A pesar del elenco de peculiares personajes que fueron invitados a la boda de Víctor Janeiro y Beatriz Trapote, la parejita tuvo suerte y vio cómo su exclusiva en la revista Hola era publicada sin que nadie osara reventar la rentabilidad de su enlace.
Creyéndose en buena racha, me imagino que ambos habrán decidido seguir exprimiendo la vaca hasta que deje de dar leche, así pues, ¿por qué no deslumbrar al resto de los mortales con una segunda entrega y hacer de su luna de miel un viaje inolvidable a la vez que beneficioso para su cuenta bancaria?
¿El destino elegido por la pareja para disfrutar de sus primeros días de casados? Nueva York.
¿La revista encargada de inmortalizar sus aventuras por el país yanqui? Según era previsto y nos informan, de nuevo la revista Hola.
¿El atuendo escogido para dichas escenas? ¡Para qué complicarse! Ante la duda, qué mejor que optar por un look arreglado pero informal que, en el caso de la insigne periodista, parece haberse llevado a cabo al pie de la letra.
Como toque informal, unos pelos de recién levantada aderezados con un cintillo al más estilo bufanda de mercadillo enroscada en la cabeza que me da la sensación que tenía como fin hacer un merecido homenaje a su paso por Supervivientes y al nacimiento en Resistiré ¿vale? de su alter ego “Trepote”.
Pero Beatriz Trapote, para no quedarse estancada en un look tan de estar por casa, llegó a la conclusión de que no hay nada mejor que plantarse el mejor chaquetón de pieles que encontrara en su armario para conseguir tres objetivos en uno: dar un toque de glamour distraído, desviar la atención de esos pelos que parecen haber sido atacados por un mapache 5 minutos antes de la toma de fotos y, finalmente, lograr que los pobres animales que hayan “donado” su piel para cubrir la suya, definitivamente, se estén revolviendo en sus tumbas.
Víctor Janeiro, por su parte, optó por un estilo de lo más normal, eso sí, a excepción del espléndido gorro que adornaba el recipiente en el que residen sus neuronas, que bien podría haber sido prestado por alguno de los sin techo que vagan por la Quinta Avenida.
Pero hay que reconocerle el mérito, ya que con sólo un accesorio ha conseguido transmitir ese aire campechano del que tanto alardea, en el que sólo podemos echar en faltar un trozo de hierbajo colgando de su boca para terminar de rematar la faena.
De esta guisa, Trapote y Víctor se movían por Nueva York recreando a la perfección el espíritu de Paco Martínez Soria en “La ciudad no es para mí” mientras cada uno de sus movimientos era inmortalizado por el objetivo de un fotógrafo.
Pero lo que ninguno de ellos esperaba es que, por suerte y orgullo para el que os escribe estas líneas, y para desgracia de la ilustre pareja, los amigos de El Confesionario de Kiko se encuentran también al otro lado del charco.
Según me comentan, en cuanto detectaron que tenían españoles cerca explicaron que esas escenas formaban parte de su reportaje para Hola y que no querían fotografías -no remuneradas-, pero aun así, su intento por mantener intacta su exclusiva cayó en saco roto…
Lo único que lamento es que estas fotos no contengan sonido porque, ¿os imagináis a Víctor Janeiro chapurreando inglés con los neoyorquinos? ¡No tendría precio! Aunque teniendo en cuenta que, en su lengua natal, a veces ha sido necesaria la ayuda de subtítulos para descifrar la profundidad de sus palabras, me imagino que Trapote será quien lleve las riendas de su aventura en otro continente.
Me aventuro a que su conversación en esos momentos sería del tipo: “Mira churri, ¿qué es esto? ¿ronquillas del tamaño de la lista de mujeres que han acudido a un plató para decir que me pones los cuernos, o chorizos de Cantimpalo? Señor, ¿me dice a cuánto están? Por cierto, very important! I am a famous P-E-R-I-O-D-I-S-T-A”
Sin más, desear a los recién casados que sigan disfrutando de esos días de luna de miel y que no se les atraganten estas bonitas fotografías, que son sólo un aperitivo del reportaje que me imagino que pronto podremos ver publicado en los quioscos.
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