En la eliminación de esta noche hay un nombre que no suena en ninguna quiniela. Asraf se va a quedar, de igual forma que lo hizo su aliada Adara. Ambos han adoptado en este Supervivientes 2023 el rol de marginados, aunque en estos casos siempre queda la duda de si son ellos mismos quienes se apartan del grupo o están siendo realmente repudiados por los demás. Que hagan vida a unos metros de distancia del grupo hace que estos no cuenten con ellos para tomar decisiones como reducir la ración de arroz el día que pueden añadirle pescado o cangrejos.
Me dicen amablemente que no debo apelar a conceptos democráticos como el de la mayoría absoluta porque en este caso hay dos miembros de la comunidad que no fueron llamados a votar. Pero hay otro concepto que es el del quorum o número de personas necesarias para llegar a un acuerdo. Con las cinco personas que tomaron la decisión había quorum, sin ser preciso que estuvieran todos presentes. Creo que estos dos concursantes tienen estudiado lo que funciona en un reality y saben perfectamente que pertenecer a una minoría es casi siempre beneficioso. De la misma forma que Manuel y Katerina saben que la expectación ante una posible relación amorosa funciona, e incluso que prolongar la fase de tonteo inicial antes de entrar a mayores es casi una garantía de permanencia. Luego ya habrá que ver.
De momento, Adara fue salvada el martes y Asraf puede ser el primer salvado hoy. Preveo que la cosa estará entre Raquel Mosquera y Gabriela Arrocet. Creo que es justo y necesario que ambas sean eliminadas, aunque no para las dos sino respectivamente. Es decir, considero que si los votos de la audiencia determinan la eliminación de Mosquera esta sería una decisión justa. Por su parte, si esos votos terminan suponiendo que es Gabriela la eliminada la decisión sería necesaria. Aquí opino desde la dualidad de espectador (en mi caso agravada por mi tarea de humilde cronista en estas páginas). Una dualidad en la que nos debatimos entre ser jueces implacables que castigamos con nuestros votos y responsables de garantizar nuestro propio entretenimiento.
En este reality el castigo se matiza al votar para salvar y no para expulsar, aunque, si se quiere, basta con votar al contrincante de aquel concursante a quien deseamos castigar. El castigo a Raquel M. es una declaración de intenciones sobre el rechazo a esa actitud taimada que sus propios compañeros también censuran. Solo Raquel A., cada vez con menos entusiasmo, y (precisamente) Gabriela son capaces de sacar hoy en día la cara por Mosquera, y eso llevando apenas un mes de concurso (menos para Gabriela). El resto ya han visto cómo es y apostaría que están deseando su expulsión. De la terna propuesta, su eliminación sería lo más justo. Pero mi otro yo valora que suceda lo más necesario por encima de lo justo. Y eso significa eliminar a Gabriela.
Pensaría algo distinto de la hija de Bigote si fuera tan clara en el concurso como lo es cuando habla de las hijas de María Teresa Campos. En el juego del pasado martes consistente en repartir rayos y truenos, los royales se cubrieron de gloria (es irónico) evitando dar razones reales a sus decisiones. Gabriela fue una de ellas, pero no le fueron a la zaga Bosco, Jonan y los demás. Mientras Mosquera intentaba manejar todo el rato al grupo a su propia conveniencia, los demás ni siquiera eran capaces de plantear una estrategia para salvarse de la tormenta (un castigo que elegían de una lista quienes se salvaban). Eso hizo Katerina en los fatales, por ejemplo, repartiendo su último trueno de forma que evitaba le cayera la tormenta a ella. Gabriela, y otros royales, dieron explicaciones absurdas del tipo: “porque le salieron saladas las lentejas”. Así explico Gabriela su trueno a Alma. Y lo peor es que ni siquiera estaban saladas.
Gabriela no es clara, oculta su opinión sobre lo que acontece a su alrededor y, lo que es peor, parece ausente la mayor parte del tiempo. Se me antoja necesario que sea eliminada porque su aportación es prácticamente nula. Esto es un programa de entretenimiento en el que eso es lo que perseguimos fundamentalmente. Mosquera te puede poner nervioso y darte muchas ganas de verla fuera del concurso cuanto antes. Pero eso quiere decir que algo te está generando. Sin embargo, Gabriela es la nada sólida. Las historias sobre su padre y el clan Campos tienen un interés limitado, aparte de haber contado ya todo posible. Sería su momento, pero todavía está de fondo el dilema del espectador entre tomar la decisión más justa o la más necesaria.
Manuel debería valorar la oportunidad de escenificar una tregua con Asraf. Cada discusión entre los dos me da más pereza y veo al hijo de Raquel Bollo ganándose la antipatía a ojos de muchos espectadores. También queda cada vez más claro que las broncas entre ambos están provocadas por Manuel, aunque Asraf no le haga ascos y entre al trapo con poco disimulado entusiasmo. Confieso que no me creo a Asraf casi nunca. En la última discusión Manuel mantiene que su enemigo no atiende al fuego durante la noche (el turno que le corresponde) y este lo niega afirmando que se levanta una media de diez veces en la noche para echarle una mirada. No hace falta que otros miembros del grupo, como Diego o Ginés, corroboren lo que dice Manuel para creer que este anda más cerca de la verdad que Asraf. Aún así, cada nueva discusión es una nueva oportunidad para que Asraf sume simpatías, en la misma medida que Manuel suma antipatías.
El eliminado en la palapa dejará su legado con una ventaja o un lastre a los concursantes que él elija de ambos grupos, luego viajará a playa Olvidada junto a Jaime y Artur. El domingo conoceremos la identidad del segundo expulsado definitivo de la edición. También esta noche tendremos prueba de localización y de líder. Esta última será una vieja conocida, posiblemente la prueba estrella: la apnea. Tengo la duda de si Asraf lleva esto tan entrenado como lo de hacer fuego (valoro positivamente ambas cosas), aunque apuesto por Bosco porque si fue capaz de hacer un minuto de apnea mientras cantaba no lo que será capaz de hacer con la boquita cerrada.
Gema Aldón se despidió de sus compañeros al ser evacuada de la playa para someterse a las pruebas médicas que finalmente se avino a hacerse. No sabiendo si volverá, fue una despedida en toda regla, pero no todos se interesaron en estar presentes. Jonan, por su parte, ha pasado en un par de días de vivir su peor momento al mejor. Estas dos cosas las comento en el Moleskine del gato. El vídeo termina con nuevos momentazos (y también es Jonan el protagonista).