Hoy, el niño coplero y extraños fenómenos en el menú Wellness del comedor
Antes de nada: GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS, directores de casting de Gran Hermano, por haberlo encontrado y traído a nuestras vidas. Bueno, a los directores de casting de GH no, mejor le damos las gracias al Todopoderoso por haberlo creado y darle cuerpo de mortal, que para eso el muchacho es católico, apostólico y romano. Ayer, entre la avalancha de descartes de tronistas de Mujeres y hombres y viceversa que crean un insoportable hedor a sauna en el Gran Hermano de este año, apareció ÉL. Dámaso Angulo, el niño de 18 años fan de la copla, ex seminarista y perteneciente a las filas de las juventudes del Partido Popular.
Ayer todos los vídeos de presentación versaban sobre el ejercicio físico y el deporte, dejando claro de forma definitiva que el deporte es la única e inútil esperanza de aquellos que jamás han tocado un libro ni para usarlo de tope para una mesa. Pero entonces llegó Dámaso hablando de Manolo Escobar y salvó nuestras vidas.
¿Qué puedo decir de Dámaso? En cuanto apareció en la tele tuve que saberlo todo sobre él. La labor de documentación fue fácil gracias a google, claro. Dámaso tiene una encantadora página oficial con un blog, una biografía escrita por él mismo en tercera persona y una sección de noticias donde se nos mantiene al corriente de su "gira" de actuaciones en la Puebla de Almoradiel y parroquias cercanas.
Me encanta la mitomanía de este chico a tan corta edad. Considera que Lola Flores fue la más grande, y si lo pensamos el pobre tenía sólo tres años cuando murió. Es el mayor fan que Manolo Escobar tiene en Toledo y ha conseguido reunirse con él en varias ocasiones e inmortalizarse en foto junto a su mayor ídolo. Defiende la tauromaquia, el liberalismo económico de la derecha y, por encima de todo, la copla.
En su página web tiene enlaces a todos sus perfiles en las redes sociales. Y en su perfil de Facebook, abierto al público, podemos ver fantásticas fotos de Dámaso junto a ídolos como Sergio Dalma, Manolo Escobar, Lola (la profe de Fama), Charo Reina o Pastora Soler. Y también podemos ver las cosas de las que es fan. Dámaso es fan de Jaime Mayor Oreja, Mariano Rajoy, Dolores de Cospedal, Isabel Pantoja, Antena 3 (¿¿???), Nuevas Generaciones de Toledo y...
...y de alguna otra en concreto que, si queréis, vais, lo veis y muchos (muuuuchos) de vosotros lo comprenderéis. Y no os sorprenderá, como no me sorprendió a mí, porque estaba clarísimo desde el principio.
Y no hay ápice de burla en ninguno de mis comentarios. Me encanta Dámaso. Viene a representar a un perfil de jovencito de pueblo español que nunca había conocido Gran Hermano y que, tristemente, es mucho más abundante de los que creemos. Si buscáis, lo entenderéis.
Respecto al resto: como dije alguien cuya opinión tengo muy en cuenta, suman tres cuartos de hora de quinto de EGB. Esta mujeresyhombresyviceversación que ha sufrido este año Gran Hermano no me tiene ninguna buena pinta. Tanto gimnasio, tanta aparición televisiva previa y tanto tinte capilar más propio de una granja de pollos hizo que ayer, directamente, optase por no terminar de ver la primera gala. El termómetro de vergüenza ajena que tengo en casa tiene mucho, mucho aguante. Pero ayer, cuando entró Terry, la canaria que es "un terremoto", el termómetro reventó.
Ah, y hay otro que presume de no tener ni un sólo pelo de cuello para abajo gracias a la depilación láser. Imagino que eso es lo único que le salva de ser, a secas, un animal.
En fin.
Cambiemos radicalmente de tema y hablemos de mala alimentación. Hace mucho que no hablo del comedor y eso es buena señal. Las patatas fritas, elemento central de mi lucha contra el sistema durante meses, habían mejorado sensiblemente y conseguí que mi propuesta fuera aceptada por las altas esferas: que pusieran pollo asado cuatro de los cinco días de la semana. Pero últimamente se viene observando un extraño fenómeno: el menú Wellness, aquel que calificamos como el menú para anoréxicos y gente sanota de Telecinco, se asemeja últimamente bastante más a un McMenú.
Este era el menú Wellness de hoy:
Sí, hay lechuguita. Pero mirad abajo: son dos hamburguesas, patatas fritas y aritos de cebolla. Desde luego no seré yo el que se queje, que de hecho me pedí el menú por primera vez en mi vida al ver semejante festín de grasas saturadas. El problema está en que al salir empecé a sospechar que todo se trata de una campaña planeada desde las altas esferas. En la puerta del comedor hay esto:
Sí, ya sé qué probablemente los aritos de cebolla no tienen mucho que ver con la EPOC, pero es que el chiste me quedaba redondo.
En cualquier caso y visto el espíritu del comedor, me atrevo a hacer las siguientes sugerencias para futuros menú wellness:
1.
2.
3.
Bueno, y ya que estamos con imágenes impactantes, rematamos con una que no tiene nada que ver pero que, con mucho amor, dejo aquí. ¿Cuántas lecturas tiene esto?