No era ninguna tontería lo que dijo el defensor de Jaime en Tierra de Nadie este martes. Lo de que “playa de los Olvida(dos)” termine en dos igual no es tan casual como pudiera parecer. Porque, efectivamente, la ubicación del primer eliminado en la palapa el pasado jueves albergará un segundo invitado desde esta noche. Será el segundo eliminado y ambos convivirán allí supongo que la próxima semana. Lo previsible es que luego haya un televoto entre los dos primeros habitantes de esa playa y el tercero de los eliminados. Coincidiendo con la unificación en dos equipos podemos tener algo de animación en los Olvidados después de esta primera semana con Jaime desesperado sin poder pescar y casi muriendo de aburrimiento.
Teniendo en cuenta lo que cuento en el párrafo anterior, igual conviene elegir a quién expulsar esta noche pensando que será compañía de Jaime y podemos sacar de ahí alguna trama. Ya sé que se vota para salvar y no para expulsar, pero en estos casos funciona el voto en negativo. Es decir, votar a los dos concursantes que no queremos sean expulsados. Tras la salvación de Diego siguen en el filo de la navaja Sergio, Gema y Artur. Prometo que no tengo casi ninguna pega que ponerle a Artur. Si acaso que no le haya plantado a Mosquera, pero posiblemente haya sido inteligente ahí porque eso era lo que ella buscaba. Por tanto, no creo que Artur deba ser expulsado porque merezca abandonar el juego, sino porque me parecería un desperdicio dejar pasar la oportunidad de ver el mano a mano de estos dos hombretones deportistas que no pudieron rivalizar antes de ser eliminado el exjugador de rugby.
Preferiría ver expulsado a Manuel para que resolvieran sus cuentas pendientes Jaime y él, pero ni siquiera fue nominable al ser líder. Por tanto, la de Artur podría ser una buena segunda opción. Me gustaría verlos juntos. Más aun teniendo en cuenta que Artur tampoco ha destacado por sus habilidades en la pesca y no se ha diferenciado del resto de concursantes, salvo Asraf, a la hora de fracasar en el intento de hacer fuego. Jaime parece haberle cogido el tranquillo al mechero solar, lo cual tampoco parece complicado. Pero en la pesca sigue tropezando una vez tras otra, incluso tras haber ganado un kit bien apañado. Confieso que me haría disfrutar, o al menos me daría cierta satisfacción, ver a los dos tíos más cuadrados de la edición, no valiéndose por sí mismos en la supervivencia.
Nos perderíamos un encontronazo entre Artur y Raquel M., algo que se me antoja como la crónica de un conflicto anunciado. Pero podremos superarlo. Artur no se está armando de razón los últimos días. Lo primero es que ha coincidido con Mosquera en que debían cambiar el método de hacer fuego. Y volvieron ambos a coincidir en criterios sobre la construcción de la cabaña. No está mal que coincidan estos dos concursantes, pero tampoco es una ayuda para lo nuestro. Lo que le aleja definitivamente de las simpatías generales es esa extraña actitud de apartarse del grupo y ponerse por su cuenta a hacer una especie de arpón para capturar peces. Hizo esto que digo por una exclusiva razón: no estaba de acuerdo con los otros. El respeto a las decisiones de la mayoría exige comprometerse a hacer las cosas según decide esa mayoría, por mucho que se pueda discrepar. Artur arrima el hombro solo si las cosas se hacen como él quiere, y eso es un error.
Tenía razón Sergio criticando lo de la lanza de seis puntas porque en tantos años de Supervivientes, aquí y en Italia, nunca he visto pescar con una herramienta como esa. Ni en este programa ni en ningún otro lugar lo vi. Que quiera probar a hacer fuego con bambú, como intentó Adara, en lugar de con un tronco de madera me parece oportuno. Pero si el grupo prefiere volver a intentarlo con madera tendría que aceptarlo y ponerse a ello. No beneficia a nadie dividir fuerzas. Bueno, sí, beneficia a los otros equipos. En esto del fuego están todos muy igualados… para mal.
Hablo en el Moleskine del gato (en el vídeo al pie de este escrito) del reto del árbol del ahorcado que les plantearon a los habitantes de playa Royale. Recibirían una recompensa si iban los cuatro a nado hasta el islote de ese árbol, pero dos de ellos habrían de llevar gafas negras que les impedían ver. Una vez al pie del árbol otro pergamino les contaba que si volvían en menos tiempo del empleado a la ida tendrían la recompensa. Solo que esta vez tenían que cambiarse los papeles y ponerse las gafas quienes habían ido guiando a sus compañeros. Como Manuel y Diego hicieron a ciegas la ida, les tocaba a Adara y Gema. Bravo por ellos porque esta vez completaron el reto con éxito y disfrutan ya de un neopreno ideal para la pesca.
Me resultó emocionante la conversación entre Adara y Manuel sobre sus hijos. En menos de dos semanas ya tienen ese grado de nostalgia, por supuesto entendible. Imaginemos lo que pasará cuando lleven tres meses. No sé si esos pensamientos me ayudarían a luchar por seguir allí o todo lo contrario. Por cierto, esta noche en plató Patricia Donoso. Espero que por última vez en mucho tiempo.
Volviendo a lo del fuego y para completar el relato que hice ayer sobre ese reto debo decir que una vez terminado volvió Asraf junto a sus fatales compañeros, aunque ellos preferirían ser llamados muravey (hormiga en ruso, según les chivó Katerina). Es tronchante que nada más volver Asraf y en poco más de un par de minutos (según Alma) logró prender la llama. Aparentemente lo hizo con las mismas herramientas que sus compañeros. Estos se quitaron los cordones de las zapatillas deportivas para hacerlo más parecido a lo de su compañero, pero ni por esas. Dice Alma que es cuestión de constancia y práctica. Igual ahí está el truco de Asraf.
Los fatales también discreparon en cómo hacer la cabaña y, una vez más, el criterio de Ginés se impuso por pura lógica a la mayoría. El que sabe, sabe. Y aquí lo curioso es que el personaje presentado como el agricultor ignorante que come cucarachas está resultando ser el más listo. Su apariencia de pura ruralidad oculta un tipo que no solo es tiktoker, sino que sabe cómo cortar por la mitad un duro tronco (impactando en el mismo un tronco más pesado en caída libre) o que un buen refugio ante la amenaza de tormenta debe tener la cubierta a dos aguas para que desaloje mejor la lluvia. Si alguien pensó que Ginés sería un tonto útil ahora ya sabe que tiene mucho más de lo segundo que de lo primero.
Miedo a las serpientes y miedo a la oscuridad. Algunos de los concursantes no pensaban enfrentarse en esta aventura a según que miedos. Hablo de ello en El Moleskine del gato. Además, nuevos momentazos que quedarán en el recuerdo de esta edición. Haz clic, ¿qué te cuesta?