Cuando queda muy poco tiempo para marchar al Ártico, ha llegado el momento de preparar mi bolsa de viaje. Todo ha de estar perfectamente medido y calculado. Todas las prendas han sido pensadas y modificadas para que cumplan su función en un lugar y en una actividad tan especial. La ropa que se usa en este viaje es muy especifica y también la manera en que uno se viste. Puedes llegar a tener más de cinco o seis capas encima y la vestimenta sufrirá mucho durante todo este tiempo, no se podrá lavar ni será posible darse ninguna ducha durante toda la expedición.
Además de ser ropa muy especifica yo tengo muchas manías con mi atuendo en el hielo y la someto a modificaciones que me hacen las personas que tengo a mi lado y que saben coser. Quitar un bolsillo, reforzar una costura, ensanchar una prenda o agregar una capa térmica en un gorro que no tiene. En la vida normal no le doy demasiada importancia a la vestimenta pero en el hielo todo cambia y puedo estudiar mi vestuario durante más tiempo que el modista más exigente de la pasarela Cibeles.
Pero vayamos al grano: ¿Qué me voy a poner durante un mes y medio con temperaturas que descenderán de los treinta grados bajo cero? Mi primera capa está compuesta de una malla o mono completo térmico. Después de muchos años lo tengo claro: la lana es el tejido que más me gusta para que esté en contacto con la piel. Me gusta la del tipo merino que apenas coge olores (bueno, un poco sí que huele tras cuarenta días haciendo esfuerzos en la nieve) y que tiene un tacto mucho más agradable que cualquier fibra. Sobre esta capa llevo unos pantalones térmicos con rellenos de Primaloft (fibra ligera y caliente) sobre los que coloco un pantalón de peto con membrana impermeable y transpirable. En la parte superior del cuerpo la camiseta de lana va acompañada de un forro polar, un chaleco de Primaloft, una chaqueta fina de pluma, la chaqueta con membrana impermeable y, por último, una gran parka polar. La parka es un recio abrigo que llega casi hasta las rodillas (importante en ambientes muy fríos) con una capucha rematada en piel. Los pelos alargados de la piel retienen el calor que se desprende de la cara y ayudan a evitar congelaciones en la misma.
Un capitulo a parte merecen las extremidades. Manos y pies son los lugares que más sufren el frío y donde es más que probable tener congelaciones. En las manos yo llevo varias capas de guantes dependiendo del uso que vaya a hacer con ellas. La primera capa es un guante fino a ser posible de lana. Encima llevo una manopla de forro polar sobre la que pongo otra con relleno térmico tipo plumas o fibra. Sobre todo ello coloco una manopla impermeable y transpirable. ¡A veces llevo cuatro pares de guantes o manoplas uno de encima del otro! Menos mal que no fumo… Uno de los lugares más expuestos a congelaciones son las muñecas pues es fácil que se queden al descubierto. Por ello es importante que las mangas de chaquetas y camisetas sean largas y que los guantes también.
Los pies son otros de los lugares clave. El frío en ellos lo solucionamos con unas botas especialmente construidas para estas expediciones, a mi me vienen muy bien pues tengo antiguas congelaciones en los dedos de los pies, testigo de una expedición al ártico hace muchos años donde no planeé muy bien el tipo y tamaño de calzado a llevar.
En este caso se trata de unas botas pensadas para estar a menos de cincuenta grados y que parecen salidas de una película de astronautas por su voluminosidad. Dentro, a una temperatura razonable, el pie se cuece y suda. Para evitar que el sudor transpire y penetre en la bota se emplea una "barrera de vapor", una especie de bolsa de plástico que se introduce entre un primer calcetín y un segundo calcetín, previo a la bota. El primer calcetín fino, tipo ejecutivo, queda totalmente mojado (no es agradable, pero sí calentito) y el resto del sistema, segundo calcetín y bota, permanecen siempre secos.
Cuando llegas a la tienda y te quitas la barrrera de vapor tienes que tener cuidado con lo que haces con tu primer calcetín pues a esas alturas se habrá convertido en un arma tóxica. Eso sí: tus pies estarán calientes y a salvo.