La bueno de viajar con un equipo internacional es que durante los meses que dura la expedición puedes practicar otros idiomas. Eso es lo que le pasa precisamente a uno de los miembros de nuestro equipo.
Se llama Ross Edwards, y es el encargado de trabajar con el hielo que estamos recolectando en nuestra expedición. Es de origen australiano aunque vive en Estados Unidos y esta está siendo su primera experiencia a bordo del trineo de viento.
Mientras trabaja con sus experimentos aprende español a marchas forzadas con la ayuda de una aplicación de su teléfono y una inmersión total en un grupo de hispano hablantes. Mientras cenamos todos juntos a bordo del trineo repite las frases a modo de ejercicio que le propone su teléfono: ¿Tienes novio? ¿Estás casada? No sé si las va a lograr introducir durante esta expedición, pero toda práctica es buena.
Todo esto discurre en la más absoluta tranquilidad y paz en el hielo, y la razón es el tiempo. Sinceramente, las cosas no han podido ir mejor. Hemos tenido buen viento a favor que nos está permitiendo avanzar a buena velocidad hacia nuestro destino.
Ya nos queda menos: de los más de mil kilómetros que son, hemos recorrido la mayor parte. Hemos pasado por el interior del Inlandsis hasta la estación científica internacional de East Grip, desde donde volveremos (pronto, según lo que nos queda) en avión a la civilización.
Los últimos trescientos kilómetros los estamos haciendo sobre el llamado Río de Hielo de Groenlandia, un lugar donde el glaciar se desplaza a velocidades superiores a lo habitual como si de un río se tratara.
En este lugar el hielo se mueve a más de cincuenta metros por año y provoca, en su llegada al mar, que caigan al agua gran cantidad de témpanos (icebergs) con la consecuente reducción de la masa de hielo del casquete glaciar de Groenlandia. Eso es lo que los científicos están estudiando y por eso estamos aquí, recogiendo muestras sobre este río de hielo desde nuestro trineo de viento "WINDSLED" para luego ser procesadas.
De momento continuamos nuestro avance viento en popa y parece que tardaremos menos de lo previsto en llegar a nuestro punto de destino, aunque en estos viajes polares nunca se sabe…