Como dijo Frankenstein: ¡está vivo!
Estoy vivo y no me han salido dos cabezas. Ciertamente el Mar de Irlanda era altamente radiactivo, y eso lo noté en las ronchas de mi piel y en cierta sensación metálica y opresiva en la mandíbula que no es fácil de explicar, pero en cualquier caso llegué nadando a un barco. No a Liverpool, que estaba a tomar por el saco, sino a un barco que andaba por allí. Y tiene mérito añadido porque el haber nacido con unos tímpanos especialmente finos no puedo meter la cabeza en el agua, bajo peligro de que se agrieten o incluso se rompan, así que nadé unas tres horas con la cabeza fuera como un cisne. Eso fue, en realidad, lo que me salvó de morir atacado por la radiación, según me dijeron los simpáticos pescadores que me rescataron.
La radiación es horrible. Yo ya tenía mis dudas con el asunto nuclear pero desde luego a partir de ahora lo tengo mucho más claro. Los pescadores del barco que me rescató me dieron unas barritas energéticas y me explicaron que tres horas en el radioactivo Mar de Irlanda no eran peores para mis tiroides que pasar por el escáner corporal de cualquier aeropuerto estadounidense.
Sobre cómo conseguí regresar a Telecinco ya me explayaré otro día. El asunto es que cuando llegué mi jefa me recibió con muy mal humor.
-SEGÚN EL PERIÓDICO ESTÁS MUERTO -chilló-. ¿Qué haces aquí?
-La prensa siempre inventa bulos sobre mí -expliqué-. Me recogieron unos pescadores.
-Estamos a NUEVE de septiembre, maldito Pasillero. Este mes cobrarás un 40% menos.
-Si esto ha pasado es porque me metisteis en un barco cuando sabéis que odio el mar -me quejé.
-CÁLLATE. ¿Te crees muy necesario aquí? Tus compañeros ya te habían sustituido por un muñeco de bebé negro.
Tenía razón:
-¿Y se puede saber por qué te tiraste del carguero? -bramó mi jefa-. Pagamos 150 euros por tu viajecito de las narices. Pensamos que por fin volverías hecho un hombre, pero no hay manera.
-No me tiré. Fue todo mucho peor. Pero esas aventuras las narraré en mi blog otro día.
-Ohhhhh, qué emoción -se burló-. No sé si podré dormir -y dio un portazo.
La primera novedad llamativa tras el verano es que han cambiado los cristales del comedor y la cafetería. En realidad no los han cambiado, sólo han puesto encima unas inexplicables pegatinas con siluetas de gente pequeñísima. Mirad:
Analizando con más detalle, con ayuda de lupas y gafas tipo CSI, me di cuenta de que esto venían siendo siluetas de las grandes personalidades de la cadena. ¡Qué bonito detalle! Aquí está mi análisis:
1. Efrén Reyero pidiendo que le dejen entrar.
2. El Pasillero trabajando.
3. Chiky Chiky Boom Boom y María Antonia Iglesias
4. Pilar Rahola a punto de depositar su voto en una urna
5. Alfonso Rojo señalando acusadoramente a Pilar Rahola
6. Chechu
7. Karlos Arguiñano yéndose
8. Karmele Marchante
9. Pipi Estrada
10. El señor del parking que nació con una horrible deformación en la cabeza
11. Pilar Rubio, Tania Llasera y Sara Carbonero repasando sus libretas bancarias.
También, justo al lado de la redacción de telecinco.es, están construyendo algo que aún no sabemos muy bien qué es:
La razón indica que es un edificio nuevo para alojar a los trabajadores de Cuatro tras la fusión y que también contendrá uno o dos estudios para levantar nuevos platós. Pero también podría ser una pista de aterrizaje para helicópteros, ahora que se ha puesto de moda que los colaboradores lleguen en uno hasta el puesto de trabajo, o también una enorme piscina para que los trabajadores nos relajemos cuando llega el calor.
Sospecho que se reirían de mí al ver que nado con la cabeza fuera.
El otro día Jorge Javier tuvo a bien preguntarme qué tal veía Sálvame y si me parecía que algo sobraba. Yo le dije que lógicamente me sobraban los colaboradores de Mujeres y hombres y viceversa. No pintan nada y dan ganas de cambiar (aunque no lo hacemos porque, ¿qué vamos a poner? ¿3D?). Con esto no quiero decir que Tamara Gorro, Rafa Mora o el resto de amiguitos de la lycra no se merezcan salir por la tele. Tienen su público. Pero su lugar está en los call shows de las tres de la mañana, no en Sálvame, donde sólo deberían llevar a la madre de Rebeca y a la desaparecida Nova.
Y por cierto, hablando de Nova y hablando de Sálvame. Un día de este verano, antes de subirme a ese barco que me llevó a Irlanda, me encontré de repente viendo un debate de transexuales en un programa de otra cadena. Estaban Nova, Nicky y Amor. Me encanta que los transexuales, en limpio homenaje a antecesoras como Cher y Madonna, no tengan nunca apellido. Pues bien, en un momento de la discusión, Amor recriminó a Nova que al tener todavía pene (pues no se ha sometido a la reasignación completa), no era una mujer. Y respondió Nova:
-A efectos legales, yo soy mujer.
Y le dijo Amor:
-A efectos legales me da igual, a efectos visuales, si te desnudas, ¿qué eres? Eres un hombre, ¡eres un hombre! ¡Maricón!
Ahora os invito a recordar lo que pasó aquí en Sálvame en mayo de este año.
Hay gente en la tele demasiado joven y demasiado ignorante.
Y eso es todo por hoy.