El pasado domingo pudimos ver en El Debate de Gran Hermano cómo Paula rompía en lágrimas en el confesionario recordando a su familia. Según la hawaiana, echa mucho de menos a su padre y a su hermano y no entiende cómo puede extrañar tanto lo que nunca ha tenido ya que, al parecer, cada uno siempre ha ido por su lado.
De igual manera, esta noche los concursantes celebraron en Guadalix el cumpleaños de sus familiares, momento que Paula aprovechó para felicitar a sus amigas, a su padre y a su madre. A esta última, Paula envió el siguiente mensaje mientras soplaba una vela: “Y esta, por mi madre, que es la primera vez que la felicito después de 5 años”.
La hawaiana ha hablado en infinidad de ocasiones de la mala relación que ha mantenido durante años con su madre, llegando a estar 5 años sin hablarse. Al igual que he comentado en anteriores ocasiones las cuestionables declaraciones de Paula en las que confesaba ciertos comportamientos con los suyos más que reprobables.
Al contrario de lo que se esperaba, la familia de esta concursante no ha hecho ni una sola aparición en plató para aclarar estos escabrosos asuntos. Ni siquiera el hermano de Paula aceptaba la invitación de Jordi González en El Debate para que entrara por teléfono después de ver los llantos desconsolados de Paula acordándose de él.
Pero, aunque han mantenido su silencio en televisión, Borja -hermano de Paula- ha decidido utilizar las redes sociales para dar su opinión: “Siento defraudaros pero no voy a llamar. Estoy llorando de emoción, pero llamando no ayudo a mi hermana porque ella no me va a escuchar. Tengo otro modo de ayudar a mi hermana. Todo llegará en su debido momento. Mi madre y yo defendemos a Paula desde el corazón y las redes sociales pero somos anti plató”
Horas antes, el hermano de Paula colgaba en su perfil una fotografía en compañía de la hawaiana mientras expresaba sus sentimientos: “Tengo tantas ganas de abrazarla”.
Método similar al que utilizaba Laura -madre de Paula-, quien no ha dudado en aclarar por las redes sociales su ausencia en el plató de Gran Hermano: “No quiero salir en TV. Soy anónima y apoyo a mi hija desde casa. No voy a plató a defenderla porque Paula quería que fuera su amiga Aina, que además lo hace muy bien. Yo prefiero ver las galas desde casa. Mi hija sabe que tiene todo mi cariño y apoyo”
Hace pocas semanas, la madre de Paula enviaba una carta a su hija en la que intentaba transmitirle su apoyo pero, en esta ocasión, la madre de Paula ha querido utilizar el mismo medio para hacer público el siguiente comunicado oficial:
“Soy la madre de Paula González actual concursante de GH. Debo aclarar a los que están calumniando por las distintas redes sociales diciendo que yo soy o he sido una persona bipolar y que estuve ingresada en un centro para trastornos psíquicos que eso es absolutamente falso. También es falso que yo hubiera dado palizas a mi hija. Por favor, dejar de mentir que con esas acusaciones tan graves estáis haciendo mucho daño. Soy una madre normal como tantas otras, he trabajado toda mi vida en puestos de bastante responsabilidad y no voy a aguantar más que sigan haciendo esto tipo de acusaciones sin fundamento alguno.”
Que la familia de Paula haya optado por no acudir a ningún plató de televisión es una decisión respetable, pero considero que sus actos son del todo contradictorios.
En primer lugar, me parece bastante ridículo que esta señora haya lanzado un comunicado oficial para desmentir una serie de acusaciones y rumores de los que la inmensa mayoría de nosotros no hemos tenido conocimiento y que, sin embargo, no haya tenido ese mismo ímpetu para lanzar un comunicado oficial ante las tremendas declaraciones que la propia Paula ha hecho dentro de la casa.
Por otro lado, no consigo entender su forma de ver las cosas. ¿Tienen miedo a las cámaras? ¿Miedo a los colaboradores? ¿Miedo a tener que contestar ciertas preguntas? Porque está claro que por motivos de privacidad no es ya que podemos encontrar una extensa galería de imágenes y videos de ambos en la red en la que muestran sin ningún pudor su vida personal y familiar, y de manera totalmente pública, al alcance de cualquiera que ni siquiera conozcan.
Ambos son conocidos en la localidad onubense en la que residen ya que la madre de Paula posee junto a su marido un Beach Club de bastante renombre, al igual que la madre de Paula muestra en las redes la íntima amistad que le une a miembros de la familia Pareja- Obregón, por lo que ese “somos anti plató” pero no paramos de opinar por las redes, enviar cartas y comunicados oficiales y compartir videos y fotos personales, es algo a lo que no encuentro mucho sentido. O te expones o no te expones…
La ausencia en el video de presentación de estos supuestos dos grandes pilares en la vida de Paula se vio contrarrestada con la aparición de su padre mediante una videoconferencia desde Hawaii, quien asegura sentirse muy identificado con la forma de ser de su hija.
Pablo González, padre de Paula, abrió hace 17 años un exitoso negocio de zumos y batidos naturales en el que Paula estuvo trabajando durante los 4 años que permaneció allí, y que ha tenido tantísima repercusión que hasta la misma Ophra habló sobre él en su programa.
Paula asegura que debido la mala relación que ha tenido su con su madre, a pesar de la distancia -ya que este señor reside en Hawaii desde que Paula era un bebé- su padre siempre ha sido su máximo apoyo y que ha salido a él.
Ha llamado poderosamente mi atención encontrar un extenso artículo del periodista Magin Revillo dedicado por completo a la vida personal y profesional del padre de Paula, a quien describía de la siguiente manera poco antes de que Paula se marchara a vivir con él:
“Pablo González dice a sus 54 años haber madurado. Pablo oficia de anfitrión. Besa a una ex miss Hawai que celebra el haberse conocido cortoneando hoy su figura ante cientos de turistas capaces de llegar a pagar 700 dólares por una habitación doble que solo tiene garantizada las vistas al Pacífico. Pablo habla y no calla. Cuenta su particular aventura en una tierra que encontró al azar y siempre desde la necesidad. Pablo llegó a Oahu con su enésima mujer. Ella era una canadiense hawaiana que despistada se dejó querer en Barcelona. Llegaron juntos con una hija que ahora tiene nueve años. Pablo es un español argentino que además de soñar despierto es capaz de creer en los milagros. Es un hombre bueno.
Pablo dice una y otra vez que ha cambiado. Ahora en Oahu no mete mano en la caja. Vive con dos cheques que al mes le giran sus empresas. Tiene contable y abogado. Asalariados en un negocio que sacó adelante por cojones. Primero tuvo que poner en orden secretos ajenos.
Descubrir que equivocarse en los Estados Unidos es moneda que cambia de mano. Pablo dice que Lanikai Juice empezó facturando 200 dólares. Ni para pipas en un país en el que un seguro médico es cinco veces más caro. Pablo seguía soñando hasta ese día en el que se descubren las verdades del barquero. La caja era estrecha y dos a meter mano. La primera bancarrota se perdona, pero descubre que su amor hawaiano había tenido antes su amnistía particular y su cuento de la lechera. Pablo se cabrea. Pablo se separa y Pablo decide tirar por la calle del medio.
Pablo tiene fe y en los Estados Unidos/hasta en Hawai, donde todo el parecido con los Estados Unidos es simple coincidencia/ la fe mueve montañas. Los clientes de Lanikai tuvieron a Pablo en sus manos y en sus bolsillos. Esta vez los sueños pudieron ser realidad. Recaudó 23 mil dólares. Cambió el emplazamiento del negocio. Buscó alquilar la misma esquina donde siete negocios anteriores se habían ido a pique. Viajó hasta Valencia. Se trajo una exprimidora de garantía. Puso su dormitorio debajo de la máquina.
Se divorciaba cuando su exmujer le pedía la mitad del negocio que no quiso avalar. Trabajo de sol a sol, sin más crédito ni garantía que su trabajo. Hoy tiene 900 clientes diarios y una empresa que factura lo suficiente como para seguir soñando. Ophra le abrió con su programa y en la tele las puertas de la fama.
El sueña todavia con crecer y crecer pero regalando su invento. Llaman multinacionales. Viaja a Japón donde quieren que abra sucursales.
Dos días a la semana, devuelve a la sociedad hawaiana lo que los hawaianos pusieron en sus manos. Da clases a los niños de dieta y nutrición. Les enseña a comer como se debe, a beber un zumo cada día, a evitar el colesterol que regalan las hamburguesas de la tienda de al lado. Alcalde demócrata y gobernadora republicana elogian la tarea de un ciudadano ejemplar que se confiesa desraizado. Pablo González ha hecho realidad un sueño a manera y estilo típicamente estadounidense.
Pablo /hasta cuando chapurrea inglés/ solo dice y repite que ha madurado. "Solo dos años y estoy dispuesto a decir que lo he conseguido. Educar a mis hijos, pagar su educación es el compromiso. Me conformo solo con recibir de Lanikai Juice un 10 por ciento. El pez grande siempre se come al chico, pero ese diez por ciento /dice Pablo/ será suficiente para demostrar que he cambiado". Pablo habla y habla, sueña y sueña con los ojos muy abiertos. Nuestro amigo Pablo ha cambiado”
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