Lo decía el cantautor de origen argentino Alberto Cortez: “Ni poco ni demasiado, todo es cuestión de medida”. Con el arroz de la dotación diaria que tienen asignada los concursantes de Supervivientes 2023 pasa justo eso. Poco arroz puede hacer que Adara se revuelva advirtiendo que con la comida no se juega. Manuel y Katerina le demostraron que eso no es exacto cuando, justo a su lado, se lamían uno a otro los restos de sirope de chocolate en la cara tras la recompensa del domingo. ¡Ellos sí que saben jugar con la comida! Adara reclamaba que no se escatimase la ración de arroz, ni siquiera a cambio de incrementarla otro día, siempre de acuerdo con la posibilidad o no echarle algo más al arroz. Es respetable su postura, y la enseñanza es que poco arroz es mal.
Dice una de las estrofas de la canción: “No siempre está satisfecho el hombre con lo que tiene. Si muchos son los derechos, muchos también los deberes. A veces lo más deseado es una fruta prohibida. Ni poco ni demasiado, todo es cuestión de medida”. Qué gran verdad que no siempre estamos satisfechos con lo que tenemos. Los que tienen el pelo rizado quisieran tenerlo liso y estos no paran de rizárselo. A los que no tenemos pelo nadie nos envidia. Y es que si poner arroz de menos supone un problema, tampoco lo mejora poner de más. Entre los royales la bronca ha sido porque Raquel Mosquera ha puesto en dos o tres días una ración tan generosa que no les llega ni a mañana, y tendrían que tirar con esa dotación hasta el domingo.
El reproche a Mosquera es lógico porque no ha sabido gestionar bien las cantidades, siendo ella quien se está ocupando esta semana de hacer la comida. Esto también ha provocado tensiones, como si cocinando allí les fueran a dar una estrella Michelín. Las condiciones les dejan ser menos creativos que un publicista de colonias. No haber calculado la justa medida de arroz tiene consecuencias graves: no tener arroz otro día. Puestos a preferir lo de los fatales o esto de los royales, creo que es peor hacer arroz de más. Mosquera ni siquiera se disculpó en un principio. Después de estar un rato en la arena sobre su espalda, ajena a la polémica por ella generada, debió recapacitar y reunió al grupo para disculparse, a lo cual siguió un tenso enfrentamiento, fundamentalmente con Alma.
Las maneras de Alma son bastante poco presentables, y no debería añadir un “aunque” a esto… pero voy a hacerlo. Con Arelys (la repartidora del arroz en playa fatal) y con Mosquera (lo mismo en playa royal) me pasa un poco lo mismo. Las dos responden a veces ignorando a su interlocutor, lo cual saca de quicio a cualquiera. Sin justificar las formas de Alma, debo decir que la entiendo porque Mosquera tiene una extraña habilidad de ponerte al límite sin que apenas se note, evitando levantar la voz y sin modificar sus beatíficas formas. La cocinera accidental de playa Royal se pudo equivocar echando el arroz a la cazuela, pero cuesta creer que fue algo no premeditado. Digo esto por varias razones. Alma asegura que le dijo hasta dónde debía llenar el cuenco contando raciones. Pero más definitivo me parece que ella ya estuvo allí, como decía el jueves Bosco.
De manera que Raquel M. no recuerda de la vez anterior cuánto cubican 50 gramos de arroz. Si hay que hacer un acto de fe para creer esto yo adelanto que me declaro agnóstico irreversible, así que no se espere que la fe venga a mí. Tres meses concursando en cayos Cochinos hace tan solo cinco años, la indicación expresa de una compañera de hasta dónde debía llenar el medio coco que usan como cuenco, y así todo pone casi el doble. Tan difícil es que tenga fe como que no esté convencido de que Mosquera lo hizo a propósito. Ya sea porque quería un poco de diversión o sencillamente porque pensó en llenar el buche hoy y mañana ya veremos, veo con claridad meridiana cómo llenó conscientemente el coco hasta rebosar. Se lio la manta a la cabeza y que salga el sol por Antequera.
Tampoco me creo que en el grupo nadie notase que la ración de arroz era mayor a lo habitual. Ya dijo Alma que llevaba un par de días advirtiendo, pero no debió ser públicamente, delante de todos sus compañeros. Luego bien que no perdieron el tiempo y se quejaron en cuanto comprobaron que apenas quedaba arroz para el resto de días. No me creo que se hayan dado cuenta de que estaban comiendo más arroz del debido al comprobar que no había para los días que restan. Es más cómodo comerse el arroz y luego protestar que invertir ese orden.
Las culpas de no acertar con la cuestión de medida recayeron en Arelys y Mosquera, aunque en el primero de los casos tomaron la decisión entre cinco (mayoría absoluta del grupo) y en el segundo ya estaban viendo la que se avecinaba. Las tareas de repartir o hacer la comida parecen menos sacrificadas que otras, pero tienen ciertos riesgos, como estamos comprobando. Me llamó la atención la reacción de Asraf cuando Diego repartía las tareas a petición del pirata Morgan. Ni se trataba de iniciativa suya ni se había inventado él las tareas, pero Asraf torcía el gesto (primero) y protestaba (después) porque le asignase encargarse de cuidar el fuego. Apoyaba su protesta en que es una tarea muy sacrificada. Y lo decía con toda tranquilidad, como si fuera más sacrificada para él que para otro compañero. Alguien tendrá que hacerlo.
Estoy seguro de que no consideró nadie excesivo el chuletón que se metieron entre pecho y espalda los ganadores de la prueba de recompensa. Asraf, Adara, Alma, Jonan, Raquel A., Diego y Katerina ganaron los duelos tenidos con Gabriela, Raquel M., Manuel, Arelys, Ginés y Bosco respectivamente. Katerina quedó desparejada porque Gema estuvo ausente todo el programa, de nuevo debatiéndose entre quedarse sin hacer caso a los médicos, quedarse haciéndoles caso o abandonar. Por tanto, la rusa debía hacer la prueba en menos tiempo que la media de sus compañeros, que fue de 1 minuto y 28 segundos. Lo hizo en 1 minuto y 20 segundos. Alma fue la más rápida con tan solo 42 segundos.
Y no hubo ninguna sorpresa en la salvación. Adara quedó anoche exenta de correr peligro de expulsión mañana. La primera en caer fue Mosquera. Anoche fueron la cara y la cruz, pero en el concurso están cumpliendo de parecida manera. Una fatal y una royal están ayudando a animar mucho el cotarro. Da igual si casi todo chirría en Mosquera o si Adara está manejando la situación con arreglo a lo que le dice su vasta experiencia en realities. Pueden gustar más o menos, pero las dos nos están dando lo que pedimos y necesitamos. Como espectador, agradezco mucho tenerlas y no puedo evitar levantar mi sombreo en su honor mientras les digo: ¡chapeau!
Viendo lo que pasó entre los royales en una misión del pirata Morgan me hago en el Moleskine del gato unas preguntas que tienen relación con la lesión en el codo de Gema, por la cual ha vuelto a decir que quiere abandonar. Además, hoy El gato nomina.