El frío manoseo de espaldas entre Alain y Meri
Esta madrugada sucedía lo impensable: ¡Meri y Alain pasaban a mayores bajo las sábanas protagonizando y frío y corto edredoning!
Al finalizar la fiesta, Meri se fue a acostar mientras sus compañeros ya se encontraban dormidos. Tras quitarse el sujetador a los pies de la cama de Alain, Meri se metió en su cama y, mientras se quitaba los pendientes, el francés se giraba saludando con la mano a su compañera y estirando un brazo como invitación a un abrazo que no tardó en llegar y que dio paso a varios minutos de conversación en susurros.
Pero, cuando creíamos que la noche había tocado a su fin, varios sonidos y movimientos en la cama de Alain llamaron nuestra atención. El francés se encontraba de espaldas a Meri, acostado de lado, con antifaz puesto y con una almohada tapando su cara, pero el edredón empezó a cobrar vida propia.
Poco pudimos ver, pero los movimientos rítmicos que se intuían en el brazo de Mari y en la zona baja de Alain dejaban poco a la imaginación. Eso sí, el francés no cambiaba de posición.
Aunque, para sorpresa de todos, poquísimos minutos después Meri salía de la habitación y se hinchaba a llorar con Bea, a quien relataba de la siguiente manera lo que había sucedido bajo las sábanas y el mar sabor de boca con el que se había quedado tras su fugaz edredoning:
Meri: “Te juro que ha sido verte levantarte y he dicho `Dios mío, menos mal, menos mal, menos mal…´ Estaba él todo el rato (dándome en el hombro). Yo me giraba y decía “¿Qué?” y dice “¿Estás bien? No te ralles”. Pensaba que al menos como amigo o como algo le importaba un mínimo, tía. Pensaba que en esta casa era el que más aprecio tenía. Pensaba que era una buena persona… Tía, Alan, es buena persona”
Bea: “No creo que lo haya hecho con maldad pero sí con egoísmo. Ha mirado por él, no por los dos. Ha mirado en plan, bueno voy a probar a ver si realmente puedo llegar a sentir algo cuando la beso, pero no ha pensado en lo que te podía hacer sentir a ti si te besaba. ¿Entiendes lo que te quiero decir?”
Meri: “Ya, que la cosa no se trata de besar. Que ha ido a más, encima. ¿Sabes? Ha ido a más. Encima él tiene 38 y yo 20. No quiero parecer una cría de esto. Mi familia me va a matar. Tía, qué puta vergüenza…”
Bea: “Que no te van a decir nada”
Meri: “Tía, que les estoy haciendo pasar una vergüenza ajena. Yo no sé cómo voy a salir. No quiero. No puedo ni mirar a la cara a nadie”
Bea: “Que sí Meri. Van a entenderlo. A lo mejor al que no entienden es a él. No sé cómo es tu familia, pero eres su hija y van a entender todo. Que estamos aquí encerrados. Van a entender que eres persona que tienes sentimientos y que hay veces en la vida en que te dejas llevar”
Meri: “Encima después de todo me dice `No te quiero hacer daño´. O sea, ¿hola”
Bea: “Madre mía”
Meri: “Si tú hubieras vivido por un minuto mi situación, te hubieses quedado… Yo cada vez me estaba quedando más en shock. Me he levantado, me he dado una vuelta, he bebido agua y me he vuelto a acostar porque tía, yo no podía dormirme. Yo no podía Bea. Encima él tan tranquilo durmiendo como si nada
Bea: “¿Se ha dormido?”
Meri: “Sí, se ha quedado así dormido tan tranquilo. Y yo no podía dormir. Por favor esto no se lo cuentes a nadie. Ni a Rodri ni a nadie. Por favor Bea”
Bea: “No”
Meri: “Tía, tú sabes mi situación por un minuto, sólo por un puto minuto. Siento una vergüenza ajena tan extrema. Tan extrema…”
Bea: “Pero es que pienso que tú no tienes que avergonzarte. Tú precisamente en este tema no tienes que avergonzarte por el hecho de que tú sí que te estás dejando llevar por el corazón, que es lo más bonito que hay. Aprenderás a no fiarte ni de los buenos ni de los malos. Déjate llevar ahora por el despecho para que no te duela, para que te sea más fácil. No mires la parte negativa de esto. Mira lo positivo. Ha pasado, no ha seguido pasando porque algo mejor va a venir. Míralo así. Que nadie te haga sentir mal nunca Meri. Sabes lo que vales”
Meri: “No puedo, tía. No puedo con esto. Tía, en mi vida me ha sucedido esto, Bea. Te lo juro por mi vida entera”
Bea: “Llora por quién lo merece”
Meri: “Encima le he estado explicando que estos días he estado súper agobiada. Hemos estado hablando un montón ahí, y súper bien. Sabes todo lo que te he dicho. ¿Y me haces esto, que es el colmo ya? Le he dicho que el otro día me dio un ataque de ansiedad en el confe y que lo estoy pasando súper mal. ¿Y me haces esto?
Bea: “Espero que te dé alguna explicación mañana, si no acabará de demostrar…”
Meri: “¿Pero qué explicación? Si todo el rato estaba rallado de que no lo vise nadie, de que nadie se enterase… Me siento patética (…) ¿Me haces esto y te quedas tan pancho?”
Está claro que Meri esperaba de ese manoseo mucho más de lo que recibió. Seguramente, en más de un sentido. Por su parte, imagino que Alain guardará el recuerdo de esa noche como una simple anécdota. Y viendo la cara con la que amanecía el francés, me temo que se arrepiente profundamente de haberse convertido en el protagonista del edredoning más frío de toda la historia del reality.
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