El reality de una mentirosa compulsiva

Kiko Hernández 05/11/2015 11:21

Si alguna vez creímos que llegamos a conocer realmente a los concursantes de 'Gran Hermano' por observar y analizar su comportamiento durante equis días, estábamos muy equivocados y, como muestra de ello, tenemos a Raquel.

La concursante cacereña permaneció durante 25 días en la casa de Guadalix hasta ser expulsada por la audiencia. Gracias a su primera estancia en 'GH16' conocimos a un personaje con una extrema tendencia al drama y con algo de mala baba. Nada reseñable. Pero, tras su regreso a la casa con la repesca, nos hemos encontrado con una concursante totalmente distinta.

Soberbia, manipuladora, prepotente, falsa, mentirosa compulsiva, incoherente, provocadora y con una clara predisposición a la gresca injustificada en la que nada a gusto atravesando los límites marcados. Esta es la nueva Raquel tras haber engordado su ego en las pocas semanas que pasó fuera del concurso.

Pero si hay algo destacable en este popurrí de virtudes que la de Cáceres exhibe con orgullo, es su obsesión enfermiza con Sofía. Lejos a lo que pareciera a simple vista, Suso no ha sido ni por asomo su principal objetivo a su regreso a la casa. Más bien se trata de un medio, de un mero instrumento con el que llevar a cabo sus planes que, en mi humilde opinión, se centran en hacer la vida imposible a Sofía y destacar lo máximo posible en el concurso, ya sea para bien o para mal.

Raquel entró a la repesca gritando a los cuatro vientos su profundo amor por Suso con el que no tardó en consumar bajo el edredón y durante la hora sin cámaras pero, con mayor ahínco, ha demostrado su animadversión por la hija de Maite Galdeano.

Si Sofía se muestra distante, Raquel va uno por uno aleccionando a sus compañeros sobre el papel de víctima que pretende vendernos la benjamina de la casa. Pero, si al contrario, Sofía se muestra divertida y alocada, Raquel entra en brote viendo fantasmas donde no los hay y considerando cada uno de sus movimientos en un ataque en toda regla, cuando en realidad ella es la única interesada en entrar en guerra. En definitiva, Raquel es cansina hasta decir basta.

Por otro lado, esta concursante parece empeñada en creer que garantizando ser la protagonista del mayor número de broncas posibles, será recompensada con el aplauso y apoyo condicional del público. Por ello, Raquel busca hasta la saciedad cualquier motivo por el que prender fuego a la casa y, si no lo encuentra, directamente se lo inventa.

¡Porque de inventos Raquel va bien surtida! Lo de esta chica es tremendo. Miente más que habla y cada una de sus mentiras resulta más patética aun, demostrando que aunque actualmente resida en Guadalix su mente permanece en un estado de latencia en un mundo de fantasía perpetua, en un mundo paralelo que sólo percibe ella. No hay más que ver un rato el 24 horas y te das cuenta de su capacidad inventiva, narrando sucesos totalmente opuestos a los que el espectador ha tenido acceso hace tan sólo unos segundos pero que Raquel desvirtúa con una velocidad y facilidad pasmosa.

La última disputa que generó fue con Marta -una de los concursantes a los que tiene marcados como enemigos a batir-, fue vergonzosa hasta límites insospechados, teniendo que ser agarrada por Suso y, más tarde, por Amanda, obligándola a terminar pegando empujones a su amiga del alma ya que Raquel no atendía a razones e intentaba derribar cualquiera de los obstáculos que se interponían entre Marta y ella. Una actitud que deja bastante que desear y que ha sido muchísimo más criticada cuando ha venido de la mano de otros concursantes.

Pero, a pesar de que creo firmemente que en el momento que Raquel sea nominada volverá a desfilar rumbo a los estudios de Fuencarral, esa expulsión tendrá que esperar. Los que sí que se encuentran expuestos ante la opinión del público son Suso, Ricky, Marina y Amanda, tras haber sido Vera salvado al obtener un porcentaje bajísimo.

Sin duda alguna la batalla de porcentajes se encuentra entre las dos rubias. Marina me parece una concursante nefasta, si no fuera por su muñeco de plástico y sus conversaciones metiendo baza, esta chica no obtendría ni un solo plano de cámara. Es prescindible se mire por donde se mire y su ausencia no generaría ningún perjuicio al rumbo del juego.

Mientras tanto, Amanda se encuentra en la cuerda floja perdiendo el equilibrio por segundos. Sus `risa´ y `angustia´ como sucesores del `muero de amor´ de la pasada edición parecen haber tocado fondo en el espectador, y son muchos los que se han unido en su contra mediante votaciones en masa con las que pretenden dar un escarmiento a la de Málaga.

Porque su seguridad en sí misma ha sobrepasado los límites de la razón llegando creerse intocable y dando por hecho que siempre será la concursante con el menor número de votos. Y no hay nada mejor que creerse en las alturas para terminar de bruces en el suelo… Más aun cuando, con su expulsión, se conseguiría dar una guantada sin manos a Raquel, viendo como sus planes se caen como un castillo de naipes.

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