El chonismo tiene un nombre: Lucía
El espectáculo bochornoso del que anoche hicieron gala Omar y Lucía, rompe las barreras existentes hasta el momento de la estupidez y el ridículo apabullante.
Que Mercedes Milá expusiera lo obvio, que todos los concursantes de la casa tienen los mismos derechos, fue excusa suficiente para que los amantes de Teruel recibieran estar en la palestra y con un billete pagado de vuelta a Carabanchel como el notición del año, creyendo haber apuntado un tanto a su favor. Y nada más lejos de la realidad…
Una reacción absurda digna de estudio pero, adentrándonos en la cabeza de esta concursante que parece haber sido creada por y para una nueva edición de `Gandía Shore´ y `Las Joyas de la Corona´, podremos encontrar sentido –aunque algo retorcido- a sus actos.
Lucía es más que una choni de barrio, ¡es la exaltación elevada a la máxima potencia de todos los adjetivos que puedan ir de la mano de dicha definición! Prepotencia es estado puro, chulería incontrolada, maldad intrínseca y mala educación en cantidades industriales. Así es nuestra querida y entrañable Lucía.
Una chica cuyo único interés en entrar en Gran Hermano 15 se reducía a la idea de recuperar lo que ella considera suyo por derecho. Porque, llegados a este punto, no me creo ni una sola palabra de su alegato de fiel seguidora del programa con ansias de vivir la experiencia. ¡Menuda patraña!
Y es que, en mi opinión, el dicho “dime de lo que presumes y te diré de lo que careces” se cumple a rajatabla con esta concursante.
Lucía se ha empeñado en presentarse desde el minuto cero como una chica segura de sí misma, pero su comportamiento me hace ver todo lo contrario, ya que parece que su única finalidad en la vida radica en demostrar a los demás que ella es más que nadie.
Para Lucía, sin público no hay espectáculo. ¿Acaso creéis que la de Carabanchel habría tenido algún interés en recuperar su relación con Omar si este no se hubiera liado con Paula? En absoluto, porque si hubiera sido el caso, nunca habría dejado pasar la oportunidad de arreglar las cosas con su novio antes de que se marchara rumbo a Guadalix de la Sierra.
Su problema comienza cuando Omar asegura haber encontrado en otra chica algo mejor a lo que tenía con ella, ese fue el detonante que hizo poner en funcionamiento los engranajes de la cabeza de Lucía. Y no basado en su corazón roto, sino en su orgullo herido.
Puso en marcha su plan, recuperar a Omar y dejar claro a Paula que ella nunca podría estar a su nivel como contrincante. Pero Omar es una simple herramienta y las ansias de protagonismo de la joven no quedaban colmadas con ese simple hecho. Para Lucía es requisito indispensable sentirse superior a los demás, y para ello es necesario hacer de menos a Paula y humillarla de cualquier modo posible. De ahí sus continuas descalificaciones haciendo alusión a su cara, a su físico, a su inteligencia, a su pasado, a su comportamiento con los hombres, a la reacción que pueda causar en ellos…
Es como el típico niñato malcriado de 10 años que es incapaz de valorar lo que tiene, y que a pesar de contar con juguetes que no poseen los demás niños, no tiene ningún interés en jugar con ellos, y únicamente encuentra satisfacción cuando puede mostrarlos a aquellos que no lo tienen a su alcance, mientras que se empeña en dejar claro que lo que tienen es su poder los demás posee muchísimo menos valor.
Chincha rabiña que Mercedes Milá me ha dicho que soy igual de concursante que tú sin haber tenido que esforzarme tanto como tú, chincha rabiña que Omar prefiere acostarse conmigo en vez de contigo, chincha rabiña que soy más guapa y más inteligente que tú… ¡Estrategia infantiloide a más no poder!
Si Lucía no pudiera rebozar a nadie los logros que cree haber alcanzado, para ella no existiría ningún aliciente en conseguirlos. Es lo que tiene la maldad, que si no puedes destruir nada a tu paso, no te deja buen sabor de boca, ¿verdad chata?
Mientras, Paula busca refugio en los brazos del torero, pasando de bailar restregándose con él a dormir agarrados de la mano. Muchos se empeñan en ver una creciente carpeta en esta nueva alianza, pero para mí no se trata más que de un mecanismo de defensa de la hawaiana, que tras haberse sentido humillada e infravalorada por un hombre, busca seguridad en los brazos de otro. Y, si de paso, puede crear algún tipo de reacción en Omar, ¡pues mejor que mejor!
Porque no me creo para nada que Paula haya olvidado a Omar por completo tal y como ella asegura. Sus miradas expresan más que sus palabras y el hecho de haber querido que tanto Omar como Lucía estuvieran nominados a la vez es un claro síntoma de los verdaderos sentimientos de Paula.
Tras regresar a la casa de la sala de expulsiones, Yoli recriminó a Paula haber actuado con poca inteligencia. Según “la prima” si Paula se hubiera expuesto al público junto con Omar, se habría asegurado que este fuera el expulsado de la semana y así, a la semana siguiente le tocaría a Lucía ser la nominada y poder haberse librado de ambos en 15 días.
Una teoría totalmente acertada si las intenciones de Paula fueran las que dice tener, pero por mucho que la hawaiana asegure arrepentirse de su relación con Omar y ver en él una persona totalmente distinta, Paula únicamente quiere quitarse de en medio a Lucía, a quien culpa de la situación que está sufriendo.
Más tarde, Paula llegaba a expresar en voz alta que puede que la audiencia quiera expulsar a Lucía y mantener en la casa a Omar para saber si este volvería con ella… Y, por mucho que lo niegue, pienso que estos son los deseos más ocultos de la joven a pesar de pésimo trato que ha recibido por la parte del de Carabanchel.
Un comportamiento que ha dejado mucho que desear por parte de Omar y con el que ha demostrado lo poco hombre que es, llegando incluso a reírse de los insultos que Lucía dirigía a Paula asegurando que tiene “un ojo mirando para Cuenca y tener la cara de la comadreja de Ice Age”. Muy lógico que luego el defensor de Omar en plató se dé por ofendido cuando Mercedes Milá nombró el hueco en la dentadura que luce su amigo…
En resumidas cuentas, espero, deseo y os pido que Lucía sea la expulsada de la próxima semana. Y, aunque es cierto que en otras ocasiones hubiera dirigido mis votos en contra de Jonathan por el poco juego que está dando en la casa, dado lo sucedido en la casa durante los últimos días veo más que necesario dar un buen escarmiento a Lucía y hacer que se baje de su pedestal a base de un porcentaje que no deje ningún lugar a dudas sobre lo que la audiencia piensa acerca de ella.
Porque, la expulsión de Mayka, para mí no marca ningún cambio notable en Guadalix, pero sacar de la ecuación a Lucía marcará un antes y un después en el rumbo del programa.
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