e intento clasificar por gravedad las ofensas mutuas entre Asraf y Adara. Y, ¿cómo no?, nuevos e imperdibles momentazos.