Siempre se ha dicho que en el mundo existe gente con clase y clases de gente, pues bien, el universo Gran Hermano no iba a ser menos.
La semana pasada os demostraba mediante varias pruebas irrefutables cómo Igor Gh14 nos había vendido en los platós una historia para no dormir que distaba mucho de la realidad, y esta semana de nuevo los concursantes de la última edición de Gran Hermano vuelven a ser noticia.
¿Recordáis como hace algún tiempo varios colaboradores de televisión fuimos víctimas de un descerebrado que decidió verter por la red nuestros datos personales? Pues, al parecer, hay quien ha decidido seguir ese nefasto ejemplo para hacer de las suyas e intentar llamar la atención aunque sea a base de denuncias y reportes.
¿La víctima de esta jugarreta de mal gusto? Susana, ganadora de G14.
Los hechos se remontan a la madrugada del viernes al sábado, cuando una persona decidió filtrar el teléfono móvil (a excepción del último número) de la ganadora de la última edición de Gran Hermano acompañando a su hazaña las siguientes palabras: “Agradécele a tu fan que mañana todas las wallistas te den los buenos días!!”
Ante tal revuelo formado, Susana únicamente escribía en su Twitter: “Claros síntomas de infelicidad #cazada. Nadie va a publicar un número en mi nombre. Mi venganza no es esa”
Tras un gran número de mensajes de lo más desagradables, Susana Gh14 tendría buenas razones para acercarse a una comisaría y poner una denuncia por insultos, vejaciones y filtración de datos personales a través de una red social.
Polémica en Twitter que me recuerda a la cifra de 1.000 euros que el padre de Sonia Walls ha tenido que hacer frente tras su juicio con Belén Rodríguez. Bueno, eso en términos legales, ya que según este señor se encargó de publicar, un fiel wallista se ha ofrecido a pagar dicha cantidad económica al completo.
La verdad es que me encuentro ante un difícil dilema en el que no atino a decantarme hacia qué me asquea con mayor potencia, que haya gente que se pase las leyes por el mismísimo forro y actúe sin ningún miedo a las represalias, o que existan personas de la misma o peor catadura moral que apoyen e incluso se ofrezcan como cabeza de turco parar pagar por esos actos…
Y hablando del clan de los Walls. Hace unos días no podía dar crédito a lo que veían mis ojos tras ser testigo de cómo el hermano de Sonia se ofrecía a detallar cómo funciona el toma y daca de regalos de fans, y las posibles quedadas o videoconferencias privadas como contraprestaciones “desinteresadas” de la siguiente manera:
“Hay tantas categorías de fans como categorías de personas. Ahora mismo el tema de las cenas es `el trabajo´ de Sonia y Kristian y lo normal es cobrar por trabajar. Si hay propuestas interesantes con grupos de fans interesantes, estaremos encantados de estudiarlas”
Y es que el mundo de los bolos es un negocio demasiado terrenal para los amantes de Teruel que ahora, además de photocalls en discotecas y cenas con seguidores, han decidido abordar un nuevo sector, el de las capeas en el campo. ¡Ver para creer!
Está claro que con la aparición de los Walls en escena hay multitud de conceptos que han modificado por completo su significado inicial. ¿Ahora las cenas de María de Mora nos siguen pareciendo tan políticamente incorrectas, o habremos encontrado un nuevo término para denominar el hecho de intercambiar dinero o regalos a cambio de la compañía de la persona que deseas tener a tu vera aunque sea contabilizada por el minutero de tu reloj?
Mientras tanto, Kristian Gh14 ha decidido dar un nuevo rumbo a su vida haciendo notables cambios a su imagen –dejando brotar pelo por allá donde plazca- y a su profesión, intentando hacerse un hueco en el mundo de la música, en un estilo que soy incapaz de definir y con una profundidad en sus letras, y unas rimas complicadas donde las haya, que consiguen ponerte los pelos como escarpias:
Venta a sus seguidores de libros con fotos, de pulseritas de colores, de zapatillas y camisetas personalizadas, regalos tales como tablets, instrumental para la clínica dental, viajes, fin de semanas en casas rurales, cenas remuneradas, Iphones… Si es que el título de la canción de Kristian Gómez Gh14 lo dice todo “Sonríele a la vida”, una pura analogía al “¡dientes, dientes!” con el que Isabel Pantoja y Cachuli nos deleitaban en aquella época en su particular “dame pan y llámame tonto”.
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