Si el pasado viernes os animaba a votar a Luis como el expulsado de esta semana, debido a lo sucedido durante este fin de semana, mi petición es de nuevo lanzada a todos vosotros en negrita y subrayado.
Sabéis que llevo semanas criticando el comportamiento del que ha hecho gala el de Carabanchel desde su entrada en el concurso, pero en esta ocasión el refrán “De las aguas mansas líbrame Dios, que de las bravas me libro yo” refleja a la perfección mi opinión sobre la polémica pelea en la que se vieron envueltos Omar y Luis durante la noche del viernes.
Muchos de vosotros habéis pedido la cabeza de Omar en bandeja de plata tras haberse enfrentado al torero y haberle dado un ligero empujón. Totalmente entendible ya que el de Carabanchel perdió los estribos y se dejó llevar por su frustración y su ira de la forma menos adecuada y menos políticamente correcta, pero veo totalmente injusto que realcemos este hecho pasando por alto todo lo demás.
En este sentido, Omar juega en total desventaja ya que su fama le precede. Todos hemos condenado sus malas formas y lo que es capaz de echar por la boca cuando se le sube la sangre a la cabeza, y sabéis que yo he sido el primero en censurarlo, pero en este caso considero que Omar ha sido el blanco fácil de una mente retorcida como la del bombero torero –con mi máximo respeto a la profesión de los primeros-.
Una opinión que seguramente no compartáis aquellos que sois conocedores de esta disputa mediante titulares o videos compactos que resuman lo sucedido, por lo que os invito a visualizar en la red los videos íntegros de las más de dos horas de discusión, ya que considero imprescindible contar con todos los factores para poder llegar a una conclusión lo más objetiva posible.
Esto me recuerda de sobremanera a varios de los episodios que hemos vivido en el mundo del corazón. Todos recordareis haber visto en televisión imágenes de algún que otro famoso –normalmente con mala imagen o mal carácter- empujando a un paparazzi. En un primer momento todos hemos criticado hasta el extremo el comportamiento y actitud de dicho famoso entonando por bandera que la violencia nunca es un recurso ni está justificada. Totalmente cierto, no es nada discutible. Pero curiosamente, nuestra visión sobre ese suceso ha cambiado radicalmente cuando hemos tenido acceso a las imágenes previas a ese empujón o a un testimonio que nos desvela que este acto ha sido consecuencia de intensas provocaciones e insultos.
La reacción del famoso sigue siendo igual de reprobable porque ha caído como un ratón en la trampa y no ha tenido la suficiente sangre fría como para hacer oídos sordos y no dar a quien le provoca justo aquello que iba buscando para su propio beneficio. Y repito, la violencia nunca está justificada, pero no es lo mismo contar que un chico ha pegado un empujón a otro en una discoteca, a contar que un chico se ha encontrado con el típico individuo busca líos -que por desgracia habita en toda la fauna ibérica- que tiene como único fin ir provocando a quien encuentra a su paso a base de insultos y descalificaciones pidiendo a gritos una reacción por parte del otro que luego poder denunciar.
Quizá la consecuencia sea la misma, pero cambia muchísimo la historia.
Omar es un chico de barrio que en su vida ha tenido que regirse por las leyes de la calle y que, para más inri, posee bastante pronto. Mientras, Luis es un torerito que ha intentado demostrar por todos los medios que sus intenciones siempre son limpias, y que la madurez y la educación son palabras que le definen a la perfección. Así pues, cuando el niño de San Ildefonso provoca al chico de barrio y este le dice que le repita esas misma palabras fuera y le da un empujón, el veredicto ya está sobre la mesa incluso antes de celebrarse el juicio, ¿verdad? Pues personalmente me niego a ello porque en la casa de Gh15 como en la vida misma, ni los buenos son tan buenos ni los malos son tan malos…
Luis utilizó a Omar como quiso. Se preocupó de tener una conversación privada con él a la que ninguno de sus compañeros pudiera tener acceso para sí poder manipular la información como a él le viniera en gana, mientras que continuamente vigilaba las cámaras presentes en el vestidor para poder crear el plano que tanto buscaba.
Desde el minuto cero Luis menospreció a Omar, le trató como un ser inferior y en varias ocasiones le tachó de ser un ignorante y un niñato que no sabe nada de la vida. Para dar la estocada final le dijo que no era ni una persona, que era sólo un animal, y que era un maltratador. Ahí es nada… Por su parte Omar le dijo que tenía pluma, que era un asesino de animales y que eso mismo se lo dijera fuera, añadiendo un pequeño empujón a su reacción.
Que Luis tenga o no pluma es algo que ni Omar ni a nadie debería importarle, pero tampoco es una apreciación nueva en esa casa ya que Alejandra le vino a decir lo mismo al torero hace pocos días.
Que es un asesino de animales yo creo que no tiene discusión posible. Torturar y matar toros es su profesión y su orgullo. Hay quien sigue viendo en ese espectáculo un arte, escudándose en la supuesta belleza de ver la lucha entre el hombre y el animal, opinión que seguramente compartían en antaño aquellos que presenciaban cómo echaban a los cristianos a los leones en el Circo Romano…
Respecto a la supuesta amenaza de hablarlo fuera, más que amenaza lo considero una realidad. Ni por asomo me creo que Luis sea capaz de mantener esa misma conversación y en ese mismo tono despectivo con cualquier hijo de vecino fuera de los muros de Guadalix de la Sierra y sin la protección que le confieren las cámaras.
Pero eso a Luis se la trae al pairo, la única finalidad de su plan era provocar hasta el extremo a un concursante con un determinado perfil para propiciar que este le agrediera y así poner en bandeja su expulsión disciplinaria y poder quedar él como una pobre víctima en la semana en la que se encuentra nominado. Y para ello hizo uso de todo tipo de juego sucio.
Al torero no le ha temblado el pulso a la hora de ir contando por la casa que Omar le amenazó con un cuchillo. Primer dato, el cuchillo era de plástico, un accesorio de juguete de los disfraces de Halloween. Segundo dato, no existió amenaza con un trozo de plástico, formó parte de una broma absurda, exactamente la misma que Fran le hizo.
Por último, la grave acusación que Luis dirigió a Omar tachándole de “maltratador psicológico” fue con diferencia la peor baza que el torerito jugó durante su vil estrategia, y me parece asqueroso que viviendo justo en este país se puedan utilizar temas como este como arma arrojadiza dentro de un concurso con el único interés de llevarse para casa el maletín de los 300.000 euros…
Muchos alegáis que los insultos de “puta y borracha” que Omar regaló a Paula durante su sonada discusión de “la putanesca” justifican las palabras que el de Carabanchel recibió por parte del torero, y estoy en total desacuerdo.
Las descalificaciones que Omar dirigió a la hawaiana fueron de pésimo gusto pero todos ellos hacían alusión a comportamientos individuales. El número de personas con las que uno decide acostarse, y la forma de hacerlo, son única y exclusivamente problema de uno mismo. De igual manera, si uno decide ingerir más o menos cantidad de agua con misterio, es su problema y en todo caso sólo uno mismo es el único perjudicado. Fueron comentarios machistas y desafortunados pero estaban dentro de un contexto, como respuesta a Paula que utilizó la palabra “putanesca” dirigiéndose a su novia, y haciendo alusión a los episodios que supuestamente la hawaiana había relatado dentro de la casa en los que detallaba que habría acudido a trabajar en ese estado.
Ahora, ¿eso es comparable con tachar a una persona de “maltratador”? Me temo que ni por asomo, por no hablar que Luis acusó a Omar de un serio delito. Delito que no le hemos visto cometer, ni le hemos escuchado reconocer que lo haya cometido antes de su entrada en la casa.
Quizá, hecho contrario a Paula, que recordemos que dentro de Gh15 no tuvo ningún reparo en relatar el tipo de comportamiento que había llevado a cabo en su pasado:“¡Yo les daba de hostias a mi familia! Me he pegado con mi madre. ¡Me he pegado con mi abuela que tiene 90 años!”.
Así pues, si al torerito de repente le ha salido la vena reivindicativa por la que le importa enormemente que se respete la integridad de las personas, a pesar de no importarle ni lo más mínimo la de los animales de cuatro patas, qué no apunte tan lejos y exponga con la misma valentía las supuestas fechorías que ha llevado a cabo “su hermanita”, con la que comparte cama cada noche.
Pero claro, esto no se trata de justicia, más bien de todo lo contrario. De juego sucio donde los haya con el que intentar quitarse de en medio a un contrincante que te molesta en tu camino hacia don dinero. Y es que como dicen, en el amor y en la guerra todo vale…
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