El “gay, muy gay…” y el parásito interesado

Sin duda alguna, la salida de la casa de Dámaso me dejó muchísimo más impactado que su salida del armario.

Su espectáculo en plató fue bochornoso, me encontré con un personajillo que era una mezcla extraña entre Chiquito de la Calzada y Doña Rogelia, haciendo alarde de querer ser cada día más amanerado, sacando una pluma exagerada hasta límites insospechados, confesando su pavor a quedarse sin maquillaje, mientras que hacía declaraciones primitivas que para mi opinión, echaban por tierra a todo el colectivo.

Porque en estos tiempos enlazar el hecho de ser homosexual con tener que pintarse como una puerta, tener que poner morritos de besugo a cada silencio que haces entre frase y frase, y de repente dar por hecho que porque seas gay te gusta hacer las labores del hogar… me parece un insulto en toda regla.

Insulto a un colectivo que gracias a dios, a día de hoy se encuentra totalmente normalizado en nuestra sociedad, y que quiero pensar, que únicamente cuatro retrógrados que queden sobre la faz de la tierra, enlazaran la idea de ser gay con ser una locaza en potencia o tener que tomar actitudes de mujer.

Y un insulto hacia las mujeres tras que este exseminarista coplero diera por hecho que sus compañeros podrían percatarse de su condición sexual porque le guste cocinar o planchar.

¿Cuántas mujeres odian hacer las labores del hogar? ¿Cuántos hombres hoy en día se dedican a hacer la casa mientras sus mujeres trabajan? ¡Qué no estamos en los tiempos de Franco!

¿Estamos locos o qué? ¿Ahora aplaudimos que un niñato recién salido del armario eche por tierra a cañonazos la realidad de que ser un chico gay se diferencia de uno heterosexual únicamente por el sexo de la persona a quien decida amar o compartir su alcoba?

Porque personalmente me resulta igual de absurdo aquel que anda de machote por la vida dándose golpes en el pecho para demostrar ser el alfa de la manada, que aquel que ser convierte en extremadamente amanerado de un día para otro por creer que así reafirma ser gay…

¿No os parecen innecesarios esos espectáculos de cara a la galería?

Porque actitudes de ese tipo y estar durante hora y media de programa hablando única y exclusivamente de que este toledano sea homosexual, sólo consiguen que la gente se quede con la impresión contraria a lo que no pararon de repetir “¡es lo más normal!”

Me parece tremendo… tiene la misma lógica que dedicar un programa entero hablando del piercing de Marcelo o del tinte moreno de Laura.

Pero me quedo con la frase de Dámaso: “Cuando vi a Yago en la ducha, vi un micro” ¡Pues hijo, haber cantado! ¿No eres coplero?

Querido Dámaso, exseminarista-coplero-gay, como tu comportamiento en la gala de tu expulsión y en “El Debate” de anoche sean la línea que te has marcado para tu futuro ¡qué dios nos pille confesados!

Por otro lado, centrándonos en los que aún permanecen dentro de la casa de Guadalix, como ya sabéis, esta semana se decidirá quienes son los finalistas de esta duodécima edición.

Los nominados son: Marta, Laura y Marcelo; y espero que este último sea el elegido para quedarse con el tan odiado “cuarto puesto”, para ver la cara que se le queda al Malaguita quedándose a las puertas de la final y teniendo que hacer frente al paripé que ha hecho con Laura.

Porque aunque muchos quieran ver un ápice de enamoramiento con la de Parla, yo sólo veo a un parásito interesado y desagradecido que ha utilizado a Laura como un simple desahogo, como su contenedor de semen, y como un trampolín a la final.

Ya que Marcelo ha demostrado ser un niñato que cambia todo por nada, una relación (aunque fuera, claramente sin futuro) con una chica que lo da todo por él, por un premio que no se va a llevar, y por una falsa amistad con Yago, el cual sólo le calienta la cabeza para conseguir el botín sin importarle los cadáveres que deje por el camino, porque su objetivo es claro y conciso, desequilibrar y encabronar a todos sus compañeros, mientras hace alarde de una falsa moral con Laura diciendo que no querría que su hermana o su hija se hubiera comportado así dentro de la casa, ¿este chico se cree que hemos olvidado de su pasado junto a Yola Berrocal?

Y aunque “el Malaguita” cambiaría a su novia por el maletín, no me extrañaría que su novia con el maletín dieran como resultado el repentino amor, o mejor dicho ¡el puro interés!

Así que seguidores de Gran Hermano, echemos de Guadalix a ese bulto sospechoso llamado Marcelo, que para lo único que ha servido es para hacer disfrutar a Laura enamorándose de un niñato de 20 años que sólo es capaz de darle una historia de amor falsa e interesada.

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