Destronemos a Nagore y coronemos a Lucía

telecinco.es 13/10/2014 16:33

Llevamos 15 ediciones de reality a nuestras espaldas y hay que dejar paso a las nuevas generaciones y dar a cada uno su merecido lugar en el ranking de Gran Hermano.

Los porcentajes desvelados anoche durante El Debate nos mostraron que el mueble de Ikea-Jonathan acumula un 12,21% de los votos de la audiencia para su expulsión. Seguido de los porcentajes ciegos 12,28% y 75,51%.

Sin duda alguna, el dato aplastante que a cuatro días de la tercera expulsión de Gran Hermano 15 ya tendría un claro ganador pertenece por derecho a nuestra querida y adorada Lucía, quedando Omar en un alejado segundo plano con un porcentaje bastante similar al del primo con todas las letras.

No podría estar más de acuerdo con la opinión mayoritaria de la audiencia votante, tal y como os he ido comentando desde este espacio, pero me niego a conformarme con el simple hecho de ver desfilar a Lucía rumbo a los estudios de Telecinco como una expulsada más.

Al César lo que es del César, y Lucía se merece mucho más que eso. La de Carabanchel se ha empeñado en mostrarnos su buen corazón en cada uno de los actos que ha llevado a cabo desde su entrada en la casa, por lo que considero que es justo y necesario que hagamos historia en la lista de los malos malísimos de Gran Hermano.

Actualmente, Nagore Robles Gh11 sigue luciendo la corona de la concursante más odiada o menos querida por la audiencia gracias al 95% de los votos que recibió para su expulsión. Por su parte, Ángela Gh9 se encuentra en segunda posición del pódium con un 92,69% de los votos, y por último, Nicky Gh6 con un 88,2%.

El tiempo da una perspectiva distinta a las cosas pero, echando la vista atrás, creo que Gran Hermano 15 ha creado a “un monstruo” que deja a la altura del betún a los que, en su momento, nos parecieron los villanos de su edición.

Porque, los seguidores de Gh aún recordamos la mala leche que gastaban estos tres concursantes y las polémicas discusiones que protagonizaron con sus compañeros. Pero, ¿acaso es comparable a la maldad que destila Lucía desde el minuto cero?

En anteriores posts he relatado las innumerables razones por las cuales no trago a esta concursante ni con calzador pero, aunque su comportamiento hubiera sido muchísimo más considerado, comentarios como los que Lucía vertió el viernes noche logran que siga siendo merecedora del tremendo asco que me provoca.

Gracias a los twitteros y al excelente trabajo de mis compañeros del 24 horas minuto a minuto pude comprobar nuevamente que esta chica no tiene límites, llegando incluso a formular la siguiente pregunta al hermanastro de su novio: "Alfredo, di la verdad, ¿A que la pegarían una paliza de la hostia tus amigas gitanas a la piba esta –refiriéndose a Paula-?"

Así pues, ¡considero de lo más conveniente que sigamos aumentando ese porcentaje de expulsión para Paula y hagamos posible su coronación como la nueva concursante más odiada de todas las ediciones por el público de Gran Hermano!

Porque, llegados a este punto, ni la sonada hora sin cámaras que ha sido pedida por Lucía y posteriormente concedida por la organización del programa, crea ninguna variación en mi visión sobre lo que está sucediendo en la casa.

Es de manual que muchos concursantes intentan utilizar ese medio para suscitar la atención del público e intentar ganarse el apoyo de las carpeteras sedientas de fotos que pegar encima de su cama, pero por mucho que Lucía pretenda vendernos esta petición como una señal de su historia de amor, su hora sin cámaras posee romanticismo cero, y desesperación en estado puro.

Por mucho que Lucía tenga totalmente dominado a Omar y maneje al de Carabanchel a su conveniencia, hemos podido comprobar que dicho dominio no es efectivo en el tercio inferior del muchacho.

Sus intentos de frungir han sido igual de patéticos que los de Yoli con Jonathan. Lucía ha pasado de rebozar el culo en el paquete de Omar a meterle mano sin anestesia mientras que le prometía hacer todo lo que él quisiera. Pero, aun así, Lucía se ha quedado igual que Rubia, balando, con cuernos, y sin macho que haga caso a sus plegarias.

Un quiero y no puedo que demuestra que Omar no es más que un chico abducido por una persona que conoce sus puntos débiles y hace uso de ellos para su propio beneficio. Pero aunque Lucía haya logrado someter su mente, su cuerpo va por otros derroteros.

Con Paula no le hizo falta ningún precalentamiento intensivo y fue él quien deseaba con todas sus fuerzas tener un momento de intimidad con ella, ¿y ahora asegura estar cansado para culminar con su novia con la que no ha estado en ese sentido desde hace un mes? Reseñable como poco…

Y es que, aunque el comportamiento y, sobre todo, su forma de expresarse, hayan hecho difícil que la audiencia coja cariño a este concursante, Omar me da pena. Creo que este chico ha pasado mucho en su vida y se ha creado un personaje con el que ha pretendido hacerse el duro y salir adelante. Y, durante ese proceso, ha tenido la mala suerte de apoyarse y dar poder en su vida a una persona tóxica que consigue sacar lo peor de él.

Cambiando de pareja, Yoli y Jonathan parecen haber protagonizado un fugaz magreo en el almacén de la casa, hecho que provocó las lágrimas del primo nada más salir al encuentro de sus compañeros. Una historia que me hace recordar a la sucedida en Gran Hermano 2 con Ángel y Sabrina Mai aderezada con el entusiasmo y salero que tenía Juan Carlos Gh14 junto a Raky. En definitiva, un sieso incapaz de destacar más que el mobiliario de la casa.

Mientras, Shaima anoche nos deleitaba con una más de las incongruencias a las que nos tiene acostumbrados. Tras ganar la prueba propuesta en El Debate, los habitantes de la casa pudieron disfrutar de un festín de tartas durante 90 segundos. Fue curioso ver que la concursante de El Príncipe, que en las pruebas físicas aseguraba no poder estar a la altura de sus compañeros debido a su diabetes, anoche decidiera pasársela por el mismísimo velo para engullir como un cerdo y a dos carrillos la máxima cantidad de carbohidratos que fueran físicamente posibles.

Y, como nota final a pocas horas de que la hora sin cámaras de Omar y Lucía tenga lugar, me gustaría hacer una petición personal. ¿Existe la posibilidad de que Paula entre en acción en dicha velada vestida de hawaiana para hacer las veces de camarera –tal y como hizo la canaria en Gh12+1 con Hugo y María- y sea el detonante de un nuevo momentazo de este triángulo amoroso antes de que echemos a Lucía de la casa?

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