Ni Suso quiere salvar a Raquel
Tal y como os comentaba ayer, la expulsión de Amanda se venía venir. El comportamiento prepotente de la malagueña creyéndose por encima del bien y del mal no hizo más que echar leña a una hoguera que crecía por momentos, generada por las ganas que tienen a Raquel muchos de los seguidores del reality y, a falta de poder echar a la de Cáceres, Amanda se convirtió en su punto de mira.
Aunque gran parte del rechazo que produjo Amanda durante los últimos días se basaba en su apoyo incondicional a Raquel, no nos engañemos. Amanda no es una pobre víctima fruto de las circunstancias y de sus amistades, ya que también hizo buenos méritos para dejar de ganarse el apoyo del público.
Se creyó con derechos de “Súper” siendo una simple concursante más, y los patéticos castigos que impartió a algunos de sus compañeros no fueron bien vistos. Por no hablar del altar que ella misma se construyó y en el que sentó sus posaderas de diva, viéndose intocable y una firme finalista. Errores garrafales que la audiencia no deja pasar por alto.
Seguimos prefiriendo a concursantes que ríen que a los que dicen "risa". A concursantes que muestran sin pudor sus malos momentos que a los que sueltan la palabra "angustia" sin ton ni son. Y, sin lugar a dudas, a concursantes que no intentan manipular el comportamiento de los demás. Porque, si no hubiera sido por la presencia de Amanda, la historia de Sofía, Suso y Raquel habría contado con varios momentazos más que ella se encargó de parar para salvaguardar el supuesto honor de su amiga. Sobre todo, durante las fiestas en las que Raquel se encontraba fuera de la casa.
En definitiva, Amanda se ganó a pulso su expulsión, al igual que en su día lo hizo Muti pero, para ellos, Suso y Raquel, además de sus grandes apoyos se han convertido en sus mayores detractores y en su perdición en el concurso.
El comportamiento de Raquel chirria sin cesar y sus mentiras han conseguido poner de los nervios a cualquiera de vea el 24 horas y observe con una mínima objetividad dejando de lado su labor de carpetera en apuros.
Desde su regreso a la casa, esta chica se ha pasado por el forro las indicaciones de la organización, filtrando todo tipo de información del exterior. Pero, lo realmente alarmante es que, en la mayoría de ocasiones, dicha información se encontraba seriamente contaminada, manipulada a su antojo o directamente inventada.
Sus mentiras no han dejado de producirse y su penosa actuación nunca hará a Raquel ganadora de ninguna estatuilla. Su repentino enamoramiento por Suso es tan creíble como todo aquello que sale por su boca y, gracias a su obsesión enfermiza por Sofía, ha hecho de la hija de Maite una víctima.
Su torpeza no conoce límites y su baremo de apoyos se encuentra bastante desajustado. Desde la repesca, Raquel creyó firmemente que Vera y Niedziela eran favoritos de la audiencia y no dudó en pegarse a ellos como una lapa, aleccionando a Suso y haciéndole saber que debía hacer exactamente lo mismo. Al igual que no ha dejado pasar ninguna oportunidad para expresar el tremendo amor que profesa a Han. Curioso como poco si tenemos en cuenta que en la casa de los repescados Raquel confesaba sin filtros que España nunca haría ganador a un chino con un bazar, pero parece que la extremeña no tiene los suficientes ovarios como para decírselo a la cara.
Por todo ello, creo que Raquel se convertirá en la próxima expulsada de 'Gran Hermano 16'. Y es que, si ni siquiera Suso ha tenido ningún interés en salvar a su novia, ¿por qué deberíamos hacerlo nosotros con todo lo que sabemos?
Otro que parece haber perdido el norte es Aritz, quien anoche tachaba a Sofía de tamagochi y recriminaba a la joven que su comportamiento está totalmente influenciado por la presencia de ciertos chicos de la casa.
Tiene gracia que sea el vasco quien se atreva a hacer semejante juicio porque, ¿qué sería Aritz sin Han? ¿Qué videos protagoniza en los que no esté dejándose querer por Han? En cambio, el chino sin Aritz protagoniza todo tipo de imágenes con el resto de sus compañeros, por lo que, en vez de quejarse tanto de las chiquilladas de Han y comportarse como un niñato envidioso por las palabras que Mercedes Milá dedicó al chino alabando su labor en la cocina, lo único que debería hacer Aritz es sentirse tremendamente agradecido por haber sido el concursante en el que Han posara sus ojos ya que, sin él, su paso por 'Gran Hermano' habría sido comparable al de Carlos o Marina. El de un mueble más que pasa el rato haciendo aquello que tanto critica mientras corta trajes para aquellos a los que luego regala una sonrisa.
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