La madrugada del martes al miércoles, después del Límite 48 horas, se producían una serie de discusiones en las que Carlos Lozano resultó el gran perdedor de la noche.
Desde hace varios días, de manera asombrosa, la relación entre Charlotte y Carlos pasaba de enemigos acérrimos a coleguitas de toda la vida. El presentador, quien tan indignado se mostraba ante las imágenes en las que pudo comprobar cómo Charlotte y Belén robaban su cepillo de dientes para rebozarlo por el váter, de repente comenzó a arrimarse a la argentina para convertirse en su nueva “cuñi”.
Quien entienda esto qué me lo explique. De llamar a esta chica carente de cerebro únicamente interesada en buscar millonarios y mil cosas más, a autonombrarse el defensor número uno de esta concursante después de haberse enjuagado la boca con restos fecales de los habitantes de la casa gracias a ella.
¿La razón? Pura y dura estrategia. No hay más. Para Carlos Lozano no importa en absoluto mantener ni un mínimo de amor propio después de semejante barbarie. Para el presentador, lo único importante es decir y hacer cualquier cosa que pueda garantizar el aplauso del público.
Hace unos días, en el confesionario, Carlos y Fran debían decidir cuál de ellos se libraba de la lista de las nominaciones. El primero cedía la opción de elegir al segundo para más tarde cargar contra él, alegando que Fran debería haber sido justo y haber salvado a quien más lo merecía.
Ese concursante al que muchos llaman valiente, no es más que un cobarde que desempeña la función de su vida interpretando un personaje de ficción según las ideas que considera que el público puede premiar. Así pues, Carlos se negaba a salvarse a sí mismo pero, a su vez, criticaba que Fran hubiera decidido salvar su propio trasero.
Algo parecido ha sucedido con Charlotte. Lo lógico y lo normal sería que Carlos no hubiera vuelto a dirigir la palabra a esta chica. Ni una sola persona podría haber echado en cara a este concursante que, después de haber visto esas imágenes, no hubiera desaprovechado ni un solo momento para echar por tierra a esta chica fomentando su salida del concurso. Pero, en cambio, Carlos Lozano ha optado por convertirse en su amigo del alma y mayor defensor con la única intención de generar los suspiros de los espectadores con un “¡qué buena persona es este hombre!”.
Papelón infumable donde los haya que no hace más que esconder que, en realidad, Carlos sabe con total seguridad que Charlotte no es una rival de peso en su lucha por el preciado maletín. Estoy totalmente seguro de que si esa jugarreta de mal gusto hubiera sido protagonizada por Laura Matamoros, Carlos no habría cesado ni un solo minuto en recordar a su compañera las razones por las que ella no debería permanecer dentro de la casa.
Volviendo a la noche del martes, Charlotte entraba de nuevo en brote. En esta ocasión en contra de Alejandro y de Fran. A Carlos Lozano ya le había llamado en incontables ocasiones “maltratador” y “agresivo”. Y, en esta ocasión, sacó a relucir otra palabra de su gran repertorio a sus dos compañeros, tachándoles de “acosadores”.
Según Charlotte, Fran y Alejandro no han parado de acosarla, metiéndose con ella y diciéndole que es tonta. Pero, lo peor de todo es que su discurso estaba apoyado 100% por Carlos Lozano.
Fran se mostraba molesto mientras que Alejandro demostraba su carácter exigiendo a la rubia que no volviera a acusarle de algo tan grave llamándole “acosador”. Y fue durante esa discusión cuando salió a relucir que Carlos Lozano había estado al tanto en todo momento de las acusaciones de Charlotte hacia Fran y Alex y que, lejos de poner un mínimo de sentido común a la muchacha, le había dado consejos sobre cómo contratacar a ese supuesto “acoso”.
El enfrentamiento de Fran y Alex con Charlotte pasó a un segundo plano tras conocer la traición de Carlos, quien se defendía argumentando que él sólo había dicho a Charlotte que el acoso puede ser sancionado y que ella debería atacar a Fran y Alejandro en sus puntos débiles, pero que él no le había desvelado a la rubia cual era el punto débil de cada uno de ellos.
¡De traca! El mismo que puso el grito en el cielo cuando fue acusado injustamente de maltratador apoyaba a espaldas de sus compañeros que esa misma chica acusara a Fran y Alejandro de acosadores. Hecho que provocó que estos dos concursantes anunciaran su intención de nominar a Carlos con tres puntos.
Todo esto por mantener hasta el final su penosa y sucia estrategia. Para Carlos Lozano no sirve de nada el amor propio, el sentido común, el compañerismo ni la lealtad a sus compañeros. ¿Qué más da si Fran y Alejandro son los únicos concursantes que apoyan a Carlos? Para él todo esto carece de importancia cuando esto se interpone en el camino que se ha marcado para hacerse con el premio de ganador de esta edición. Está claro que para Carlos el fin justifica los medios.
Pero lo peor de todo es que el presentador tome por tontos a la audiencia. Y es que Carlos esa misma noche llevaba a cabo un discurso lleno de mentiras en el que se vendía como un tipo que nunca había insultado a una mujer dentro de la casa, que nunca había dicho que la rubia había nacido sin cerebro, que en ningún momento tuvo nada que ver con la salida del concurso de Julián Contreras…
Mientras tanto, una de las conversaciones entre Carlos y Charlotte está dando mucho de qué hablar. En ella, Carlos invita a Charlotte a sentarse con él en la mesa de la cocina y comienzan un diálogo en tono de broma que, una vez más, se le va de las manos a la rubia oxigenada…
Carlos: “Siéntese, por favor, señorita. Cuénteme, ¿ha traído su curriculum?
Charlotte: “No”
Carlos: “Vamos a ver. Esto es una reunión de trabajo”
Charlotte: “Es que tenía tantas cosas que hacer que me lo olvidé”
Carlos: “De todas formas, cuénteme usted a qué se dedica”
Charlotte: “Yo soy business woman”
Carlos: “¿Tiene usted experiencia laboral en algún sitio?”
Charlotte: “Sí. Tengo mi negocio. Un par de negocios. Y bueno, tengo una discoteca y va mucha gente, te digo. Mucha gente. Y lavamos mucho dinero”
Carlos: “¡¿Lavais?!”
Charlotte: “Sí”
Carlos: “¡¿Laváis dinero?!”
Charlotte: “Sí”
Carlos: “Uuuuuoooo… Esto me suena a mafia”
Charlotte: “Yes. It´s the mafia. (Risas)”
Carlos: “Bueno, pues queda usted contratada porque no me queda otro remedio”
Charlotte: “Muchas gracias, señor. Si no…(Risas)”
Carlos: “Porque si no la contrato, me haría el paseíllo, ¿no?”
Charlotte: “Claro. Vienen los socios… No le puedo decir no más… (Risas)”
Quiero pensar que esto no se trata más que de otra metedura de pata de esta chica cuya palabrería no conoce límites. Aunque resulta realmente preocupante la facilidad pasmosa que tiene para nombrar a la mafia, por ejemplo, en sus planes de futuro para encontrar un marido que le garantice el nivel de vida que ella quiere.
Sea como fuere, esta noche conoceremos cuál de estos dos concursantes es finalmente el elegido por la audiencia como el expulsado de la semana. O, lo que es lo mismo, a quién de ellos el público decide castigar en esta ocasión. Y es que sobran los motivos en ambos casos…
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