En nuestra memoria, el nombre de Jesús Mariñas siempre ha estado unido al mundo del corazón, especialmente, desde que el programa Tómbola hiciera desfilar a multitud de personajes famosos y de la actualidad del momento.
La entrevista que le realicé la semana pasada para la Revista Qué Me Dices! dio mucho de qué hablar -como viene siendo habitual-, sobre todo porque Mariñas, como nuevo colaborador de Sálvame, me da su opinión más sincera sobre el resto de sus compañeros, desvelando detalles inéditos y algo escabrosos sobre aquellos con los que ha coincidido en el pasado.
Declaraciones sin desperdicio de las que hoy podréis disfrutar al completo y que nos dejan titulares como:
“Lydia me cayó como el culo. Era muy chillona, iba siempre enseñando pierna. Mucho golpe de melena y mucho coqueteo con los mandamases del programa…”
“Matamoros no tiene gracia y no debería hacerse el gracioso. Era un tío tímido y apocado”
“Chelo y Parada hicieron un trio con el mismo tío con el que me acosté yo”
“Creo que Chelo está contratada para recibir y ella lo tiene asumido”
"Creo que la Jurado tenía un complejo psicológico de irrealizada sexualmente"
“Rosa me recomendó un novio que me dejó el cuerpo lleno de morados”
“Rocío Jurado maltrataba a Rosa Benito de palabra”
Mariñas, ¿cómo ha ido tu comienzo como colaborador de Sálvame?
Sorprendentemente bien, porque cuando te hablan de Sálvame, tocas madera. Pero yo he tenido la suerte de caer en gracia o de ser gracioso.
En La Noria definías al programa para el que ahora trabajas como “un nido de víboras”…
Sí, ¡incluso no estando yo! Me refiero más que nada a los componentes del equipo, cada uno con una personalidad definida que se ha ido improvisando. Es lo que se espera de un programa así.
¿Sálvame te recuerda al desaparecido Tómbola?
Sí, es un poco el aire desenvuelto, la caricatura permanente, la ironía que no cesa, el látigo que restalla de vez en cuando… Sálvame lo habéis creado entre todos, dándole una personalidad y un estilo que ha marcado época, como en sus tiempos lo hizo Tómbola.
Tómbola se convirtió en la primera parada de multitud de rostros hoy conocidos, ¿verdad?
Por supuesto, el periodismo del corazón surgió en Tómbola. Allí comenzaron todos a trincar, a ir a los platós, y nosotros a cobrar.
De repente nos encontrábamos con una Yola, Tuyupa, Malena, Padre Apeles, etc y nos preguntábamos “¿Esa quién es? Pues será alguna put*, ya lo veremos a lo largo del programa” y a Apeles le llamaríamos put*, cabr** u oportunista. ¡Todos empezaron ahí!
¿Guardas alguna anécdota de tus compañeros?
Coto Matamoros, Jimmy y Ferrando compartían camerino ¡y no se podía pasar porque era el Londres victoriano! La gente pasaba por los pasillos y decían, joder estos cómo se están poniendo…
¿Siempre quisiste dedicarte al periodismo?
Al principio quería ser actor. Salía con todos ellos y veía el brillo de las figuras, pero luego conocí las pensiones de los segundos actores –que visitaba por razones obvias-, y supe que eso no era para mí. Nunca he querido ser un segundón, así que olvidé lo de ser actor.
¿Crees que has sido, y eres, el azote de muchos famosos?
No, nunca lo he pretendido ni lo he buscado. Desde que empecé a dedicarme a esto, hace ya más de medio siglo, tuve claro que yo quería buscar el otro lado de la noticia.
¿Has recibido presión o amenazas por parte de los personajes?
Según tengo entendido el marido de Concha Marquez Piquer me persiguió una noche con intención de cascarme. He sufrido presiones indirectas de investigaciones de Hacienda y esas putadas que hace el poder sin dar la cara. Y también fui despedido tras 20 años de trabajo por decir que la esposa de Felipe González –cuando era el presidente del Gobierno- iba a eventos sin nadie de protocolo.
¿Te indemnizaron por ese despido fugaz?
No, Luis del Olmo se reunió conmigo para preguntarme cómo lo podíamos arreglar con dinero, pero yo le contesté que su tranquilidad de conciencia ni se pagaba ni se compraba.
¿Eres de los que se llevan el trabajo a casa?
No, yo acabo el trabajo y no me pongo a llorar ni a retorcerme la cabeza con Norma Duval ni con la Pantoja. ¡Anda y qué les vayan dando! Bastantes problemas tengo yo para preocuparme de los demás. Para mí es como una herramienta, los cojo, los uso y luego los suelto.
¿Has separado por completo tu vida personal de la profesional?
Sí, nunca se puede mezclar, o sea, aquello tan español de donde trabajes no cagues. Yo he preferido ir por libre y hacer mi guerra.
Jamás he comido con María Patiño, ni con Lydia… Salvo en casos excepcionales como Rocío Jurado, la Caballé o Lola Herrera, que somos amigos de toda la vida.
¿Existe algún personaje al que te niegues a entrevistar?
Ninguno. No hay que hacer lo que hicieron Lydia y Chelo en el Deluxe al que fue Jimmy. ¡Nunca hay que abandonar la garita y siempre hay que dar la cara! Estamos ahí para soportar, hay que estar siempre en la trinchera, aunque te escupan como me hizo a mí la Cantudo.
Comencemos con el universo Sálvame. Por el momento, ¿te has llevado alguna sorpresa con alguno de los colaboradores?
Para mí la sorpresa de Sálvame habéis sido Terelu Campos y tú.
Has trabajado durante muchos años con Mª Teresa Campos, ¿cómo es tu relación con la presentadora?
Hemos trabajado 20 años juntos. Teresa ha hecho la tele como nadie y con lo mejor, o con lo que ella creía lo mejor. Tenemos muy buen rollo, nos miramos y sabemos lo que queremos decir.
¿Qué opinión te merece Lydia Lozano como compañera?
Conmigo ha sido buena compañera en los platós. Antes de Tómbola, la conocía de otro programa al que iba de vez en cuando. En él, Lydia iba con una minifalda vaquera siempre enseñando mucho las piernas.
Era muy chillona, más que ahora, era como parte del público participando en el programa. Me cayó como el culo. Mucho golpe de melena, mucho coqueteo con los mandamases del programa…
¿Coqueteo o peloteo?
Coqueteo y peloteo, de todo. Bueno, dejémoslo en coqueteo…
La Karmele que te has encontrado en Sálvame ¿es muy distinta a la de Tómbola?
Espero sus salidas de pata de banco que son las que ha tenido siempre desde que la conozco. Pero me da igual, Karmele es el único ser de esta tierra que no me importa nada si dice blanco, negro, machote, gay, o como me dijo a mí concretamente “marica sidoso”.
Está como enganchada a un salvavidas, es la sensación que me da. En Tómbola era otro momento y quizás otra lucidez y otro estado sentimental…
¿Su estado sentimental? ¿Crees que puede tener miedo por lo que puedan decir?
Si tú estás enamorado te tiene que traer al pairo lo que digan de tu pareja o de ti. Pero creo que también la edad te produce ese temor ¿no?
También conoces a Chelo García Cortés desde su etapa con Parada, ¿esa pareja era de verdad?
Claro, los he visto conviviendo y enamoradísimos. ¡Pero a Parada no podía verlo! Tenía unos pelos largos en las piernas y en el culo que me daba un repelús qué no veas ¡era como un Yeti! Pero luego nos hicimos muy amigos, incluso más que de Chelo.
Jimmy decía de Chelo García Cortés que “tía que había entrevistado, tía que se había comido de arriba abajo”. ¿Estás de acuerdo?
No creo yo que Jimmy tenga elementos de juicio para sentenciar eso. Yo he conocido a Chelo relaciones largas, fuertes, intensas y duras, pero no con gente famosa. Bueno, y algún trio también…
¡¿Un trio?!
Sí, resulta que sin saberlo nos acostamos con el mismo tío, Parada y Chelo por un lado, y yo por otro. Era un actor, pero no una figura. Él mismo me lo comentó y luego se lo pregunté a Parada o a Chelo.
¿Cuál es tu opinión sobre Kiko Matamoros?
Es una oveja con piel de lobo. Lo rascas y toda esa maldad no existe, lo que pasa es que juega a eso y como es tan alto y tan ancho, pues impone. Explota esa cosa de ogro de cuento de hadas, pero el Kiko que yo conocí, y que tanto le cabrea que se lo recuerde, era un tío discreto, tímido y apocado.
Para mí da demasiados paseos, pero lo hace para reafirmar lo que a lo mejor no puede sostener con palabras.
También conociste a su hermano Coto, ¿verdad?
Sí, Coto siempre ha sido un jeta, Kiko no. El único que hablaba era Coto, el que llevaba la voz cantante, y todos aplaudíamos, porque Coto tiene gracia, al contrario que Kiko, que no la tiene y no tendría que hacerse el gracioso.
¿Y sobre Mila Ximénez?
La conozco desde la Cope con Encarna y desde Manolo Santana. Siempre tuvimos buen feeling y me parece que es una luchadora contracorriente, una madre coraje, y la verdad es que me divierte mucho cómo lo hace y cómo lo vende, como me pasa contigo.
Ser televisivo se tiene o no se tiene, no se aprende. Lo único que puedes hacer es potenciarlo con el ejercicio del programa de cada día, pero si no eres showman, vete a la mierda.
Ahora que has estado con ella trabajando, ¿te crees a Rosa Benito?
Yo a Rosa la quiero mucho, hemos sido muy cómplices, ella incluso me recomendaba novios, me decía ese peluquero de pelo rizado es un chico estupendo que te va a alegrar la vida. Y bueno, lo que me alegró fue que me dejó el cuerpo lleno de morados…
Pero Rosa, Juan de la Rosa y yo teníamos mucha coña porque el entorno de Rocío era terrorífico, sobre todo si tú no eras del contorno, o sea, si no eras del mamoneo.
Has llegado a decir que Amador era un chorizo…
Cuando yo digo las cosas, al principio son todas mentiras e invenciones ¡y luego resulta que son todas verdad!
Hace poco salió un mensaje de Amador en el que hablaba de quitarse la vida y Rosa decía que lo había contado en confianza ¿crees que lo hace por ingenuidad?
Tú lo contaste como es tu obligación, y ella lo hace para que siga la verbena. Rosa está encantada.
¿Cómo era la relación de Rocío Jurado con Rosa Benito?
Yo le decía a Rosa que tenía que estar hasta el coño de ponerle rulos. ¡Tú es que no sabes el maltrato de Rocío a Rosa!
¿Maltrato?
Sí, de palabra.
Vamos, que Rocío tenía mucho genio ¿no?
Como todas estas, son grandes porque tienen mala leche. Pero yo creo que Rocío además tenía un complejo psicológico de irrealizada sexualmente…
Pero en la última etapa llegó José Ortega Cano…
Sí, a tapar un hueco ¿no? ¿Qué hueco? Ya me explicarás…
¿Te ves sellando la paz con Belén Esteban?
¡Pero si a mí Belén me cae de puta madre! La conocí antes que todos vosotros, cuando hacía los montajes con Cristina Blanco y supuestamente estaba enamorada de su hijo, Miguel Ángel Muñoz, que era menor de edad. Yo eso lo he vivido dos veranos en Marbella.
Belén hace y vende su papel, lo que pasa es que a mí me parece inadmisible que Belén se siente y la veas así. Tú estás en casa y piensas ¿pero esta de qué va?
Pero Belén tiene asumido que es personaje, y lo que no da por un lado, lo da por el otro.
Jorge es muy personaje y suda el programa cada día. Además, lo mejor de tu obra es la que has hecho hace un momento, no lo que hiciste hace años. Tú has podido hacer la carretera, pero si en el día a día no funcionas, te vas a la mierda.
Pero yo supongo que cuando reaparezca, que dicen que será por Septiembre, habrá tenido un lavado de cerebro y que verá las cosas de otra manera. Pero a mí me da lo mismo lo que haga Belén, es su problema. Lo que no me parece bien es que uno se duerma mientras los demás se dejan la vida en el plató.
Pero no por parte de Belén, sino por parte de todos, ¿no? Porque quizás hay muchos que van a merendar…
Yo no lo sé. A mí me gustaría estar más impuesto en el programa, lo que pasa es que yo voy tanteando y sobrevolando porque ese es terreno abonado. Es vuestro cortijo, y un extraño no puede, o no debe, venir a perturbar lo que ya está establecido y con raíces.
De todos los que han venido de DEC a Sálvame, entre los que te encuentras, ¿quién crees que va a cuajar en el programa y quién no?
Yo creo que los que tienen menos posibilidades quizás son Gustavo y Gema. Él tiene mucha información, pero la vende muy mal. Y a Gema le ocurre justo lo contrario.
¿Y a Chelo la ves? Si no habla mucho…
Joder ¡es un pandote! ¿Qué más quieres? Yo creo que la han contratado para recibir, y ella ya lo ha asumido y vosotros también. Y yo toco madera porque algún día me tocará…
¡Pero si a ti te tienen en una silla aparte del resto de colaboradores!
Lo de la silla es un cachondeo. El apartarte del grupo ya es decirte, eres distinto.
¿No te sientes más respetado por eso?
¡Para nada! Tengo el mismo cangelo que si estuviera con vosotros. Si yo el primer día quise arrimar la silla al lado que me toca, pero como estaba Karmele preferí estar solo ahí en mitad del ruedo. Pero nunca hay que hacer diferencias, ya te separará el roce, las circunstancias, los choques y los enfrentamientos…
Mariñas, gracias por tus confesiones. Una vez más, agradecer a Luis Miguel González las excelentes fotografías que acompañan a esta entrevista.
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