¡Os invito a la boda del año!
No encuentro mejor manera de terminar está feliz semana de regreso a este Confesionario que compartiendo con todos vosotros la ilusión que me embarga 24 horas antes de la nueva boda que celebraremos este sábado en el Templo del Amor de Sálvame.
Podría invitaros a que formarais parte de ese gran momento asegurándoos que el sábado a partir de las 16:00 horas veréis una boda convencional de esas que tanto nos gusta pararnos a mirar cuando de manera fortuita nos las encontramos en cualquiera de nuestras ciudades. Pero lo siento, eso sería mentiros…
En esta ocasión no seremos espectadores de la típica historia que puede tener de protagonista a cualquier vecino nuestro. No se trata del caso convencional de chica conoce a chico, deciden ahorrar, casarse y celebrar una boda con sus amigos y familiares dejándose llevar por la tradición, por los beneficios legales o por la esperanza de recaudar algo con ello.
¡Se trata de muchísimo más que eso! Mañana tendré el gran honor de oficiar el enlace de dos personas que han luchado contra viento y marea para que su relación fuera forjando día a día los cimientos necesarios para cumplir todos aquellos requisitos fundamentales que no constan en ningún contrato ni curso prematrimonial, pero que son indispensables para que la ceremonia que lleve a cabo el culmen de su muestra de amor tenga el mayor valor que uno pudiera esperar.
Una pareja que se quiere con todas sus fuerzas, que se profesa cariño y admiración con todos sus sentidos, que se esfuerza día a día por mantener viva la llama del amor cuidando cada uno de los detalles, que lucha unida para afrontar las numerosas trabas que se van encontrando por el camino. En definitiva, una pareja humilde y sin pretensiones que tiene como mayor deseo e ilusión poder pasar el resto de sus días disfrutando de la compañía del otro.
Matrimonios y parejas asentadas conocemos muchas, nos rodean allá donde vamos o incluso formamos parte de una de ellas. Pero, ¿cuántas podrías definir con cada una de estas palabras?
Esa es la principal razón que me ha impulsado a presentaros más a fondo a María y Antonio, protagonistas de Las Bodas de Sálvame de esta semana y que pese a no ser perfectos, después de tratar personalmente con ellos, os aseguro que como pareja son el ejemplo a seguir para muchos, y la envidia para otros tantos.
Antonio es un chico de 29 años de Sabiote, un pueblo de Jaén de 4.000 habitantes, y como albañil en paro ha sido de los primeros en probar en sus propias carnes la crisis que azota a nuestro país.
Es el menor de tres hermanos y sus padres –que son muy mayores- siempre le han inculcado la necesidad de ser autosuficiente y de valerse por sí mismo.
Con una gracia natural que se gana la simpatía de cualquiera, Antonio es un chico muy confiado al que le cuesta expresar sus sentimientos, quizás por las traiciones que ha ido sufriendo por diferentes personas a lo largo de su vida.
Mientras, María es una chica de 27 años de Torreperogil, un pueblo de Jaén a solo 4 kms del de Antonio, localidades rivales enfrentadas a lo largo de los años.
Una administrativa en paro muy divertida, familiar y natural. Una romántica en toda regla de lágrima fácil cuyo sueño es casarse de blanco con Antonio, por el que no duda en admitir que moriría.
María y Antonio se conocen desde hace 10 años, pero hace 3, sus vidas se volvieron inseparables. Admiten conformarse con poder llenar el frigorífico, y es que se mantienen con tan sólo 350 euros al mes y conviven en una casa vieja de los padres de María, que Antonio se encargó en pintar y acondicionar con muebles viejos.
Intentaron quedarse embarazados hace un año, pero no consiguieron llevar a cabo su ilusión, y dada su ajustada situación económica no les ha quedado más remedio que posponer sus ansias de ser padres.
Y es que su economía se reduce a hacer los máximos malabarismos posibles para conseguir llegar a fin de mes, tarea ardua y difícil que no llevarían a cabo sin el apoyo y ayuda de los padres de ella.
Su día a día se limita a estar encerrados en casa a excepción de sus paseos por el pueblo y las visitas que realizan a sus familiares. No tienen dinero suficiente para permitirse salir a cenar o a tomar una copa y han pasado toda su vida prácticamente aislados en sus pueblos, ¡tanto que Antonio no ha montado nunca en un avión!
¿Su viaje más memorable? Pasar un fin de semana en un apartamento de Almería que pertenece a un familiar.
Como podéis comprobar se trata de una joven y humilde pareja que lucha por sobrevivir en tiempos de crisis con muy pocos recursos, sin ambición ni grandes pretensiones, y con unos sueños más que comprensibles, poder tener algún día una casa propia, lograr una estabilidad económica y ser capaces de formar una familia.
Una historia de amor que pese a no asemejarse ni por asomo a la idea que tenemos en nuestra cabeza de una situación idílica, os aseguro que el día que sea padre será una de las historias que elegiré para compartir mis hijos, ya que no cuenta con unos personajes que representen los estereotipos románticos de los cuentos de finales felices, pero ambos me han demostrado que cuando existe amor verdadero, del que te deja sin aliento, del que te impulsa a afrontar cualquier barrera que te ponga el destino, no existe nada ni nadie que logre enturbiar esa bonita estampa.
Así pues, os reconozco que me encuentro muy emocionado por poder formar parte del gran momento que María y Antonio vivirán mañana en Las Bodas de Sálvame, en el que podrán realizar su sueño de casarse de la manera que nunca podrían sin la ayuda del programa, y que tanto se merecen.
Por lo que, mientras ultimamos los preparativos de la boda, os invito a que mañana a partir de las 16:00 horas asistáis desde vuestras casas a esta bonita historia que os aseguro que no os dejará indiferente. ¡Os espero!
Para cualquier información de interés sobre los temas que tratamos, podéis dirigiros al siguiente correo: info@kikohernandez.es