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El pasillero

Hoy en el Pasillero: la fotografía de una cinta transportadora y una teoría científica sobre el futuro de la humanidad

telecinco.es 02/06/2009 17:29

Ohhhh, ¡albricias! Hoy es un día especial para todos porque por fin tuve la oportunidad de fotografiar para los lectores -sí, vosotros tres- a una de las grandes estrellas de esta cadena: la cinta transportadora del concurso de llamadas de madrugada. Además viene con sorpresa:

Nótese la poca calidad de la foto porque el plató estaba a oscuras y tuve que sortear miles de espectaculares obstáculos, con gran peligro para mi vida. Pero a lo que importa: ¿¿¿¿¡¡¡para tirar??!!! Hoy antes de salir pienso pasarme por el departamento de... lo que sea para pedir que si van a tirar a la basura semejante pieza clásica de la televisión me la den a mí. Con ella podría:

a) montarme en casa mi propio buffet de sushi con mesas móviles, para elegir lo que quieres y dejar pasar el resto. Para ello pondría una bolsa en el cubo transparente y llevaría después el sushi sobrante a los pobres.

b) colocar la cinta transportadora justo a los pies de mi cama para que estos días de tanto calor, cuando ya no pueda más de cansancio, pueda dejar caer mi cuerpo suave y gentilmente sobre la cinta y esta me transporte hasta la cama sin que yo mueva un músculo. Sí, lo más probable es que me acabe durmiendo sobre la cinta y me despierte al día siguiente metido en el cubo transparente.

c) comenzar a caminar en dirección contraria y utilizarla como máquina andadora. Sería como hacer el mismo ejercicio que hago por los bonitos pasillos de Telecinco pero sin salir de casa, ¡viva!

Aunque la verdad sea dicha, la cinta transportadora es fea de solemnidad. Ni que la hubiese diseñado Vicky Martín Berrocal.

En el mismo estudio se graba también Camera Café, pero no me pude colar en su pequeño decorado porque este cartel me impuso muchísimo respeto a su entrada, hasta el punto de hacerme llorar. Y es que no es un cartel con una prohibición, ¡es una cartel con UNA PROHIBICIÓN SOBRE OTRA!

No sólo hay que decir lo que dice el cártel, sino que tampoco podemos ni tan quiera tocarlo. Anda que no se han puesto finitos ni nada.

Pues bueno, hablando de cosas finitas y llenas de glamour: la semana pasada no comenté la gala de Operación Triunfo Operación Triunfodebido a mi gripe porcina garganta pocha, pero la de mañana pinta muy bien:

1. Elías y Cristina cantarán juntos en inglés. Elías cada vez se vuelve más interesante y verlo cantar en inglés será un delirio, aunque enormemente decepcionante si resulta que al final lo hace perfecto. Durante los ensayos le han dicho: "tienes una posición muy rara con el culo para fuera". Claro, porque ya había dicho yo que camina igualito que Norman Bates. Cristina empieza a desquiciarme con esa voz rasgada que al principio tenía su gracia pero ahora se hace de lo más repetitiva y, a veces, impostada en una canción en la que no es necesaria. Yo le mandaría cantar directamente Tosca la semana que viene, a ver qué hace. Qué hastío.

2. Silvia y Jon cantarán Come what may. Les han puesto Moulin Rouge, donde se cantaba originalmente la canción, y Jon no ha terminado de verla porque no la entendía. Si se hubiese levantado y hubiese dicho "esta película es un soberano coñazo para mamarrachos" le hubiera aplaudido porque tendría más razón que un santo, pero al decir que no lo entiende queda como un tonto doble, primero por no entender tan complejísima historia digna del más retorcido Tarkovski y segundo, y sobre todo, por decirlo. Hijo, pues quédate ahí sentado parpadeando lo menos posible, que tampoco es para tanto, y quedas súper bien.

3. Ángel cantará algo que no importa cómo se llama de un artista que no importa quién es, porque Ángel en general no importa en absoluto en ningún nivel. ¿Qué puede hacer el público durante su actuación? Irse a hacer la cena, salir a la terraza a observar la ciudad bañada por la noche veraniega, ir a acariciar al gatito si lo tenemos, ducharse, hacer pipí, vaciar los ceniceros y tapar los bolis bics, regar las plantas o incluso echar el aliento sobre un espejo y hacer dibujitos. Si nada de esto nos apetece, optemos sencillamente por apagar la televisión, esperar tres minutos y volver a encenderla. Ángel ya no estará cantando, ¡voila!

4. La quinta estación va a actuar en la gala de mañana y han pedido a la Academia que Ángel actúe con ellos porque les encanta. Ergo, dos cosas: uno, La quinta estación tiene un gusto muy criticable, aunque eso ya nos lo imaginábamos. Y dos: habremos de repetir las órdenes del punto anterior durante su actuación. ¡Qué de tiempo libre vamos a tener durante la gala de mañana! Jo, La quinta estación debe de llamarse así porque, si lo pensamos, estaciones sólo hay cuatro. Es un nombre fantástico.

5. Maxi está nominado con Diana y la decisión es obvia. Maxi es a todas luces insoportable y Diana es un ser entrañable que ha llegado de Burgos para repartir amor. Es igualito que si uno estuviera ante un disco de Bebe y ante un disco recopilatorio de las mejores taladradoras de Madrid. Pues coges el segundo.

Últimamente cuando llego a Telecinco espero pacientemente a que empiece Sálvame, porque eso es Lo Que Hay Que Hacer (y lo que in-teresa). Muchos programas que son un portento en la tele resultan un coñazo en directo, pero Sálvame es divertido incluso allí, desde una esquinita del plató. Hay una teoría por ahí que dice que las futuras civilizaciones de la Tierra -que bueno, nadie cree que vayan a existir pero seguro que habrá alguna aunque sean hormiguitas- o del Universo no podrán saber nada de nuestra cultura actual porque los soportes que utilizamos para plasmarla son un poquito perecederos de más. O sea, los griegos y egipcios se dedicaron a talar sus asuntitos en piedras y a construir pirámides y cosas gigantescas, pero nuestros rascacielos no sobrevivirían a un terremoto de los de cagarse y nuestras obras están impresas en papel que se mojará o, peor, en pendrives y discos duros en general que se irán a tomar por el saco al primer golpe de viento polar. Dice entonces la teoría esta que, muy probablemente, las civilizaciones llegadas de otro sitio del universo o las del futuro podrían acabar encontrando restos de nuestra era en... ¡las ondas de radio y televisión que se queden pululando por el universo!

Es posible que algún día, miles de años tras hoy mismo, unos científicos reúnan a la flor y nata de la intelectualidad mundial para situarlos frente a una pantalla -o lo que sea- y decirles que han encontrado algo. Y que entonces en la pantalla aparezan las imágenes borrosas de una mujer rubia mirando al cielo y un rótulo informe debajo: "Belén Esteban explotará en breves momentos". Y entonces se maravillarán y lo comprenderán todo, empezando por el motivo de nuestra extinción.