Desde las nominaciones del pasado jueves y los aplausos del público que se filtraron en la casa mientras Mercedes Milá comunicaba a Maite que se encontraba en la palestra, nada en 'Gh16' ha vuelto a ser lo mismo.
Hemos sido testigos de una Maite descafeinada, paciente e incluso comprensiva mientras sus compañeros se sentían fuertes, creyéndose con el total apoyo del público, y no paraban de dar estacadas a la conductora de autobuses, adoptando el papel de exorcista de guardia, para intentar sacar el demonio que lleva dentro. Pero todos sus esfuerzos fueron en vano porque, a pesar de las continuas dudas que surgen sobre el equilibrio mental de esta concursante, lo que está claro es que de tonta no tiene un pelo.
No fue hasta la noche del martes que pudimos dar de nuevo la bienvenida a la única concursante que nos tiene pegados a la pantalla, a raíz de conocer que los porcentajes de los votos de expulsión estaban igualados, mientras aguantábamos el patético berrinche de Raquel incluso antes de saber los resultados.
Desde ese momento pudimos disfrutar del renacer de Maite en todo su esplendor regalándonos un espectáculo nocturno imposible de describir en el que era totalmente aislada por el resto de sus compañeros. Pero la soledad nunca es un problema para Maite, menos aún teniendo un espejo, una tarima y tantas voces distintas con las que mantener sus maravillosos e impagables monólogos…
Así Maite primero nos deleitaba con su prodigioso arte de pie, punta, tacón, animándose a sí misma: “Tengo un espíritu gitano de toda la vida. No es normal que lo baile tan bien”
Nos desconcertaba con sus confesiones nocturnas puramente filosóficas: “Dominancia. Egocentrista, pero cuadriculada a tope. Creo que lo doy todo. Todo. No me gusta descansar porque, como decía Teresa de Calcula: cuando muramos, eso es eterno”
Y nos agradecía hasta el extremo que hayamos aprendido a quererla tal y como es, como un toro, por si hay alguien que todavía no había tomado nota: “Gracias españoles por confiar en mí. Soy la raza pura. ¡Soy de casta! Soy la mejor y lo voy a demostrar. Gracias españoles. Gracias Señor por hacerme así. Chiquitita pero rompedora. Aupa Maite. ¡Soy un toro! Perdón si alguien se ha molestado con mis actos. Actos de toro. ¡Uhh Ohh qué cara de toro! ¡Maite es un toro!”
Pero tras darlo todo en la fiesta, las pilas de Maite seguían bien cargadas a la mañana siguiente, teniendo para repartir a cada uno de sus compañeros.
Uno de los principales conflictos que tuvo lugar en la mañana de ayer fue por una simple petición de la de Pamplona, quería tomate. Solicitud que no ha sido bien acogida por el resto de sus compañeros, los mismos que la noche del martes veían con buenos ojos que Carlos cenara otra cosa tras entrar en brote. Pero siempre ha habido clases y clases.
Marta y Maite se enzarzaban en una discusión en la que la canaria pedía a la de Pamplona que se sacara la ESO mientras la recordaba que ella está estudiando una carrera universitaria e intentaba dar clases de vida a Maite, quien no dudaba en recordar a su compañera que para ella no es más que una pringada que no sabe ni lo que vale un peine ya que su madre le pasa todos los meses 1.400 euros. Cantidad que la propia Marta confesaba recibir de sus padres como `ayuda mensual´ y recalcaba que sólo le daban eso, nada más.
Poco más tarde Carlos entraba en acción y dedicaba a Maite una de las frases más bonitas que hayan podido escucharse en esa casa: “Te preñaron y te lo comiste con patatas”. Mientras su novia Ivi salía en su defensa y le gritaba a Maite que ni se le ocurriera faltar el respeto a Carlos. Curioso panorama ya que anoche era el mismo Carlos quien daba a entender a su prometida que con su comportamiento con Vera le estaba faltando al respeto. Comentario que a Ivi le entraba por un oído y le salía por el otro volviendo a retozarse sin ningún pudor.
Y no nos olvidemos de Vera. Ese concursante que parece haberse dejado la dignidad fuera de la casa, que no deja de arrastrarse detrás de Niedziela, y no para de vendernos lo dura que ha sido su vida. Pues bien, el de Barcelona nos sorprendía con otro comentario digno de recalcar, asegurando que si venía el perro le pegaba cuatro puñetazos. Sí, ese mismo perro al que comía a besos para intentar ganar terreno con su dueña…
Así pues, entre tantas animaladas y siendo antitaurino, no me queda más que pediros que entre todos hagamos lo correcto por el reality y por nuestra pura diversión y salvemos al toro de Guadalix. ¡Echemos un capote a la de Pamplona!
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