Como ya os informaba hace unos instantes desde Sálvame Diario, a sólo un día del pistoletazo de salida de la nueva edición de Gran Hemano, ¡ya tenemos el primer bombazo!
Juan Antonio Molina, el cura motero concursante de Gh 12+1, del que hoy os muestro las siguientes fotografías en exclusiva de su estancia en Paraguay como misionero, ha sido suspendido de sacerdote debido a su participación en el reality, tal y como nos informaba infocatolica.com.
El superior general de los Misioneros del Sagrado Corazón, orden a la que pertenece el gran hermano, según el documento que os muestro a continuación, ha declarado que la suspensión de Juan Antonio se ha realizado tras haber hecho caso omiso a sus superiores.
Juan Antonio fue advertido de los efectos negativos que podría tener su participación en Gran Hermano, para su congregación y para la Iglesia, y que si seguía adelante con su intención de participar en el reality, las consecuencias tomarían forma.
Pero nuestro cura motero, debió sopesar los pros y los contras, y definitivamente su balanza se inclinó hacia el reality más famoso de nuestro país, aun sabiendo a ciencia cierta que si seguía adelante le quedaría terminantemente prohibido administrar cualquier tipo de sacramento, celebrar la Eucaristía, confesar y predicar.
Esta sanción ha empezado a tener efecto desde el mismo momento que Juan Manuel entró en la casa de Gran Hermano, por lo que ya podemos entender un poco mejor la reacción que Juan Antonio tuvo anoche cuando Mercedes Milá se dirigió a él llamándole “Pater” mientras a este le faltaba silbar poniendo cara de póker.
Una amiga de Juan Antonio ha tenido a bien ponerse en contacto conmigo y transmitirme que tanto él como su familia estaban al corriente de las consecuencias que Gh tendría en su profesión, pero que esta pena tendrá validez únicamente durante su estancia en la casa, por lo que Juan Antonio sigue siendo cura.
Ahora más que nunca también podemos entender por qué la madre de Juan Antonio se encontraba tan angustiada ante la entrada de su hijo en el reality, confesando que había estado durante meses poniendo velas y rezando para que finalmente no fuera seleccionado.
Sin duda alguna la decisión de Juan Antonio y la actitud que tuvo con las féminas de la casa nada más empezar el reality deja muchos frentes abiertos, y yo me pregunto…
¿Hasta qué punto le compensa a un sacerdote de 40 años echar su profesión, sus creencias y su modo de vida al traste por entrar en Gran Hermano? ¿Qué intenta demostrarnos? ¿Entre Dios y Gh, el reality gana la batalla para Juan Antonio?
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