Llegar a mi trabajo, la base antártica, no es fácil, y tampoco se hace de un día para otro. Después de volar a Chile y coger un vuelo interno, nos embarcamos para cruzar lo que entre los marinos se considera el peor mar del mundo: el Canal de Drake. Este año lo hacemos en el buque Sarmiento de Gamboa, viajamos cerca de cuarenta personas.
El Canal de Drake, también llamado Mar de Hoces, es la unión del Océano Pacífico con el Atlántico. Un paso de cerca de mil kilómetros donde se embudan las borrascas que sacuden los Océanos y donde se generan toda clase de corrientes y olas. Los sistemas de navegación y de predicción meteorológica han evolucionado mucho, por eso a día de hoy es mucho más segura la travesía que en el pasado.
Aún así, el clima y las olas del mar son terribles, y más que esperar al buen tiempo, uno ha de hacerse a la mar entre una tormenta y la siguiente: en el momento justo. El mar picado y las olas grandes como camiones son casi inevitables y lo habitual es pasar unos cuantos días aguantando el mareo con el bamboleo del barco.
El viaje va a durar alrededor de cuatro días. Tras días de ver poco más que mar azul y espuma blanca comienzan a avistarse algunos témpanos que viajan a la deriva y entre ellos y nosotros petreles y albatros que rozan las olas con sus alas: estamos llegando a la Antártida.