La vida en pareja según Sergio podría definirse en unos cuantos mandamientos que la susodicha debe seguir a rajatabla:
Primero, no trabajes fuera de casa mientras yo me lo pueda permitir, porque me gusta llegar a casa, tener la comida caliente y a mi mujer esperándome–aunque dicen que trabajando fuera una mujer se siente más realizada-.
Segundo, nunca vistas de manera provocativa, me gustan tapadas. Tras años de lucha interna, he terminado aceptando los escotes, pero de transparencias no quiero ni oír hablar.
Tercero, no te dejes llevar por las habladurías de los psicólogos ni de la gente que te rodea. Lo de ser uno mismo es una completa absurdez, porque lo que en realidad siempre te hará sentir mejor es hacer lo que yo te diga.
Cuarto, no oses contrariarme y ten siempre muy presente lo mucho que he hecho por ti durante toda tu vida, o me veré obligado a recordártelo cada 5 minutos mientras intento devolverte al buen camino a base de terapia de choque.
En fin, estas 4 normas se resumen en que la mujer que decida compartir su vida con el experto en “el toque andaluz” debe tener más que claro que su día a día girará en torno a “por y para Sergio”, y que estos mandamientos son inamovibles ya sea, domingo, reality de televisión o fiesta de guardar.
Imponer su ley moral por encima de los intereses de Sindi y haber sumergido a la joven en un mar de lágrimas desde su entrada en la casa fueron razones de peso para que la audiencia, tras un reñido porcentaje, decidiera que Sergio debía volverse para su casa.
Y lógicamente apoyo esta decisión, ya que desde el principio me pareció un error por su parte querer hacerse protagonista de esta historia entrando en el juego, y su actitud y comportamiento con Sindi han dejado muchísimo que desear, reprimiendo a la concursante que más momentos divertidos protagonizaba dentro de esa casa.
¡Pero de ahí a tachar a Sergio de maltratador hay un largo camino!
Y más teniendo en cuenta que la organización del programa y el gran equipo de psicólogos que forman parte de Gh, velan en todo momento por el bienestar de los concursantes, y nunca habrían permitido que ninguno de ellos fuera sometido a ningún tipo de maltrato.
Entiendo que el discurso de Sergio nos resulta retrógrado y machista, pero no acierto a comprender cómo podemos por un lado pedir que le tiren piedras por este motivo, mientras reímos las gracias y votamos para que vuelva a entrar a la casa un tipo cuyo video de presentación es lo más machista y homófobo que habíamos escuchado en mucho tiempo.
¡No podemos aplaudir y censurar por la misma actitud dependiendo de la vara de medir que utilicemos en ese momento!
Y menos aún centrarnos en un ridículo tanga rojo como si fuera el nuevo símbolo de la liberación de la mujer, porque que Sergio montara en cólera por ese motivo me parece, en todo caso, el menor de sus pecados…
¿Quiénes somos nosotros para aprobar o censurar los pactos dentro de la pareja a los que Sergio y Sindi hayan llegado después de 5 años?
¿Qué pasa si Sergio no ve con buenos ojos que su novia vaya enseñando la ropa interior o que de la noche a la mañana empiece de defender algo que posiblemente hacía que se echara las manos a la cabeza?
¿Quiénes somos nosotros para decidir si lo pactado entre dos personas está bien o mal?
Posiblemente Sergio durante estos 5 años de relación haya expresado por activa y por pasiva el tipo de cosas que no está dispuesto a aguantar en una pareja, y me imagino que Sindi estaría de acuerdo con ese tipo de opiniones cuando llevan tantos años juntos.
Por lo que entiendo que para Sergio o para cualquiera tiene que resultar realmente chocante que de la noche a la mañana tu pareja cambie de comportamiento y empiece a actuar según aquello que tanto criticaba.
Para Sergio pueden ser los tangas rojos, al igual que para otras personas sería inaceptable que su pareja se paseara en público con chanclas y calcetines tachándole del anti morbo personificado, o que vistiera de amarillo en ocasiones especiales pasando por alto la mala fama de este color…
Da igual el caso al que nos refiramos, dentro de una pareja sólo vale la opinión de ambos sobre si lo pactado tiene o no sentido en esa relación.
Y claro está que un día cualquiera puedes levantarte de la cama y haber cambiado radicalmente tu manera de pensar, y que aquello que antes te parecía perfecto ahora te parezca una tremenda estupidez… Pero de igual manera, la otra persona puede darse por ofendida y traicionada si considera que su parte del contrato no escrito la está cumpliendo conforme a lo acordado.
Por lo que no entiendo el por qué del revuelo acerca del tanga rojo cuando existen detalles más que suficientes para echar por tierra a este individuo que sacó a pasear sus mentiras incluso antes de entrar en esa casa, y que ha resultado ser un auténtico lobo con piel de cordero.
Ya veremos qué decide Sindi cuando salga de esa casa... Porque a final de cuentas, lo que opine su madre, su suegra, y el resto del público importa de bien poco, y no me extrañaría que después de haber condenado duramente el comportamiento que Sergio ha tenido con ella, fuera de esa casa, Sindi decidiera seguir con su vida de antes y volver al camino que tenía marcado junto a Sergio.
Mientras, con Sergio fuera de combate y con Cristian y María como repescados oficiales, toda la casa se encuentra emparejada por obligación durante 24 horas como consecuencia a la petición que Noemí hizo a la boca de los deseos.
Por el momento, Hugo y María parecen encantados con el castigo, que de nuevo, les ha dado la excusa perfecta para compartir alcoba. Tanto que hasta esta misma tarde seguían regalándose caricias exprimiendo al máximo las horas de prueba.
Y para terminar, no puedo dejar de aplaudir la insustituible presencia del bicampeón de Gran Hermano durante las galas.
¡Su discurso de anoche fue de los mejores que he escuchado en toda la historia del reality! Brillante, sólido y al grano.
Lógico que aunque la productora no solicite su presencia, sea el bicampeón quien pida poder asistir semana tras semana al plató aunque sea sentado entre el público, para así seguir apareciendo en una esquina del plano…
¿Algún día habrá gente que pague por ver su cara en la tele de casa?
Por último, quiero daros las gracias a todos aquellos que me acompañáis desde las redes sociales, entre las que ya sumamos un grupo de más de 350.000 seguidores.
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