*Imagen: Tierras Polares
Nos encontramos ya con la mitad de la travesía #RíodeHielo2017 completada a lomos del trineo de viento. Con más de 720 kilómetros recorridos, podemos decir que estamos teniendo mucha suerte con las condiciones meteorológicas en el hielo. Hace un par de noches estuvimos a 27 grados bajo cero, pero eso no fue impedimento para continuar con fuerza nuestro camino.
Reconozco que otras veces ha sido peor. Por ejemplo, hace ya cinco años, durante un viaje al Ártico, se me congelaron algunas falanges de los dedos de los pies. También pasé un frío extremo por las noches debido a la delgadez de mi saco. Desde entonces, me prometí a mí mismo que no volvería a pasar frío por llevar una equipación incorrecta.
De vuelta a casa, me compré el saco de dormir más caliente del mercado por aquella época (¡uno que consta de tres sacos que has de introducir uno dentro de otro¡) y también unas buenas botas con la suficiente amplitud interna para que la sangre circule con comodidad, lo cual es una cosa básica, tanto o más que el relleno térmico del calzado.
*Imagen: Tierras Polares
El frío en estos viajes es cosa seria y uno puede tener lesiones por el mismo muy rápido, mucho más de lo que imagina. Recuerdo otra expedición en el norte de Noruega en la que se me agujerearon unos guantes y, en cosa de minutos, los lugares de las manos que correspondían con esos agujeros se convirtieron en blancas ampollas inmediatamente: congelaciones.
En este viaje no planeamos pasar demasiado frío. Algunas jornadas la temperatura baja de los treinta grados bajo cero pero no es algo generalizado. Por el contrario, el tiempo está siendo hasta ahora más o menos estable, y a veces nos encontramos con días soleados en los que podemos estar tranquilamente a la intemperie y en los que la temperatura, a lo mejor, puede llegar a sobrepasar los cero grados. Esos días uno puede incluso salir fuera a tomar un poco el sol. Eso sí, bien abrigado.